nuestra cafetería

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Andamos juntos bajo aquel tímido sol de septiembre.
Los árboles desnudos parecían observarnos al pasar,pero ella no se daba cuenta.
A su lado siempre tenía sensaciones extrañas.

Me dejé arrastrar por aquella niña pequeña hasta una cafetería al lado la plaza del dos de mayo.
El lugar era un tanto extraño, -vamos! Que esperas tonto?- dijo empujándome dentro, las puertas de hierro y cristal se abrieron de golpe y me encontré delante a un pobre camarero,
-b...buenas tardes y bienvenido- dijo asustadizo
-oh! Buenas tardes señorita!- añadió sorprendido
-hola Colin!- dijo entrando como un huracán a toda prisa,
Colin era un chico joven, de unos veinte y pico años, su pelo castaño le caía sobre la frente y su voz temblaba.
Sus ojos oscuros resaltaban en su rostro por culpa de su tez tan blanca, de echo eran muy parecidos a los de ella.

-ven Mateo! Vamos a sentarnos aquí!- chilló emocionada señalando una mesa al lado de la ventana.
Sonreí divertido, como puede ser tan aniñada?

Me senté en frente suyo, y la observé detenidamente unos instantes, era realmente bella.
-que miras tonto?-dijo tapándose la cara con las manos, los dos nos reímos. No había mucha gente en esa cafetería, ambos nos quedamos en silencio observando las personas que estaban sentadas en las otras mesas; una madre y su hijo pequeño, una pareja, y un chico joven.

-sabes tengo un pasatiempo muy peculiar- me soltó sin dejar de mirar a su alrededor,
- me entretengo adivinando la vida de los que me rodean cuando me aburro- añadió sería,
Me quedé perplejo intentando entender lo que quería decir,
-mira ese chico por ejemplo- dijo indicándolo con la mirada.
Un chico joven estaba sentado al lado de la barra, tenía un café sobre la mesa y un periódico en la mano.
-que ves de raro en ese chico?- pregunté en voz baja,
Ella sonrió pícara,-no es lo que veo, sino lo que tú no ves-
-que? No entiendo-

-ves su camisa? Está muy arrugada,eso es que se acababa de despertar y al ver que era muy tarde la ha cogido del montón de la ropa sucia y se la ha puesto- afirmó convencida,

-además tiene una mancha naranja en la manga derecha, que yo sepa el café no es naranja- dijo entre risas,

- por cierto, puedo ver su móvil desde aquí, ha recibido un mensaje de un número que no ha guardado,por lo que debe ser alguien que no conoce mucho, quizá un compañero de otra clase?- me preguntó pensativa,

-puedo jurarte que ví su cara al leer el mensaje, y es la cara que pones cuando se te ha olvidado algo importante, déjame pensar...si, un trabajo debe de ser- siguió deduciendo,

-antes no parecía tener el mínimo interés en el periódico, pero al leer el mensaje se lo ha pedido inmediatamente a Colin, y ahora lo está mirando en busca de una noticia de "candente actualidad" que es exactamente lo que pone como título en el cuaderno que sujeta en la mano izquierda- dijo fingiendo pensarlo detenidamente,
-estoy asombrado -que dije burlón, -y colorín colorado este cuento...?-
- ...no se ha acabado.- dijo con una sonrisa desafiante,
-en la portada de su cuaderno hay una J escrita en boli, su nombre es James- terminó.
-vamos Sherlock,algo más?- pregunté poniendo los ojos en blanco,
-si.Ahora vas y se lo preguntas "Watson"- contestó tranquilamente.

-que?! Se va a creer que estoy loco!- protesté,
-Los mejores lo están- dijo guiñándome un ojo a modo de broma.

