Capítulo 16 "Mi paraíso"

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―Bien, chicos ―nos dijo Leo―. ¿Por dónde les gustaría empezar?

―¿Empezar? ―preguntó Cárter―. Hay que irnos inmediatamente a Grecia.

―Sí, pero hay muchas rutas para ir a Grecia. Recorreremos muchísimos países. Hay que ver por donde quieren empezar.

―Que Cárter elija ―respondí.

―¿Cuáles son las opciones? ―preguntó.

―Pasar por América, y pasar por cualquiera de los países que son muchos. O ir directamente a Europa. Lo más sensato sería ir directamente, pero... ¡esto es una misión! Así que elige tú.

―Pasar directo por Europa sería más rápido para ir. Pero siempre hago lo correcto, y quiero divertirme. No todos los días te vas a una peligrosa misión a nada más que a Grecia. Pasemos por América. Siempre he querido conocer sus países.

―¡Vamos! ―exclamó Leo.

Conocería América. Lo he estudiado claramente. Los países que hay, las guerras que ha habido, los países que se odian. Y ahora podría usarlo. ¡Sí!

Leo pasó de New Jersey a las otra ciudades de Nueva York. Fue fantástico, no nos dejó bajarnos. Pero pudimos ver algunas cosas, algunos barrios. Cosas que nunca había visto.

Quería llegar ya a América, estaba muy feliz. La emoción por el viaje fue tanto, que solo quería llegar a América, conocerlo. Olvidé que estábamos en una misión, donde podríamos morir.

Pensé que después de irnos felices de haber conocido muchos países de América, nos iríamos a Europa, conoceríamos los países tranquilamente, y llegaríamos a Grecia sin complicaciones.

Pero claro, eso suena como algo perfecto. Y los semidioses nunca tenemos vidas perfectas.

Pero dejenme narrarles. Porque no fue enseguida, fue después de llegar a un país de América. A Brasil, exactamente.

Cárter quería conocerlo, dijo que era su sueño ir a Brasil y conocer a los Semidioses Egiptos de Brasil, dijo que eran geniales.

Así que paramos en Brasil, y nos adentramos.

Fuimos a una feria brasileña, fue genial. Había mucha comida, mucha gente, y ¡todas bailaban!

Cárter me invitó a bailar. ¡Fue vergonzoso! Pero fue tan lindo. Moviéndonos al son de la música, juntos. No éramos (ni somos) los mejores bailarines, ni nada.

Compramos varios recuerdos. Yo le compré a Piper un broche con la bandera de Brasil. Sabía que le iba a encantar. Y a Hazel le compré un afilador para su cuchillo. Siempre necesitaba uno (todavía los necesita).

Cárter nos dijo que antes de venir, hablaba con un brasileño y que le habló para juntarse. No se como supo que íbamos a pasar por América, y permitirnos dar un pare en Brasil. Tal vez lo tenía todo planeado.

Así que ahí íbamos, caminando hacia el punto de encuentro de Cárter se iba a encontrar con otro Semidiós Egipto.

Pensé: Tal vez debería conocer a un Griego, ¿no?

Mejor que no. Si hubiera hecho eso, sería doble problema. Y uno ya es bastante complicado.

Fuimos, ¿y creen que el Egipto estaba ahí? ¡Pues sí! ¿Qué pensaron que aparecería una monstruo enseguida? ¡Pues no! Se suponen que con nuestras historias ya deberían saber que, los monstruos son tramposos.

Cárter estaba tan feliz, y conversó de todo con él. Le platicó todas sus historias egiptas. ¡Grave error!

El chico se llamaba Mike, y al parecer también era poseído por un dios. Shesmu, ¿y qué creen? Estudié sobre él.

Se preguntarán, ¿cómo es que estudias todos? Solo las cosas interesantes. Y la mitología para mí es muy interesante. He estudiado la Egipta, la Romana, la Nórdica, y hay unas pocas más. Pero estas tres son porque tengo amigos que son Egiptos (los Kane), Romanos (todo el campamento Júpiter) y Nórdica (Magnus con sus dos amigas).

