Finalmente, Evie decidió salir a dar un paseo. Sabía que en aquella casa no quedaba ni rastro de sus padres ni de la que hubiera sido su familia. Lo que una vez fue un hogar ahora ya solo era una casa. Le habría gustado que dejaran todo en su sitio en vez de limpiarla cuando murieron, aunque entendía que, puesto que creyeron que todos habían muerto, no tenía ningún sentido que la hubieran mantenido intacta.
Suspiró al llegar a la zona de las dunas que Neil le había mostrado hacía un par de meses. Aquél lugar seguía exactamente igual; la arena brillaba levemente y los cambios de intensidad en el brillo hacían que le recordase al mar.
El mar... La única vez que lo había visto fue hace más de 7 años. Fue con sus padres durante unas vacaciones de verano. Estuvieron una semana junto a la playa, y el día que tenían que volver a Olira Evie no dejó de llorar en las más de cuatro horas que duraba el trayecto en coche. Sus padres le aseguraron que no tenía de qué preocuparse, que antes o después volverían a la playa de nuevo.
Ahora sabía que eso no sería posible. Tras su venganza no habría ningún después para ella.
Se sentó sobre la brillante arena y hundió las manos en ella, dejando que su energía la inundase.
Una parte de su ser tan solo quería olvidar; olvidar que pertenecía a otra raza, olvidar su reciente sueño de ser una gran Sanadora y, sobre todo, olvidarle a él. No habían compartido más que un par de besos y una noche juntos, pero habían sido suficientes para cambiarle la vida aún más si era posible. Y quería olvidarle. Lo necesitaba.
Necesitaba olvidarle porque el dolor de vivir sabiendo lo que podría haber tenido y lo feliz que podría haber llegado a ser a su lado era demasiado.
Si tan solo aquél maldito bastardo no le hubiera drogado... No era justo. No podía ser que él siguiera tan campante tras haber causado tanto daño y que Gael, cuyo único delito había sido protegerla, hubiera muerto.
Sí, Mikael tenía razón; no había sido culpa suya.
Todo era culpa de aquél malnacido.
Evie se levantó rápidamente sabiendo cuál sería el primer objetivo de su venganza.
—Evie, por favor, déjalo ya —pedía Mikael.
Llevaba horas intentando matar a cualquiera de los tres Fernos que habían capturado hacía un par de días. Evie estaba exhausta; lo justo conseguía mantenerse en pie.
Pero había perdido mucho tiempo ya intentándolo y no estaba dispuesta a dejar que aquél desgraciado que había intentado violarla siguiera respirando. Cada instante que seguía vivo era un regalo que no merecía. Tenía que conseguirlo cuanto antes y acabar con él.
—Solo un poco más —pidió ella con mucho esfuerzo.
Tenía la respiración alterada y la ropa se le pegaba al cuerpo debido al sudor. No aguantaría mucho más y lo sabía, pero no podía rendirse hasta no caer al suelo.
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Los ojos del Sol (libro 1)
Teen FictionEvie sabe que tiene que ignorar los insultos que provocan sus extraños ojos blancos. Sabe en quién confiar y quienes la quieren de verdad. Cree saber cómo llevar su vida, pero, tras años luchando consigo misma intentando convencerse de que no es dis...