Un balbuceo distante y varios golpes en su cara la hicieron abrir lentamente los ojos.
Un pequeña niño de grandes ojos negros la observaba con una mano dentro de su boca. Saeko comenzó a reír de repente, hace años que no reía, pero por alguna razón justo ahora lo estaba haciendo.
Sei entró en la habitación donde estaba la pelinegra recostada, junto a ella estaba el pequeño, la anciana había escuchado la risa de la chica desde la otra habitación, cuando la conoció pensó que era una persona sin sentimientos, una ninja en toda la extensión de la palabra, pero justo ahora, viendola reír mientras abrazaba a su bebé, bueno, la pelinegra no lucía como una mala persona.
La anciana se acercó y colocó un vaso con agua al lado de la chica.
-¿Te sientes mejor?- Sei se sentó a un lado-
-Si, me siento mejor- Saeko aún conservaba una delicada sonrisa en su rostro-
-Durante este tiempo no quise llamarlo de ninguna manera- dijo la anciana refiriéndose a el pequeño-
-Tarô- la pelinegra se encontraba sentada y abrazaba con delicadeza a su hijo-
-¿Tarô?- era un nombre extraño- Si no me equivoco significa, hijo mayor-
-Sí, eso significa- la chica suspiró mientras su rostro pasaba al ser el mismo de siempre-
Un rostro neutro, en calma.
-Tarô también se puede escribir con los kanjis de felicidad- agregó la Uchiha-
La anciana sonrió para sí misma, ahora estaba cien por ciento segura de que no podría haber maldad dentro de esa chica.
-¿Qué harás ahora?- la anciana sólo sabía que ella no podía tener al bebé y que volvería cuando todo estuviera solucionado-
Sei no tenía idea de la magnitud de esto.
-Lo llevaré conmigo- Saeko acunó la mejilla de Tarô-
-Supongo que ya has solucionado tus problemas- la anciana sonrió amable-
-Si, esta todo solucionado- aseguró- Lo llevaré a conocer a mis hermanos-
La voz de Saeko sonaba distante, nostálgica. La Uchiha ni siquiera estaba segura de que la fueran a recibir en Konoha.
-Vaya, tienes hermanos-
-Dos, son menores que yo, son toda la familia que me queda-
-Pero ahora también tienes a este pequeño- Sei le recordó-
Saeko achicó los ojos y sonrió levemente de lado.
-Es verdad, ahora lo tengo a él-
-¿Puedo hacerte una pregunta?- la anciana se levantó, estaba pensando en preparar la comida-
-Si es sobre el padre de Tarô- la pelinegra volvió a su cara neutral- No será parte de esta familia-
-Está bien que solo seas tú y el pequeño- Sei salió de la habitación-
Saeko había logrado en unos pocos minutos que el bebé cayera en un sueño profundo, justo después de darle un biberón con leche tibia.
Aún no podía amamantar, después de toda aún tenía algunos medicamentos en sus sistema, primero dejaría que pasen algunos días y comenzaría una dieta sana.
La pelinegra tuvo una comida bastante saludable y deliciosa, Sei le había preparado bastante, casi un bufet entero.
Después de descansar un poco y abrigada por la noche, Saeko tomó a su pequeño, se despidió de la mujer canosa y salió de la aldea escondida entre el vapor.
Su camino aún era largo y debido a que no podía hacer movimientos bruscos que despertaran a Tarô, tenía que ir por el camino largo, despacio y tomando su tiempo.
Cuando estaba por amanecer, el pequeño pelinegro se removía incómodo en la canasta de mimbre en la que se encontraba. Saeko quitó algunas mantas pequeñas y pudo sacarlo para cargarlo en brazos, Tarô dejó de hacer pucheros para relajarse de nuevo al sentir el calor de su madre.
Unas horas más y varias paradas a comer, cambiar el pañal o solo a descansar porque el pequeño pelinegro estaba harto de que su madre sólo prestará atención al camino y no a él, ya casi llegaban llegaban a su destino.
Saeko había parado por quinta vez en menos de una hora, se sentó en la rama alta de un árbol y comenzó a jugar y hacer caras a su pequeño, Dakutai sacaba de vez en cuando un tentáculo para tocar al niño y hacer sonar una sonaja de plata.
La Uchiha se puso alerta, varios pasos se escuchaban a lo lejos, eran cuatro personas, un adulto y tres jóvenes.
-Dakutai- lo llamó-
-También los siento- aseguró- Son al menos cuatro, sus pasos son bastante ligeros, deben tener entrenamiento-
La Uchiha activó su sharingan, si tenía que luchar lo haría lo más rápido posible para eliminar cualquier cosa que pusiera en peligro a su hijo.
-Se acercan- Dakutai estaba nervioso-
Saeko había colocado a Tarô de nuevo dentro del canasto, lo cobijó y sonrió ligeramente antes de ponerle un chupón.
La pelinegra observó atentamente el lugar por el cual pasarían esos cuatro ninjas. Dos chicos y una chica acompañados de nada más y nada menos que Asuma Sarutobi, definitivamente no podía dejar que la vieran.
Un genjutsu sencillo, sólo necesitaba crear una pequeña ilusión para ocultarse, fue efectiva.
Pero por poco el chico de cabello en punta lo descubre, al parecer era un niño listo. Saeko bajó del árbol y continuó su viaje, debía llegar lo antes posible, se le estaban acabando las provisiones, ella podría resistir algunos días sin comer, pero esta vez ya no sólo se trataba de ella, ahora había una personita por la cual debía preocuparse.
La Uchiha trato de alejarse del camino que habían tomado Asuma y los que probablemente eran sus estudiantes, era mejor evitar los problemas por ahora, ya tendría bastantes al llegar a Konoha.
No pasaron ni quince minutos y Tarô parecía no querer seguir dentro de su cómodo canasto, la pelinegra lo cargó con cuidado mientras el pequeño mostraba signos de querer saltar en los árboles por su cuenta. Saeko negó con la cabeza mientras escuchaba las exclamaciones alegres de Dakutai.
-¡Que adorable! ¡Quiere hacerlo él mismo! ¡Vamos Tarô!- eran algunas de sus palabras-
Tarô rió mientras metía su puño en su boca para comenzar a babearlo. Saeko lo había notado desde que estaban en la aldea escondida entre el vapor, Tarô también podía escuchar a Dakutai.
☔Tengo dos noticias una buena y una mala, la buena es que ya actualicé, y la mala es que llegaste al final del capítulo.♡🌂
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La mayor de los Uchiha. #1
FanfictionTerminada. ❝Jamás dejaría que mi hermano menor cargara con la muerte de nuestro clan.❞ Saeko Uchiha tiene una maldición, la maldición que todo Uchiha carga, ella ama demasiado, tanto y tan profundamente que caería en el abismo si eso significa prot...