Capítulo 5

36 3 0
                                    

1960.

—Me imagino que ya está todo listo para la víspera de Navidad.

—Sí, Directora —respondieron los niños al unísono.

—Entonces no los quiero ver más hasta mañana.

Los niños subieron a su cuarto, pero antes de entrar, Niall los detuvo.

—Sé que hoy es tu cumpleaños, Lou. También fue el de Charlie, y pude guardarles esto.

El niño les mostró un pedazo de pastel que tenía escondido detrás de su espalda.

—Feliz cumpleaños, Lou.

—¡Gracias, Niall! —gritó Louis entusiasmado.

—Shhhh —rió Niall. Sus esfuerzos para hablar bajito iban a ser en vano si Louis gritaba —, sé que no es la gran cosa, pero es lo único que pude guardarles para los dos.

—Muchas gracias, Niall, de verdad —dijo Harry.

Niall bajó nuevamente las escaleras y los niños se metieron al cuarto.

—Imaginemos que tiene una velita —propuso Harry.

Harry le cantó el feliz cumpleaños a su mejor amigo. Ese era tercer cumpleaños que pasaban juntos y al igual que en los dos anteriores, Louis lloró.

Luego de comer el pastel, esperaron para escuchar los fuegos artificiales.

—Feliz navidad, Hazz.

—Feliz navidad, Lou.

Harry pasó el brazo por el cuello de Louis, y éste se apoyó en el hombro de Harry.

—Vamos a dormir, mañana nos espera un día muy largo —dijo Louis.

Como los platos del banquete quedarían en la cocina, los niños se deberían encargar a la mañana siguiente de limpiar todo y preparar el desayuno, por lo que debían despertarse a las cuatro, dos horas más temprano de lo habitual, para asegurarse de que todo estuviera en perfecto estado.

Harry escuchó llorar a Louis.

Louis se preguntó cómo hacía Harry para ser tan fuerte, sin embargo, Harry también lloró, pero en silencio. Él había aprendido a llorar sin hacer ningún sonido, pues al principio, cuando todo comenzó para él, no podía dejar de llorar. Pero entendió que las lágrimas no curaban nada, que por más que llorara todo un día entero, él no volvería a Holmes Chapel.

Aquella noche helada, durmieron en la misma cama para poder juntar las dos sabanas y cubrirse un poco más del frío.

Oyeron como los otros niños se divertían en la nieve, pero no desearon estar ahí. Desearon tener algo con lo que taparse del frío que sentían y que los estaba enfermando. 

Gélidos || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora