Pasamos la noche frente a la chimenea rodeados de cojines y mantas para el frio.
Desperté cuando ya había amanecido y pasaba el viento helado por debajo de la puerta de entrada, tenía el rostro congelado. Izan dormía plácidamente a mi lado, sin despertarlo me levanté del suelo rodeada con una manta y busqué mi celular. Estaba en la mesa del comedor y tenía un mensaje de Alex.Imagino que lo encontraste, Amir me ha llamado como loco diciendo que te llevaste su auto y aún no regresas – el mensaje lo envió ayer a las 9 de la noche – No creas que le di tu número a Amir, espero tu respuesta. – decía el siguiente mensaje.
Gracias por cubrirme, estoy con Izan. No te preocupes. – envié el mensaje y pude ver luego que eran las 8 y media de la mañana.
Volví con Izan y él ya estaba de pie levantando las cosas del piso y colocándolas devuelta en los sillones.
No quise despertarte – dije abrazada a su espalda y rodeándolo con mis brazos.
Tranquila, no me despertaste – su voz volvía a sentirse como cuando lo encontré.
Nos sentamos en el sofá.
¿Con quién hablabas? – preguntó.Con nadie, le enviaba un mensaje a Alex – le expliqué – me ha escrito anoche, supuso que te había encontrado y ha dicho que tu hermano está como loco por su auto.
Aún no creo que hayas podido venir en el – dijo esbozando una sonrisa divertida.
Antes de partir desayunamos en la terraza, en silencio y mirando el mar; nos devorábamos unas galletas de chocolate que Izan había comprado el día anterior.
Me gustaría saber cómo... cómo será mi vida ahora, sin él – fueron las únicas palabras sobre lo ocurrido que anunció antes de que ambos nos subiéramos a los autos y emprendiéramos viaje hacia la ciudad.
Recién un mes después Izan pudo sentarse a hablar con Elena. En el transcurso de aquel tiempo el verdadero padre del niño apareció en la escena y se hizo cargo. Es un supuesto amigo de Elena, un abogado con quién mantenía relaciones fortuitas hace mucho tiempo. Ella le lloró todo lo que pudo a Izan para que la perdonara, pero al mismo tiempo le dio las gracias por todo lo que hizo por su hijo, que por lo visto al tener un padre ya no lo necesitaba y se pondría mejor ahora que saben lo que padece. Fue muy fría con él, como si lo sucedido fuera algo que pasa todos los días en la vida de la gente. Izan lo único que hizo fue pedirle el divorcio oficial.
Podías darte cuenta lo destrozado que se sentía ese hombre por dentro, su historia con el que se suponía era su bebé terminó aquel día y no volvería a formar parte de su vida.Siempre quería estar solo, yo ya no iba a su departamento como antes y él rara vez visitaba el mío. Decía que no tenía tiempo, tenía un nuevo trabajo, no quería volver a ver a sus antiguos colegas, tenía vergüenza por lo ocurrido, no debía tenerla, pero la tenía.
Un noche me encontraba viendo una serie de Netflix con Bea, era las 10 y comienzan a llegarle mensajes que ignora hasta que le entra una llamada y se va de la habitación.
Era Alex – dice al volver, un poco sonrojada y se vuelve a sentar a mi lado algo inquieta.
¿todo bien? – pregunto
Me ha preguntado si deseo salir de fiesta con él –
¡Al fin se ha atrevido ese hombre! – pausé la serie y esperé a que continuara hablando.
Jajaj tranquila, le he dicho que no puedo, que estaba contigo –
¡que dices! Aprovecha, sal con él –
Bea fue a su habitación a maquillarse para salir. A los veinte minutos avisa el conserje que Alex viene subiendo al departamento.
¡Becca! – me abraza al abrirle la puerta y hacerlo pasar – pero que haces en pijama, ¡¡ven con nosotros!!
Se notaba que ya estaba un poco ebrio.
Es la despedida de uno de los chicos del grupo, hemos estado bebiendo desde temprano como podrás darte cuenta – me indica su rostro enrojecido.
No te preocupes – le respondí – me quedaré en casa hoy.
Anda, no lo vas a creer, incluso Izan se nos ha unido esta tarde. –
¿Qué? – me había sorprendido, Izan había dicho que no tenia tiempo para nada ese fin de semana. – ¿Izan anda contigo?
Oh no, él se ha ido con los demás al pub – contestó – yo he dicho que pasaría por Bea antes.
Si no quiso venir él contigo, quiere decir que no soy bienvenida – dije algo molesta.
No seas así Becca – dijo Bea saliendo radiante de su habitación. – Corre a cambiarte de ropa y acompañas.
Ya verás que Izan estará encantado –
Hice lo que me dijeron y me cambié rápidamente y salimos del departamento.
Tomamos un taxi al pub.Al entrar me sentí muy extraña, la gente ahí era en su mayoría mucho más alta que yo, la mayoría de las mujeres estaba muy arreglada, llegamos a la mesa de los chicos e Izan no estaba ahí. Alex nos ofreció unos tragos y fue por ellos a la barra mientras saludábamos al resto de gente sentada en el sitio.
Becca, necesito ir al baño – me comentó Bea al oído.
Te acompaño – respondí.
No, voy sola, nos encontramos en la barra, Alex ya está tardado y me está entrando la sed – dijo riendo. Nos levantamos y nos separamos en el camino.
Vi como Alex seguía en la barra y al ir acercándome pude notar que estaba con él. Izan estaba ahí, agarrando un vaso de lo que parecía ser whisky, se me dificultó reconocerlo, llevaba el pelo suelto y peinado hacia atrás, además de tener agarrada de la cintura a una mujer, claramente ambos estaban ebrios y divirtiéndose.
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Ciegamente Ahogada
RomanceBecca relata los episodios previos a terminar la universidad, que le hicieron perder el control de su vida. Un día de verano mientras trabaja en la playa se encuentra con un hombre, que va a poner su mundo patas arriba a cuesta de secretos, engaños...