Capítulo 5 "La Chica de ojos verde mar"

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-Carter, hola. Nunca me habías llamado, esto es nuevo, ¿y se puede saber por qué?

-Me enteré -¿qué? ¿Cómo? ¿Percy se lo habrá dicho?-. Que Percy te engañó.

-¿Quién te dijo?

-Lo soñé -esperen... ¿qué?

-¿Por qué soñarías eso? No lo entiendo.

-Yo tampoco, Annabeth. No se porque soñé eso. Pero supongo que fue por algo. Tal vez los dioses querían que estuviese enterado, yo...

-Cárter, yo... -tenía que poner plan a mi venganza contra Percy-. Desde que Percy me engañó, me han estado pasando cosas...

-¿Qué? ¿Con quién? -me pregunta confundido, yo creo que es porque se lo esté contando a él. Todavía no lo pillaba. Me estaba arrepintiendo de hacer esto. Pero no había modo, yo lo comencé, había de acabarlo.

-Con... -dudé-. Contigo -le confesé. Ya lo hice, no puedo hacer nada. A ver como lo tomaba.

-¿Con...conmigo? -asentí.

-Cuando me fui a llorar por lo sucedido, pensé inmediatamente en ti. En lo valiente que eres, en como defendías a tu hermana cuando luchamos juntos. En que me gustaría tener una protección así, no como la de Percy. Que me engañó.

-Annabeth, yo...

-No digas nada, Cárter. Si no sientes lo mismo, está...

-¿Qué dices? -me interrumpió-. De que te conocí me confundiste, Annabeth. Pero tengo a Zia, no puedo hacerle esto. Lo comprendes, ¿cierto?

-Lo entiendo, Cárter -Zia era su novia, y lo hacía feliz. No podía hacerle esto, cuando yo solo lo usaba para acabar con mi dolor. Un dolor que seguramente no pasará, hasta mucho tiempo después-. No quiero que te sientas raro conmigo ahora que sabes lo que siento.

-Sabes que no, sabes que nada cambiará. Sigues siendo una amiga. Aunque si soñé contigo por algo será. Si soñé justo con eso. Tal vez los dioses nos quieran juntos, ¿no? -me reí de su ocurrencia-. Sí, es muy raro, ¿no? Que ocurrencias las mías -se ríe de si mismo.

-Estoy de misión, me gustaría ir a verte, y que me ayudaras. Con Sadie, claro.

-Nos encantaría, pero Longs Island y Brooklyn están a un día a pie. ¿Podrás estar un día entero en viaje hasta acá?

-Claro que podría, pero es peor que eso. Estamos en Boston, eso serían unos tres días. Pero no te preocupes, que iremos. Primero ayudaremos a mi primo a salvar a su amiga, y luego iremos a Brooklyn.

-Está bien, Annabeth. Pero es mucho, yo...

-No se hable más -le interrumpí-. Allá estaremos -corté la llamada. No sabía porqué, pero ya no quería seguir con esa conversación.

Un momento... ¿y los chicos? ¿Siguieron sin mi? ¿Pero como se les ocurría? ¿Cómo me dejaban sola en una ciudad que no conocía? Claro, era Annabeth Chase, hija de Atenea, una chica muy sabia. Pero no por eso podían dejarme sola. Tal vez ni cuenta se dieron de que me dejaron sola.

En eso una figura se aproximó a mi. "Madre -pensé-. Atenea ha venido a ayudarme en mi misión, seguramente". Pero me llevé una buena deserción cuando vi una la mujer más hermosa que he visto nunca. Unos ojos verde mar preciosos, sonrisa divina, cabello negro azabache.

¿Por qué la vida me hacía esto? Esta chica era idéntica a Percy, en su cabello, sus ojos, sus labios, su nariz. Todo.

Luego de lo que pareció una eternidad, comprendí finalmente quien era. ¡Pero claro! Esta chica, mejor dicho diosa, tenía la apariencia más bella de todas según quien mirase. A mi me gustaba Percy, ¡por eso es que era igual a él! Era tan bella como él. ¡Esto no podía ser! El mundo se encargaba en acordarmelo.

-Afrodita -dije, ella hizo una reverencia, y me saludó con esos bellos ojos verde mar-. ¿Qué se le ofrece?

-Mi querida Annabeth, ¿recuerdas cuando te dije que haría tu vida amorosa interesante? ¡Pues si que se puso interesante! ¿Con Cárter? ¿Quién se lo habría imaginado?

-Eh, no se de lo que habla, y... ¿conoce a Cárter?

-Claro, conozco a todos. Ese chico, tan bello y valiente. Tiene novia, claro. Pero yo puedo hacer que te corresponda.

-¿Qué? A mi no me gusta Cárter, y él me dijo que yo lo confundía, así que no necesito su ayuda, muchas gracias. Puede retirarse.

-¿Por qué he de retirarme? Annabeth, vengo a hablar contigo. Sobre tu misión. Y respecto a Cárter, sí, lo confundes, pero no es suficiente. Pero bueno, eso se puede hablar más tarde, ¿no?

-Sí, digame lo que quiere y vayase de una vez, por favor -le diosa me miró, por un instante creí que me convertiría en cenizas o algo. Pero no, solo me sonrió, con esos labios tan parecidos a los de Percy. Por eso la trataba así, me recordaba mucho a él. ¡Era su viva imagen!

-No me gustan las faltas de respeto, querida. Pero solo por ser tú, haré como si no me has dicho nada -la miré, esperando a que continuara-. Tu misión es importante, de seguro te preguntas: ¿por qué yo? ¿Por qué no otra? Porque tú eres la nueva protagonista de una guerra que se aproxima.

-¿Una guerra? Pero si estamos en paz, nadie nos ha atacado.

-Aún. Caos, Annabeth -la miré perpleja, sin entender-. Caos quiere atacar. Primero fue Cronos, luego Gea, ahora es Caos. El es su nuevo enemigo, y esta vez Percy no será el héroe del Olimpo, ni menos los otros 7. Serás tú, me gustaría que fuera mi hija, claro. Pero, ya me acostumbré a que los discriminen por ser hijos míos.

-Piper es una gran guerrera -le defendí.

-Lo sé -me apoyó la diosa-. Pero, aunque me gustaría, esto no es sobre Piper, es sobre ti. ¿Ya sabes que harás? ¿Cómo lo detendras?

-¿Qué? ¡No! Claro que no. Todavía no se a dónde ir. Tengo que buscar a un desaparecido, que ni idea tengo de quien es. También tengo que cuidarme de un traidor -la cara de Afrodita cambió, pero no presté atención-. Tal vez sea Percy, pero no. Ahí dice que descubriré al traidor, y yo se que Percy me traicionó. Así que no tengo ni idea de que hacer.

-Tu ayuda llegará más pronto de lo que imaginas, Annabeth. Puedo asegurartelo.

-¡Annabeth! -escuché un grito masculino. Magnus, era el único hombre que nos acompañaba.

-Me tengo que ir, nos veremos muy pronto, Annabeth.

Y así, sin más. Se esfumó en una nieve de humo.

Magnus llegó corriendo hasta a mi, hecho un manojo de nervios.

-Magnus, ¿qué pasa? -al ver que iba solo me asusté-. ¿Y las chicas? -me quedó mirando, con un terror en sus ojos-. ¡No! -salí corriendo, dejando a Magnus atrás. Eran mis amigas (son mis amigas), vinieron hasta aquí por mi, se metieron en este lío por mi. No podía permitir que les hicieran daño.

-¡Piper, Hazel! -grité, pero al ver la figura que tenía frente a mi, me arrepentí al instante.

*****

Hola, perdón por la demora. Es que estaba de vacaciones.

Espero que les guste.

Pregunta extra: ¿Cómo les cae Afrodita? Yo la odio. No sé, simplemente no la soporto.

Hasta la próxima.
Skarlet1503.
ListillaChase.

ListillaChase

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Annabeth Chase y el Gran Viaje a GreciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora