Gélidos || Larry Stylinson

Capítulo 2

  Louis había olvidado programar su alarma, por lo que el niño de rizos lo estaba despertando.

—Vamos, despierta —sacudía el cuerpo de Louis.

Louis vio como el niño parecía muy asustado.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Louis mientras se sentaba en la cama.

—Tienes que levantarte. Sino la Directora te matará, no importa que sea tu primer día. Por favor, baja a desayunar, yo tenderé tu cama.

—¿Tu desayunarás con nosotros?

—Yo ya desayuné. Te toca a ti. Vístete —ordenó —, no te lo vuelvo a repetir.

Louis rió ante la falsa mirada amenazante del niño. Sin embargo, se alistó y bajó a desayunar.

Todos ya estaban perfectamente acomodados en la larga mesa, y cuando entró en el comedor, todas las miradas se posaron en Louis.

—Louis Tomlinson —dijo la Directora Farrel —, hemos tenido que atrasar el desayuno por su culpa. ¿Sabe lo grave que esto puede resultar?

Louis la ignoró mientras se sentaba junto a los demás niños y comenzó a hablarle al niño que tenía a su lado, Patrick. El día anterior ese niño había sido el único que se había acercado a hablar con él en la hora de juego.

 La Directora levantó sus cejas y carraspeó la garganta. La dulce voz del niño era la única que se escuchaba, los demás se encontraban en silencio, incluso Patrick.

—Louis Tomlinson —llamó la Directora. Louis la miró —. No voy a permitirle que me falte el respeto. Se lo dejaré pasar porque es su primer día aquí, quizás no conoce del todo las reglas, pero me encargaré que se las sepa todas. De la primera hasta la última. Las estudiará si es necesario, ¿le queda claro?

Louis asintió pero no le dio importancia y continuó hablando con el niño pese a que éste le hacía señas para que se callara.

La Directora ignoró el comportamiento del niño e hizo señas para que comenzaran a servir el desayuno.

Louis vio como el niño que tanto despertaba su curiosidad servía el desayuno. Cuando llegó a su lado y le sirvió, Louis le agradeció muy contento, sin embargo, La Directora le dijo que no podía hablar con los esclavos.

—¿Esclavos?

—Veo que hay muchas cosas que son nuevas para usted, Louis. Luego del desayuno, te daré las reglas, y para las seis de la tarde quiero que las sepas todas.

Louis no dijo nada y miró a los demás niños; ninguno de ellos parecía en contra. Dicho y hecho, la Directora le entregó la lista a Louis para que la estudiara.

—¿Tengo que saberme todo esto para las seis? ¡Es imposible! Es que no me da con los horarios, ¿en qué momento tendré tiempo para estudiarlas? ¡Son muchas!

—Su madre estará pagando mucho dinero para que usted reciba la mejor educación. Su madre no quiere sentirse decepcionada, así que demuestre que no es un niño estúpido —dijo la Directora, aunque quisiera parecer buena y motivadora, parecía más bien una bruja, y se marchó antes de que Louis pudiera volver a reprochar.

—Estoy seguro que mi madre no quiere esto para mí —murmuró.

—Entonces ¿por qué crees que te dejó aquí? —Louis se volteó y se encontró con un niño de cabello negro y ojos oscuros.

—Ella no podía cuidar de mí. ¿Tú quién eres?

—Yo soy Zayn. Y mejor haz lo que te dicen, porque no querrás terminar como él —señaló al niño de rizos, que estaba lustrando los zapatos del profesor de Francés.