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En España existen comunidades autónomas (son algo así como provincias; son una zona).

Catalunya es una de ellas. Y, desde aquí, nos sentimos explotados por España; tenemos un trato desigual respecto al resto de comunidades autónomas. Siempre que hemos pedido pactar o hablar para recibir un trato más justo, nos negaban la negociación.

Así pues, desde Catalunya, se ha querido hacer un referéndum para ver qué quería el pueblo. Se nos preguntaba si queríamos independizarnos para tener nuestra autonomía de gestión de la economía (entre muchos otros problemas que queríamos solucionar con España) o, por contra, queríamos seguir en un país que nos trata de forma muy inferior al resto de comunidades.

Pero el gobierno español no quería que hiciéramos un referéndum, no quería dejarnos votar (un derecho humano), opinar y expresarnos. Se pasó el derecho de expresión de su pueblo por el forro. Mandaron a la policía militar (Guardia Civil) a robar el material electoral (y, aunque ahora el Gobierno niega que lo hiciera, a atacar a los votantes).

Agredieron a los ciudadanos, aquellos que iban con una papeleta de votación en la mano, no con un arma. Salieron heridos más de ochocientas personas e incluso falleció un hombre mayor. Agredieron sexualmente a una chica y dejaron a un niño de seis años (UN NIÑO QUE NO PUEDE VOTAR, NO PUEDE ELEGIR IRSE DE ESPAÑA) paralítico.

Y bueno, ya no es tanto por la independencia en sí, sino por el derecho de votación y de expresión, por la democracia. Es una agresión a nuestros derechos humanos y a nuestro derecho de expresión.

Lunes 2 de octubre de 2017; 15.50h.

Bittersweet fairytalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora