Capitulo 10/ Nada es lo que parece

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Me quede atónita, un poco sonrojada.

-En realidad, si salí con él pero no significa nada.- me rasqué la nuca nerviosamente.

-Vamos, ninguna chica sale a solas con semejante caballero, bajo la penumbra de la luna.- me hizo unos ojos que me indicaron que si seguía así, iba a terminar creyendo yo misma la mentira que me estaba diciendo mi tía Janina.

-No, en serio no es nada.- antes de pudiera decir otra cosa me alejé y subi rápido las escaleras hacia mi cuarto. Desde mi balcón, puedes observar el patio trasero, y ahí estaba, aquella puerta azul ya oxidada y degradada por el tiempo que había estado ahí. Aquella puerta era su única salvación, su única esperanza de seguir viviendo, y mi única esperanza de no ser desheredada de mi familia.

Mientras mi mente se iba volando, mis oídos escucharon unos golpes fuertes en la puerta. Di un salto, porque sabía lo que significaba... Inspección. Baje volando, y cuando llegue abajo me calme. Era Johan con otros dos compañeros pidiendo permiso para entrar.

-Oh claro, pasen pasen.- mi tía Janina se volteó y me guiñó un ojo.

-Nach oben.- Johan dio la orden y sus compañeros subieron las escaleras a inspeccionar. Johan dirigió la mirada hacia arriba y la volvió hacia mí, con un gesto frío y serio se dirigió hacia el patio trasero.

Fui detrás de él, viendo lo que sucedía. Mi tía igualmente estaba ahí junto a mí. Él empezó a mirar a su alrededor, con detalle y meticulosamente. Al llegar a la puerta de la bodega, alcance a ver como con su dedo índice señaló la puerta, y yo asentí en señal de que era ahí donde Liza estaba. Johan abrió lentamente la puerta, yo rezaba por qué Liz se hubiese escondido lo mejor posible. Me acerqué y me asomé a la bodega, Esta vez, Johan no busco con gran esfuerzo ni detalle, solo paseo su mirada y volvió a salir. Al salir, le eche una leve sonrisa, pero el la ignoro y siguió su camino.

Sus otros compañeros bajaron y Johan les hizo un gesto en busca de una respuesta de lo que habían encontrado.

-nichts.- respondieron. Sin decir una palabra Johan se dirigió a la puerta y sus compañeros detrás de él.

Nada más se volteó y nos dio las gracias y vimos como la puerta se cerraba detrás de él.

-Fue algo serio contigo ¿no es así? ¿Se pelearon esa noche?- mi tía dijo sin dejar de mirar la puerta. Yo nada más me quede pensando en él favor que me había hecho Johan. -¿Bianka?- en ese momento regrese a la realidad.

-Si tía, quiero decir, no. No nos peleamos, no sé por qué tan serio. Supongo que se toma en serio su trabajo.- mi tía hizo un gesto de "quizás, es posible", sonrío y subió a su habitación. Yo suspire y decidí ir a la plaza, así que tome un abrigo y mi bolso y salí.

Caminando tranquilamente, escuche de repente un alboroto en la calle de enfrente. Habían descubierto a una familia entera de judíos escondidos en el sótano. Yo vi como los iban sacando uno a uno y antes de que pudiesen pisar completamente la banqueta de afuera, les disparatan sin piedad. Me quede helada ante el suceso, tanto, que el soldado me volteo a ver con ojos de pistola y fue en ese momento que me fui corriendo de regreso a mi casa. Uno busca paz yendo por aire fresco y ni así puedes. De regreso, ¡vi a lo lejos a Karla! Hacía años que no la veía. Iba doblando la esquina cuando me acerqué a saludarla y por cuestiones de perspectiva, apareció un soldado al lado de ella que no logre ver antes por culpa de la esquina.

-¡Bianka! Hola.- se acercó corriendo y me abrazo. Me importó más el hombre que iba al lado suyo.

-¿Y él quien es?- lo señalé discretamente.

En Busca de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora