Volví al departamento luego de almorzar, le escribí a mi grupo de la universidad que estaba en la Capital, puse Netflix en la televisión elegí una película al azar y me acosté en la cama de Izan a pasar la tarde.
Me había quedado dormida, al despertar Izan estaba a mi lado aún en su traje de oficina, durmiendo. Se notaba tan indefenso, tranquilo y varonil, que podía estar mirándolo el resto del día. Le acaricié el cabello suavemente evitando despertarlo. Su celular comenzó a sonar en el velador y pegó un brinco mirándome exaltado, me quité de encima, se sentó en la cama y contestó el teléfono.
Aló – dijo al tomar su celular – si, estaba descansando, ¡¿Hoy?! Pero es lunes, no, no, ni se les ocurra venir – Colgaron.
¿Pasó algo malo? – pregunté sentada a su lado.
Son unos amigos, Alex está con ellos y quieren venir a pasar el rato –
Puedo quedarme viendo televisión para no incomodar – me recosté a su lado.
Puedes acompañarnos si quieres, no hay problema –
Tocan el timbre e Izan va a abrir.
Se escuchan unos gritos, y el tintineo de botellas.
Cuando ya eran las 9, tenía hambre así que me levanté y fui a la cocina tratando de pasar desapercibida, mientras el grupo estaba en la sala sentado en los sillones. Cogí de la fruta que había comprado abajo después del almuerzo, la comencé a cortar y me la serví en un bowl.
¿Becca? – miré hacia la puerta y estaba Alex en el umbral.
Le sonreí y fui a saludarle.Que gusto volver a verte – dije sonando lo más normal, dudo que supiera que Izan me había traído a su casa.
Lo mismo digo ¿Y qué haces por aquí? – dijo.
Moria de hambre, así que vine a prepararme algo – dije volviendo a lo mío.
Me refiero aquí en el departamento –
Bueno, dejé la clandestinidad – dije sonriendo nerviosa – el resto debes preguntárselo al dueño de casa. -terminé encogiéndome de hombros y tomando mi fruta para marcharme.
Al parecer eres su secreto – dijo Alex cuando estaba saliendo de la cocina.
No me siento un secreto – pensé cuando entré en la habitación, apagué la televisión y me fui a la mia.
Comía mi fruta cuando decidí ir a saludar.
Seguían sentados en los sillones, tomaban cerveza y vino, Izan al verme se levantó y me presentó a sus amigos, los saludé uno por uno y me entregó una copa de vino.
Solo vine a saludar – dije devolviendo la copa – no te preocupes.
Quédate un rato – me agarró por la cintura.
Accedí y me senté a su lado, contaban historias graciosas, eran bastante divertidos, aunque no sabía de quienes hablaban en sus historias y me ponía incomoda. Quería poder hablar con Alex, a quien conocía un poco más, pero al parecer él no estaba muy de acuerdo con mi presencia ahí, estaba bebiendo mudo en su lugar.
Me iré a dormir – le dije a Izan al oído y el asintió.
Ferrer – dijo Alex de pronto – ¿no le contarás a tus amigos sobre tu aventura?
Me había levantado para despedirme y quedé helada al escucharlo.
De qué hablas – dijo Izan seriamente.

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Ciegamente Ahogada
RomanceBecca relata los episodios previos a terminar la universidad, que le hicieron perder el control de su vida. Un día de verano mientras trabaja en la playa se encuentra con un hombre, que va a poner su mundo patas arriba a cuesta de secretos, engaños...