Eran las seis de la tarde y aún no recibía noticias de Izan. Estaba muy preocupada y mis manos temblaban; Elena se había conseguido mi número y llamaba constantemente para intentar comunicarse con él, al parecer ella siempre supo la verdad.
No sé a dónde más ir – dijo Alex entrando nuevamente por la puerta del departamento.Sigue sin prender su teléfono – contesté.
No sabía qué hacer, sentía tanta impotencia y pena por pensar en cómo se sentiría él en estos momentos. Aquel hombre había pasado noches terribles por la situación en que se encontraba el pequeño.
Alex lo buscó en casa de familiares, bares, casa de amigos y lugares que frecuentaban.
Yo seguía llamándolo y dejándole mensajes con la esperanza de que apareciera.Becca, me iré a casa, estaré atento a cualquier cosa, me avisas si vuelve aquí – dijo al despedirse.
Yo estaba muda en el sillón de la sala esperando que se abriese la puerta y fuera él.
Pasé la noche semi despierta en ese mismo lugar, arropada con una manta.Por la mañana alguien tocaba el timbre de forma desesperada.
Buen día –abrí la puerta, era un hombre alto con su pelo recogido y traje.
Como te atreves a decir los buenos días cuando mi hermano está desaparecido y es por tu culpa – entró dando pasos firmes y frunciendo el ceño.
Disculpa yo... - empecé a decir cuando él comenzó despojarse de su abrigo y puso su maletín sobre la mesa de la sala. – Soy la novia de Izan. No soy Elena.
¿Acaso no es la misma persona? – claramente este personaje no es alguien presente en la vida de Izan, le respondí que no y continuó – Alex, me dejó un mensaje preocupado porque mi hermano no aparecía y le he dicho que vendría por la mañana a ver cómo estaba la situación.
Sigue sin dar señales de vida – le dije y se puso a hacer unas llamadas ignorando mi presencia totalmente. Sin una presentación formal supe que su nombre era Amir, al parecer otro nombre hebreo en la familia.
Amir era una copia de él físicamente, aunque se veía mucho mayor que Izan y parecía ser una persona muy fría.
Deberíamos avisar a investigaciones – dije molesta después de unas horas en que su hermano solo caminaba por el departamento y revisaba el computador de Izan.Tranquila, Izan sabe cuidarse, es cosa de tiempo y volverá –
Estaba tan enojada con él, no entendía el dolor y la situación de su hermano.
No sabía cómo seguir, como dar con el paradero de Izan, estaba a punto de colapsar en la sala así que me dirigí a la habitación.
Me tumbé sobre la cama, cerré los ojos y comencé a recordar la voz de Izan la noche anterior, deseaba que cruzara la puerta y se colocara a mi lado para así poder tranquilizarlo o simplemente abrazar. Le diría que todo sucedió por una razón que uno no siempre llega a entender, que ese pequeño puede ser su hijo si él así lo desea, no teníamos como saber que Elena mentía sobre su embarazo.Aparece – dije para mis adentros – aparece y podremos alejarnos de todo esto, estaré contigo en todas.
Me levanté de la cama y eché un vistazo a su velador. Ese día no había llevado su reloj de lo abrumado que estaba, recordé lo poco que durmió y que al silenciar su alarma tiró unas cosas al suelo. Me acerqué a recoger sus pastillas para la jaqueca y perfume, junto al último había caído una instantánea que yo había tomado de la vista que teníamos en el almuerzo cuando fuimos a la casa del acantilado.
¡Dios mío, la casa! – vociferé.
Busqué mi mochila rápidamente, puse un cambio de ropa dentro y unas zapatillas.Creo que ya sé dónde puede estar – grite a llegar a la sala, Amir tapó el auricular de su teléfono. – Necesito que me lleves, solo se llegar en auto. – exigí.

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Ciegamente Ahogada
RomansaBecca relata los episodios previos a terminar la universidad, que le hicieron perder el control de su vida. Un día de verano mientras trabaja en la playa se encuentra con un hombre, que va a poner su mundo patas arriba a cuesta de secretos, engaños...