Shesmu es como Dionisio. Es él dios del vino, pero no solo del vino. También es de la sangre y la ejecución.

¿Dato interesante? Shesmu era conocido por cortar la cabeza de los enemigos y pecadores para ponerla en una especie de prensa de uvas y obtener así un líquido que se acababa bebiendo. Asqueroso, ¿no? Así eran los dioses.

Estaba conversando, mientras nos mostraba el lugar. Nos invitó a su barrio, no se como no sospechamos nada. Una desconocido que es tan simpático con nosotros y nos invita a su hogar, ¿enserio? Claramente gritaba: ¡trampa!

Al llegar al lugar me dio un sueño terrible, ¿qué me pasaba? No entendí nada en ese momento, solo sabía que quería dormir y ya. ¡Necesitaba una cama!

Le pedí al "Semidiós Egipto" si podría prestarme una cama que me dio un sueño atroz.

―Y una para mí ―se me unió Leo.

―Chicos, no creo que sea buena idea que duerman en la casa de un extraño.

―Pero, Cárter ―dijo el chico, Mike―. Somos amigos Egiptos, ¿no lo recuerdas? Duerman todo lo que quieran, descansen.

No necesitamos que lo dijera una segunda vez, nos fuimos corriendo hacia arriba. ¡Estaba muerta! Así que me estiré, y lo único que hice fue dormir... y soñar, claro. Un semidiós no duerme sin un sueño feo.

Aunque este sueño no era feo, y no era sobre nada de lo que soñé alguna vez. O tal vez sí, pero en ese momento parecía que eso pasó hace tanto tiempo. Aunque ni haya sido hace nada.

―¡Mamá!

¿Qué?

―Ya, ya, niños. Dejen a su madre tranquila, está muy cansada.

Percy. Me besa.

¿Qué es esto? ¿Lo que deseo? Sí, es lo que deseo. ¡Tener una vida con Percy! Soy madre, y tengo a Percy. ¿Qué más podría pedir? ¡Soy feliz!

Estoy con Percy, soy la mujer más feliz del mundo. ¡Nadie puede compararme? Nadie puede ser más feliz que yo, ¡nadie! Esto es fabuloso.

―Percy ―le digo―. Te amo, quiero estar toda la vida contigo y mis hijos.

Percy me mira con cara de pena. ¿Pero qué?

―¿Sabes qué esto no es verdad? ―¿de qué está hablando?―. Es un sueño, Annabeth. ¡Un sueño! ―me sacude fuertemente de los hombros―. ¡Tienes que despertar! Estás soñando. ¡Annabeth!

Y ahí fue cuando mi gran fantasía me dejó. Sí, era un sueño, y me habían despertado. ¡Me quitaron mi paraíso!

Fulminé a Cárter y a Leo con la mirada. ¿Cómo me hacían esto?

―¿Por qué me lo quitaron? ¿Por qué? ―les grité. Estaba furiosa.

―¿A quién? ―preguntó Cárter. ¡Estúpido!

―A Percy ―dijo Leo. ¡Al fin alguien inteligente!―. Annabeth, eso no era real. Yo soñé con mi madre, reaccioné igualmente. Pero tienes que saber que eso no es real. ¡El egipto era Hipnos! Nos hizo dormir, pero a Cárter no. Hipnos es griego, Cárter no. ¡No le hace efecto! Tenemos que luchar contra él, un oponente difícil. Pero Annabeth, vamos. ¿Por qué te mentiría?

Era verdad, ¿por qué Leo me mentiría? Si era mi amigo, ¡es mi amigo! Cárter tampoco me mentiría. ¡Tenía que ser Hipnos!

―Les creo ―dije―. ¡Vamos a vencerlo!

―Ay, que tiernos ―dijo una voz masculina, bastante aterradora la verdad―. Pero creo que llegaron un poco tarde.

Acto seguido, volví a mi paraíso.

Annabeth Chase y el Gran Viaje a GreciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora