esperando

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Suena el despertador. La paz y el silencio se rompen al instante y mis ojos cansados se abren lentamente.
-q...que es esto...?-extiendo el brazo aturdido hasta la mesita de noche y agarro el móvil, lo enciendo y su luz me deja ciego unos segundos "7:00h despertador instituto" leo en la pantalla, -me quiero morir...- murmuro desesperado. Al final me levanto con un suspiro y consigo andar a modo de zombie hasta el baño. Miro mi reflejo,el chico del espejo tenía unas legañas horribles, marcas del cojín en las mejillas y unas ojeras de película de terror, -que cara de mierda tienes hoy chaval- le digo, no parece importarle demasiado.
Nunca he sido de esa gente que desayuna por la mañana, me dan ganas de vomitar solo de ver comida a estas horas,así que vuelvo a mí habitación y me pongo un par de vaqueros azules y una sudadera cualquiera, como siempre no he hecho la mochila,~soy un desastre~ pienso. Con algo más de conciencia de mi ser cojo las llaves,la mochila,y bajo las escaleras hasta el portal.
~se nota como refresca,el verano se acaba y llega el frío- subo al bus todavía cansado,hay mucha gente hoy.
Llegué al instituto antes de lo esperado y ella estaba allí, esperando algo,alguien,o tal vez nada en absoluto. -hola- la saludo,no me contesta,-ayer fuiste a casa al final?- le pregunté pensando en la conversación tan extraña de ayer,
-no.- dijo en un murmullo.
Las puertas del instituto se abrieron y todos empezaron a entrar, la perdí de vista entre la multitud,pero al entrar en clase estaba sentada en su pupitre como ayer, ~que rápida~ pienso.
Las primeras tres horas transcurren normalmente, ningún profesor sufre accidentes misteriosos por culpa de una pizarra mal colgada, y la chica de negro por su parte creo que intentó no llamar mucho la atención.

El timbre sonó, y empecé a oír sus quejas acercarse a mí peligrosamente,me reí inmediatamente al ver su misma cara de disgusto de todos los recreos, -de que te ríes tonto?- me dijo con su voz de niña pequeña, no pude evitar partirme de risa.
Fuimos a hablar en la misma esquina del día anterior, -quienes eran los de ayer?- me preguntó, -no nadie,dos de cuarto- le contesté con la esperanza de que el tema se desviase, -vale- me dijo. -luego toca educación física- dije después de un incómodo silencio,
-eso es lo de correr y saltar?- me preguntó abriendo sus grandes ojos al máximo, -sí, que te pasa con educación física?- le pregunté extrañado, -nada, solo no me gusta- dijo sonrojándose, -pues dudo que puedas hacer algo al respecto, ni el fin del mundo podría evitar la clase de gimnasia del profesor Antonio- la informé, -bueno,quizá la lluvia- añadí pensativo. -oye me vas a enseñar el instituto?- me preguntó vergonzosa, ~a que viene eso~ pensé,
-claro,cuando quieras- le contesté,
-aha- dijo ella en voz baja, como si la hubiese decepcionado. El recreo terminó y nos dirigimos hacia los vestuarios,todos  entraron,menos ella.
Salí del vestuario de chicos con ropa deportiva y la ví con sus botas negras en el patio.
Estaba mirando el cielo, hasta que llegó Antonio -señorita vaya a cambiarse inmediatamente!- ella siguió mirando el cielo sin decir palabra, -señorita!Voy a verme obligado a echarla de mi clase!- gritó el profesor perdiendo la paciencia.

-no puede echarme señor, ya estoy fuera- dijo ella con su dulce y pequeña voz, cerró los ojos y se puso sobre las puntas de los pies. Una brisa helada recorrió las profundidades de mi corazón, y una sustancia suave y blanca cayó del cielo en el momento en el que sus ojos negros se abrieron.
Estaba nevando en septiembre.
La nieve se peleaba con la blancura de su piel y el sol se escondió asustado en una luz pálida reflejada sobre el suelo del patio.
Los copos de nieve caían y se posaban delicadamente sobre su pelo, sus botas, y mi ser.
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-como puede nevar en septiembre?- dijo el profesor asombrado, -bueno chicos, podéis iros a casa si lo deseais, la clase queda anulada por las condiciones atmosféricas tan peculiares de hoy- comunicó resignado.
Fui corriendo hasta la salida, rebosaba de una extraña felicidad y un millón de dudas.
Yo la estaba esperando ansioso, no sé exactamente porque. Quería preguntarle muchas cosas, y quería respuestas de verdad esta vez.
Esperé 5 Minutos, 10 minutos, y media hora después seguía allí como un imbécil.
Ella no vino.

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