Los días siguientes fueron bastante duros, mucho más duros que todos los días anteriores. La Directora los trataba peor, de alguna forma los tenía castigados. Cada cosa que hacían, para ella estaba mal; no importa cuánto hayan seguido las órdenes, simplemente estaba mal y listo.
Estaban hartos pero no podían quejarse, al final terminaron creyéndose que la culpa la tenían ellos y que no deberían haber intentado marcharse.
—Chicos —era Liam, se había acercado a la cocina en el horario de descanso, media hora antes de la merienda —, mi madre ha venido a visitarme hace unos días y me ha traído unos libros. Y me gustaría dárselos a ustedes.
Louis y Harry miraron con ojos brillantes tres libros.
—Oh, ¿de verdad?
—¡Gracias, Liam! —dijo Louis abrazando a su amigo —Eres genial.
—No es nada chicos. Todavía no hemos hablado desde aquella vez. Les juro que con Niall no hemos dicho nada, la Directora se dio cuenta sola al ver que no bajaban a preparar el desayuno. Por un momento creí que todo saldría bien.
—Nosotros también lo creíamos, pero bueno, en fin... gracias, Li.
—¿Volverán a intentarlo? —preguntó Liam echando una ojeada detrás de él.
—No creo —respondió Harry sonriendo con amargura —, fue un golpe bajo.
—De todas formas, me alegro que estén bien.
Liam se acercó a abrazarlos.
—Los quiero, chicos.
Louis golpeó disimuladamente el brazo de Liam.
—Cuanto cariño hay por aquí —dijo la Directora desde la puerta de la cocina. Su voz no era amenazante, lo que provocó que los tres adolescentes sientan más miedo —, me gustaría saber qué haces por aquí, Payne.
—Yo... —Liam se puso muy nervioso, nunca había tenido problemas con la Directora, lo que a fin de cuentas, debería beneficiarlo en ese momento.
—¿Tú...?
—Él sólo se puso contento porque nos pidió que le preparemos algo especial, y nosotros aceptamos —mintió Louis. Farrel miró detenidamente a Louis, luego a Liam, y volvió a Louis. Él trató de no moverse ni un poquito, ni siquiera pestañeó, para que no se notara que estaba nervioso y mintiendo.
—Pedir algo especial para ti también está fuera de las normas, Liam.
—Lo sé, no volveré a hacerlo. Lo siento.
La Directora no se marchó sin ver como Liam salía de la cocina y continuó mirándolo hasta que desapareció completamente. Volvió a mirar a Louis y observó los brazos que los tenía hacia atrás, como si estuviera escondiendo algo.
—¿Qué tienes ahí atrás?
—Nada, Directora —dijo muy nervioso y la Directora lo notó.
—Muéstrame tus manos.
Louis dudó unos segundos y sintió la mano de Harry tomando los libros que estaba escondiendo, entonces lentamente, llevó las manos hacia adelante para mostrar que no tenía nada.
Para suerte de Harry, la Directora se marchó sin pedirle a él que le mostrara sus manos. Cuando ya no la veían, los hombros de ambos jóvenes se cayeron hacia abajo, ya que los tenían muy tensionados por los nervios.
—Por un momento creí volver a sentir la picana —comentó Louis.
Harry y Louis pasaron todo el día como todos, pero esta vez la Directora se esforzó en hacerlos trabajar un poco más. De hecho, limpiar el patio era algo de lo que se encargaba el jardinero, pero esa vez tuvieron que hacerlo ellos. A Harry le gustó mucho estar entre las flores, y se guardó algunas en su bolsillo.
—Quizás sea una advertencia, ¿no crees? Como para que nos portemos bien sino nos encerrará allí de vuelta.
Luego de limpiar el jardín, Farrel les dijo que debían limpiar las habitaciones del cuarto piso, el de los profesores. Los profesores no solían vivir allí, pero algunas veces pasaban varios días, como cuando había exámenes y los alumnos tenían más horas de estudio y clases.
Sólo tenían dos horas para limpiar porque a las siete y media debían comenzar a cocinar la comida para la cena. Así que decidieron que lo mejor era tomar cuartos diferentes. Louis se fue para el pasillo derecho y Harry para el izquierdo. Cinco cuartos para cada uno.
Cuando Louis terminó con los primeros cuatro, seguía el de Farrel. Aunque fuera extraño, su cuarto era el más pequeño. A pesar del asco que sentía por esa mujer, disfrutaba limpiar su habitación porque no habían muchos muebles y lo único que le llevaba más tiempo, era el suelo. Sin embargo, el cuarto de Farrel tenía una puerta que llevaba a otro cuarto, donde estaba prohibido entrar. Louis observó la hora en el despertador de la mesita de luz, y vio que aún había tiempo. La Directora estaría ocupada en la planta baja, por lo que no iba a subir a su cuarto.
Louis se llevó una gran sorpresa al notar que la puerta estaba abierta, así que no perdió tiempo y entró a la sala.
Había una mesa en medio con una gran silla. Había un librero con libros sobre pedagogía y lo demás eran pequeños muebles con archivadores. Todos contra la pared y rodeando toda la sala. Los archivadores contenían la información sobre cada alumno que había pasado por el Internado, y le dio curiosidad saber qué decía el de Harry. Buscó el año en que Harry llegó y según lo que él le había contado, fue en 1956 y a continuación busco la "S" de Styles; el apellido de Harry.
La tapa de la carpeta decía "Harry Styles, 6 años, 1956"
Cuando abrió la tapa se encontró con una foto del día en que llegó al colegio y sonrió. Harry tenía una sonrisa hermosa y en aquel momento, todavía no tenía sus rizos.
—Que adorable —murmuró. Y siguió leyendo.
Explicaba que la señora Jennifer Cox, lo había dejado en el internado, supuso que era su tía. Y contaba lo que le había pasado a su familia y evidentemente, en su casa hubo una pérdida de gas, y para suerte de Harry, él no se encontraba allí, sino que esa noche había ido con sus abuelos. Sin embargo, su hermana tampoco estaba muerta y él le había dicho que sí lo estaba.
También decía la fecha en que las cuotas dejaron de ser abonados, y fue al segundo mes. Su tía sólo había pagado la primer cuota.
Decía la fecha de la muerte de la abuela de Harry, que había sido el año pasado y que su abuelo, un mes después y hasta la actualidad, se encuentra en un geriátrico.
¿Por qué no se le informaron estas cosas a Harry? pensó. A él seguramente le gustaría saber sobre su familia.
Dejó de lado la carpeta de Harry y sintió fuerte curiosidad por la suya, pero a la vez sintió mucho miedo. No estaba seguro de querer leer lo que diría sobre su madre o su padre. Se buscó en la fecha en que llegó y por su apellido. Y allí estaba.
A diferencia de Harry, él no estaba sonriendo en la foto. Aún podía sentir el miedo que sentía aquél día en que llegó.
Comenzó a leer su ficha, comenzaba con sus datos y los de su familia.
Padre: Ryan Tomlinson.
Madre: Johannah Tomlinson. Muerte: 9 de septiembre, 1958. Causa: suicidio.
Antes de poder continuar leyendo, escuchó ruidos en el cuarto de Farrel. Echó una rápida ojeada y vio que debajo hablaba sobre hermanos y abuelos.
—Pero si yo no tengo hermanos...
Pasos. Muchos pasos acercándose a la sala.
Su corazón comenzó a latir fuertemente, metió su folio en una fecha que no correspondía con su año de ingreso ni su apellido, sin embargo, lo que más le importaba en ese momento, era su vida.
Se escondió rápidamente detrás de la silla, al cabo de unos segundos, vio unos zapatos desgastados y un viejo pantalón que no llegaba a cubrir los talones.
—Oh, Harry, eras tú —dijo levantándose del suelo y llevando una mano a su corazón.
—Lo siento, Lou, no quise asustarte, es que ya terminé de limpiar y me preocupaba no encontrarte. ¿Qué es este lugar?
—Nada, Hazz, vamos —Louis tomó del brazo a su amigo y se marcharon.
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Gélidos || Larry Stylinson
FanfictionLabios partidos, manos heladas, pies lastimados, pero todavía con la esperanza de tener una vida de verdad. Inspirada en la película "La princesita" de Alfonso Cuarón.