Nuevos Comienzos...

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Han pasado dos años desde que supe algo de Axel y Mary, después de irme llorando sin saber a dónde iría, camine por horas y horas sin tener un rumbo definido, ya era tarde en la noche y estaba lloviendo, me senté en unos de esos banco que encuentras en la calle bajo la lluvia no me importaba nada ni siquiera el frio o que pudiera coger algún resfriado sólo sé que estaba destrozada y que la lluvia mostraba mi estado... rota.

Destrozada.

Estuve ahí envuelta en mis pensamientos cuando siento unas manos cálidas en mis hombros, levantó el rostro y veo a quien sin saber se convertiría en mi ángel de la guarda, veo unos ojos azules como el cielo y en ellos puedo ver la preocupación.

— ¿Estas bien?— Me pregunta una voz ronca. La preocupación grabada en su tono.

Levanto el rostro y unos hermosos ojos azules me saludan. La sonrisa en su rostro es calidad. Me mira y se da cuenta de mi estado puedo ver las lágrimas que corren por mis mejillas y son visibles aún bajo la lluvia.

— ¿Por qué estás aquí sola bajo esta lluvia, no sabes que puedes coger un resfriado? Además las chicas como tú no deben de estar en un lugar como este y mucho menos a estas horas. ¿Puedo ayudarte?

— Sólo si sabes cómo arreglar un corazón roto. — Digo irónicamente.

Veo que se sorprende por mis palabras, pero qué más decir si es la verdad. Nunca he sido de las personas que ataca a alguien, pero supongo que tener el corazón roto me hace ser una perra con este chico.

El me mira detenidamente y dice.

— Creo que sí... Se algo y es que solo pueden hacerte daño quien tú quieres que te lo haga. Nadie vale tus lágrimas, chica de la lluvia.

Chica de la lluvia, lo miro y el solo se encoge de hombros, y me da una sonrisa.

— Bueno supongo que tiene razón. Yo deje que ellos me lastimaran. Estupidez mía, no.

Ojos azules se queda unos segundo observándome sin decir nada. Después de lo que pareces minutos vuelve a romper el silencio cuando dice.

— ¿Cómo te llamas?— me pregunta.

Dudo en responder y se queda estudiándome por unos segundos

— Yo soy Jax. — me tiende su mano.

— Eisel.— le respondo

— Lindo nombre me gusta, te queda. Bueno ya que sabes que me llamó Jax y ahora sé que el tuyo es Eisel, ¿Quieres ayuda tienes un lugar a donde ir? ¿Porque mirando esa maletas y el estado en que te encontré puedo deducir que no?

Hay no hay que ser un genio para darse cuenta de la verdad.

— Supones bien, no tengo a donde ir. — Él me mira midiendo mi reacción a lo que dirá luego.

— ¿Quieres ir a mi apartamento?

Lo miro sorprendida. Éste tipo está loco o qué tan estúpida piensa que soy. Cree que iría con él a su apartamento.

— ¿Qué? Estás loco no te conozco y el hecho de que me hayas dicho tú nombre, no quita que seas un psicópata o un violador que recoge chicas inocentes y hace cosas horrible con ellas.— Le digo.

— Oh, wow, alto ahí! Para ahí, no soy alguna clase se maniático y te aseguro que no soy un psicópata.

Enserio piensa que le creo. Que no es eso lo que dicen los violadores.

— Esos es lo que dicen todos y luego apareces en la primera plana del periódico siendo un número más.

El solo se ríe por mi comentario.

Nunca Fui, Ella: El Comienzo De Todo. (0.1) (+21) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora