Capítulo 13

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  Louis subió rápidamente las escaleras y entró precipitadamente a la sala contigua al cuarto. No recordaba dónde podía haber quedado ese archivador pero trató de recrear la escena.

—Entonces yo estaba aquí, y escuché los ruidos. Entonces me moví hasta aquí, tuve que haberlo dejado en éste.

Louis tuvo que revisar dos veces en los mismo archivadores, pero su apellido no estaba. Por las dudas se fijó en el año en que él llegó, quizás la Directora ya lo había acomodado. Pero no estaba. Entonces se fijó en todos los años que estaban cerca de la mesa donde podría haberlo dejado.

—Mierda, mierda, mierda —Su vista iba a una gran velocidad acompañada de sus manos, que corrían nombre tras nombre y ninguno era de Louis. 

 Sentía muchas ganas de vomitar. 

*

—Él... se fue al baño. ¿Necesita algo, Directora?

—No, nada, escuché ruidos extraños.

—¿Ruidos, dónde? —la Directora no respondió y empezó a dar vueltas en la cocina, observando todo por allí.

Harry la miraba de soslayo, ¿cómo podía ser tan insoportable?

—Él no se sentía muy bien, ¿sabe? Quizás tarde un buen rato.

—Lo sé, estaba actuando muy raro, ¿no?

La Directora se paró detrás de Harry, y él sintió un fuerte dolor estomacal. Sentía la respiración de Farrel justo por encima de él. Se sintió amenazado.

—¿Comió algo que le cayó mal?

—Creo que la pasta de anoche.

La Directora carraspeó la garganta.

*

—Maldita mierda, ¿dónde estás?

Los dedos de Louis pasaban por cada línea que ponía los nombres de los ingresantes. Sus ojos comenzaron a aguarse, joder, no podía tardar mucho tiempo o metería en problemas a Harry.

—Aquí estás.

Se detuvo mirándolo. Antes de devolverlo a su lugar, quería leer para sacarse las dudas sobre lo que decía sobre sus hermanos y quizás... leer un poco más de la historia de Harry. Sus manos temblorosas abrieron el informe.

*

—¿Necesita algo, Directora? —se atrevió a preguntar de vuelta.

—¿Qué pasa, Harry? ¿Te molesta que esté aquí? ¿Hay algo que quieras esconder?

—No, Directora. Lo que pasa es que usted nunca viene por aquí, entonces yo quiero saber si busca algo en especial, pero no me importa que se quede aquí, es decir, usted es la Directora...

—Ya cállate.

*

—¡Lou! Al fin, creí que moriría antes que tú.

—¿De qué hablas?

—La Directora ha venido aquí, Lou, ¿desde cuándo ella viene? ¡Se ha puesto atrás mío! Me ha preguntado cosas incómodas. Y no me ha tratado mal, no entiendo.

Louis no le prestaba atención. Se sentó en la mesa de la cocina y tomó un pan.

—Ese pan es mío, pero te lo doy.

Louis no contestó y Harry notó que seguía raro.

—Oye, Lou, ya está —se acercó y pasó un brazo por el cuello de su amigo para abrazarlo —. Ya pasó, todo salió bien.

Pero Louis comenzó a llorar y Harry no entendía que pasaba. No dijo nada, sólo se limitó a acariciarlo.

—Hay tantas cosas que no sabemos Harry. Estamos metidos en una vida de mentiras. ¿Quién sabe que más nos están escondiendo? Incluso cosas que nuestros propios padres nos ocultaron. Y ellos ya no nos dirán nada, porque no están.

—¿Qué has leído, Lou?

—No tendría que haberlo leído, Harry, tendría que sólo haberlo metido en su lugar y bajar. ¿Para qué leí? Ahora nadie va a darme las respuestas que quiero. Y siento mucha impotencia.

—Si nadie te va a dar las respuestas, búscalas tú. Y si no las encuentras, olvídalo, ¿para qué vivirías atormentado por ello?

—Harry, no entiendes...

—Quizás no sé de qué hablas, lo único que sé es que hay cosas de las que mejor pasar.

—Joder... ¿cómo reaccionarías si te dicen que tu hermana no está muerta? ¡¿Cómo?! Ella podría estar en cualquier lugar del mundo, y tú no sabes nada de ella, porque te mintieron y te encerraron aquí... ¿cómo... reaccionarías?

Louis cayó en la cuenta de que había metido la pata bien hasta el fondo.

—No lo sé, Lou. Yo sé que mi hermana está muerta y listo. Ella no está viva... —dijo bajando la voz —, ella está muerta, ¿cierto?

Louis no respondió.

—¿También has leído mi informe?

—No importa, Harry, mejor hay cosas de las que pasar, ¿no?

—Louis...

—Para.

—Mi hermana murió, yo lo sé... —Louis miró a Harry y notó que comenzaba a entrar en una clase de ataque de pánico.

—Tranquilízate.

—Gemma murió, yo la vi morirse. Tú no debiste leer eso, Louis.

Harry comenzó a caminar lentamente hacia atrás. Quería alejarse de esa tormenta. Louis se levantó de la silla, quería contener a su amigo.

¿Qué hice?

Harry salió corriendo de la cocina por la puerta trasera.

—Harry. 

Gélidos || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora