—¡Evie! —gritó Neil desde la puerta.Pero ella lo ignoró; siguió y siguió corriendo hasta que se dio cuenta de que no tenía ni idea de dónde estaba ni de cómo volver.
«Genial. Ahora tendré que pedir ayuda.»
Se sentó en un banco de mármol que encontró en una pequeña plaza para descansar tras la carrera. Se sentía agotada.
Tras unos minutos de reflexión, Evie empezó a pensar que tal vez su reacción había sido desmesurada. Al fin y al cabo, no tenían nada y solo se conocían desde hacía un par de semanas. Se había hecho alguna que otra ilusión, pero si Neil correspondía los sentimientos de Mikael... ¿Qué podía hacer ella? Tendría que alejar cualquier sentimiento romántico que tuviera hacia el chico y apoyarle como buena amiga. Porque sí; querría seguir siendo su amiga.
Lo que no acababa de entender era que si Neil pensaba de esa manera en Mikael; ¿por qué la abrazaba de esa forma? Habría jurado que ambos sentían algo.
—«Evie, soy Gael» —dijo en su cabeza de pronto.
—«¿Qué quieres?» —le contestó ella de malas maneras. Su mañana ya había sido bastante movida como para que ahora apareciese él.
—«Quisiera hablar contigo. Sé que estás en la Ciudad de Arena; te he visto pasar corriendo hace unos minutos» —hizo una pausa—. «Neil me ha contado lo que ha pasado».
Genial. No solo se sentía avergonzada por todo si no que ahora encima también lo sabía Gael, quien aún le debía una disculpa y una buena explicación sobre por qué era así con ella.
—«No quiero hablar contigo. Ahora no».
—Por favor —Evie se giró sorprendida. Gael estaba tras ella; esta vez no había hablado en su cabeza.
—¿Has venido para burlarte de mí? ¿Es eso? —Dijo enfadada— ¿No has tenido suficiente con tratarme como a una mierda y después besarme y ahora quieres restregarme por la cara no haber visto que Neil solo tiene ojos para Mikael?
—No es nada de eso —dijo él. Parecía molesto—. Entiendo por lo que me ha contado que es difícil de creer, pero... No siente nada por Mikael; no sabe qué es lo que ha pasado.
—Si hubieras estado ahí créeme que tú también lo sabrías. Estaba más que claro que de no ser por mí se habrían dado el lote allí mismo —dijo todavía más enfadada.
—No. Conozco a Neil desde siempre, y puede que ni él mismo supiera que sentía algo hacía Mikael. Pero he hablado con él y jamás me mentiría —hablaba realmente serio—. Lo único que se me ocurre es que Mikael lo haya manipulado usando la energía. Es realmente hábil con ella y no me extrañaría nada que se pudiera hacer algo así.
Evie no se lo podía creer. ¿Mikael había provocado la reacción de Neil? Le costaba creer tras haber visto aquella escena, pero si Gael estaba tan seguro...
—De todas formas, será mejor que lo hables con él. Ahora quisiera disculparme por... por todo —parecía avergonzado—. No he sido justo contigo. He pensado en lo que me dijiste y tenías razón.
—Está bien —dijo Evie. Después de saber lo de su padre había decidido ser más paciente con él—. Pero, ¿por qué esos cambios conmigo? Unas veces me tratas fatal y otras... —calló, enrojeciendo.
Solo de acordarse del día que la salvó del demonio sentía que le fallaban las piernas. Por no hablar del beso; nunca se había abandonado tanto en uno. Había sido realmente maravilloso –a pesar de lo enfadada que estaba con él–.
—Porque nunca había sentido nada por nadie —confesó él—. Mi padre siempre me ha tenido apartado del resto y nunca me ha permitido ser débil ante nada. Sabía que estar cerca de ti me distraería de mi deber. Debo mi vida a mis padres y a mi raza —dijo apartando la mirada—. Desde que llegaste a nuestras vidas he estado más distraído y he perdido varios combates de entrenamiento, y yo nunca había perdido. Ni una sola vez. Así que pagué mi enfado contigo. Perdóname, Evie.
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Los ojos del Sol (libro 1)
Teen FictionEvie sabe que tiene que ignorar los insultos que provocan sus extraños ojos blancos. Sabe en quién confiar y quienes la quieren de verdad. Cree saber cómo llevar su vida, pero, tras años luchando consigo misma intentando convencerse de que no es dis...