Me levanté y tragué saliva mientras me acercaba a ese chico sentado al lado de la barra,
-hola, oye tienes un momento?- le pregunté vergonzoso,
-realmente no...pero dime- dijo sin levantar la vista del periódico.
-tu estudias periodismo en la universidad?-le consulté,
-así es,tanto se nota?- siguió diciendo mientras miraba en periódico,
-vale... sé que puede sonar raro pero no será que por casualidad...- y le conté todos los disparates que se había inventado ella.
Cuando terminé hubo una pausa muy incómoda en la que aproveché para mirar hacia nuestra mesa y fruncirle el ceño.
Mientras la miraba reírse de mí sin piedad, noté que la mirada del chico se había levantado del periódico y me estaba observando con asombro.
- me estáis espiando? Eres una especie de acosador o algo así?! Será por haber dejar abierto el Facebook...- dijo con algo de miedo en sus ojos,
-no no! Es que...es muy largo de explicar, en fin... Una última cosa, te llamas James verdad?- dije nervioso,
-Jonatan- me corrigió.

Volví a mi mesa rápidamente,
-jonatan- le dije
-nadie es perfecto- me contestó encogiéndose de hombros.
Llegó Colin a preguntarnos qué deseábamos, y nos dimos cuenta que nisiquiera habíamos mirado la carta, bueno, por lo menos yo.
-lo de siembre señorita?- dijo Colin echándole una mirada de complicidad,
- me lees la mente! Si por favor!- dijo entusiasta,
Lo "de siempre" parecía ser lo mejor del mundo,
-para los dos?- preguntó él,
- si gracias C- le dijo ella,
-C? Vienes mucho por aquí o os conocías antes?- le pregunté mientras Colin se alejaba con una sonrisa en los labios.
- las dos cosas- me contestó riendo.
La conversación se vio sumida en un silencio extraño, ambos miramos por la ventana distraídos ,estaba nevando de nuevo.
Miré mi reflejo sobre en el cristal de la ventana, luego la miré a ella, parecía cansada pero feliz, sus heridas seguían abiertas, aunque por suerte ya no sangraban. Me preguntó que habrá echo con Joan y Bruno.
Después de unos minutos aparto la mirada de la ventana y veo acercarse la silueta de un hombre mayor vestido de etiqueta, este
Llevaba una bandeja que dejó encima de nuestra mesa.
-hola pequeña- dijo amablemente, ella se dió la vuelta y sonrió de oreja a oreja, como suele hacer.
-hola!!- contestó levantándose para dar un abrazo rápido al hombre,
- te presento a William, William este es Mateo- dijo con Alegría, el hombre me miró de pies a cabeza, -mucho gusto Mateo, yo soy el dueño de la cafetería- dijo con una sonrisa.
-un placer,su cafetería es muy bonita...- dije mirando a mi alrededor, él soltó una carcajada, - es muy antigua eso sí, pero gracias, eres un buen chaval- dijo pasándome una mano por el pelo.
Dos personas entraron por la puerta de la cafetería, -bueno, os dejo, tengo que atenderles, que disfrutéis- dijo amablemente.
- y contigo voy a hablar luego de lo que tienes en la cara- añadió echándole una mirada a ella.
- es tu padre?- le pregunté,
-No pero casi- me contestó riendo.
Me fijé en a bandeja de que William había dejado sobre la mesa.
Había dos tazas de chocolate con canela, que que echaban humo de lo calientes que estaban.
Ella cogió una y se la llevó a la boca enseguida,
- que esperas tonto? Están de muerte!- se quejó,
-pero si están ardiendo!- le dije boquiabierto,
-que va!- contestó riendo.
Después de tomar el chocolate salimos a la calle para ir hacia casa, la plaza del dos de mayo estaba totalmente blanca, era realmente un espectáculo, hacía mucho frío y la nieve brillaba a nuestro alrededor.
Llegamos hasta la esquina del instituto y como de costumbre cada uno se fue por su lado, sin saludarlos siquiera, nunca nos despediamos,
No sé exactamente el motivo.

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