Capitulo 22/ El inicio del fin

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Pasaron los meses y cada uno fue haciendo su vida. Nos reuníamos con la gente de otras casas de vez en cuando. Incluso hasta celebramos todos juntos una Navidad muy diferente a las que había celebrado, y el Año Nuevo ni se diga, fue emocionante y triste a la vez. Festejábamos el término de un año de horror y matanza pero empezaba uno igual. El final de la guerra se sentía más lejos cada día. Eran las primeras fiestas que el único regalo que recibía era amanecer con vida.

Así pasaban las horas, los días, los meses... había conocido ya a casi todas las personas que vivían conmigo. Eran 7 hombres y 9 mujeres, incluyéndome a mi y a Maskya. Cada uno tenía una sorprendente historia que contar, todos compartían algo en común pero era impresionante como cada quien lo había llevado a cabo. Era interesante escuchar cada noche un fragmento de la vida de los demás, y contar el mio también. Aprendí cosas de mi misma y de los demás que nunca creí conocer.

Me levante con ganas de hacer algo diferente. No me había dado el tiempo de conocer la casa por completo, así que decidí recorrerla. Me paseé por toda la casa hasta llegar a una habitación que estaba cerrada. Intente abrirla pero no había llaves.

-Aléjate.- dijo Ruth, un hombre adulto como de unos 46 años. Le dio una patada a la puerta tan fuerte como para que ésta cayese al piso levantando una capa espesa de polvo.

-Gracias.- dije con una sonrisa de oreja a oreja. Entre a la habitación delante de Ruth. La inspeccione de esquina a esquina. Me encontré con la sorpresa de que era un cuarto recreativo, por lo cual tenían todas las pinturas, pinceles, lienzos que te pudieras imaginar. Había hilos para tejer y un violín viejo. Me acerqué a un lienzo cubierto y lo destapé para ver qué era lo que estaba pintando el dueño de la casa. Nuevamente una nube de polvo se alzó y no pude evitar toser. Era un retrato de una mujer recogiendo flores en un jardín, pero no estaba terminado por lo que solo estaba la mujer con un par de flores en la mano y el jardín a la mitad.

-Pinta lo que falta.- dijo Ruth mientras admiraba la pintura. Lo volteé a ver con los ojos iluminados. No me vendría mal pintar. Me ayudo a bajar el lienzo y todas las pinturas a la sala, donde no estuviera sola.

-Admiren a la artista.- dijo sonriendo y todos se sentaron al rededor con cara de asombro.

-Solo lo terminaré.- dije apenada. Tome un pincel, lo remoje y agarre un poco de pintura de mi paleta. Cuando empecé a pintar sentí alivio por un momento, no pensé en nada más, solo en el cuadro que quedaría terminado pronto. Empecé por el pasto alrededor de la mujer. Solo faltaba hacer el paisaje básicamente, mi especialidad. El lienzo era bastante amplio, por lo que podía pintar más que un simple jardín.

Pasaron un par de horas y todos seguían alrededor de mi admirando. Había terminado el pasto, y seguiría con lo del fondo, por lo que decidí recrear ese bosque al que iba cuando me quería despejar del mundo. Esas montañas que me protegían cuando era niña, ese rio que me guiaba de regreso a casa y esas flores que embellecían el paisaje. Me deje llevar por mi imaginación y mis recuerdos. Lo retrate aún más bello de lo que realmente era. Normalmente me tardaba más de un día pintando un cuadro de ese tamaño pero no teníamos nada más que hacer así que me extendí. Estuve ahí un largo rato, me dolía la espalda pero no me importo porque era más el entusiasmo de terminar el cuadro.

Después de muchas horas, termine los últimos detalles de la última nube de aquel cielo despejado. Me aleje para verlo a la lejanía y apreciarlo completo. Todos aplaudieron y nuevamente una lágrima cayó de mi mejilla al piso. Como quería que el paisaje volviera a ser así.

-Es increíble lo que puedes hacer con un pincel y unas pinturas.- dijo Maskya y todos asintieron. -probablemente es lo mejor que nos pudiste haber hecho en estos días.- prosiguió y todos concordaron.

-Lo colgaremos en medio de la sala para que lo podamos admirar todo el tiempo.- dijo Ruth. Yo no apartaba mi vista del cuadro, me empecé a imaginar aquella brisa que acariciaba mi pelo cada vez que me sentaba a retratar los árboles y las flores que me rodeaban.

Al día siguiente, sentí la ausencia de algunas personas. Me senté a desayunar extrañada.

-Se fueron a dar un paseo entre los escombros.- Maskya rio sarcásticamente mientras le daba una mordida a su pan. Yo nada más me serví un poco de manzana que había quedado. Termine y me senté en el sillón de la sala, admirando el cuadro. Era como mi ventana, mi salida de la tragedia que estaba viviendo. Podía verlo por horas seguidas.

-Se te van a pegar los ojos al cuadro.- dijo Ruth riendo. No pude evitar sonreír ante su comentario certero.

-Lo se, pero si veo por la ventana me decepcionaré.- dije sin despegar la mirada del cuadro.

-Nos decepcionaremos.-corrigió Ruth subiendo las escaleras.

Así pasaron los días. Cada vez se iban haciendo más aburridos e indiferentes. Yo no volví a ser la misma. Mi expresión ya no transmitía la misma alegría que antes. Me miraba al espejo y no era la misma. Ya no me daba ganas de hacer reír a la gente. No sabía si iba a volver a la normalidad, pero eso pedía cada noche, porque no podía vivir tranquila con esta cara. Cada día me proponía cambiarla pero no había como. En el momento en que abría los ojos y veía ese techo de madera vieja, se iban mis ilusiones. Todos parecían acostumbrarse pero yo no sabía como.

Estaba bajando las escaleras cuando de pronto Ruth gritó como loco y empezó a saltar de felicidad mientras tenía el periódico en su mano. Nadie sabía por qué lo hacía, hasta que prendió la radio y nos acercamos al rededor.

-"Guerra en Europa termina, los nazis se rinden incondicionalmente. Los aliados llegan con ayuda a los países europeos. Desalojan fuerzas alemanas de los territorios."- Se oía en todas las estaciones. No podía creerlo, había vivido un sin fin de 8 de Mayos  y ninguno me había importado tanto como ahorita. Todos gritaban, celebraban, lloraban y se abrazaban unos a otros. Después de un minuto de tratar de digerir la noticia, salte con emoción junto con los demás. Llore, pero esta vez fue de alegría, cosa que no hacía desde hace tiempo.

-¡Ganamos! ¡Ganamos!- Maskya gritaba entre sollozos.

-¡Lo hicimos! ¡Ganamos!- repetía igualmente con lágrimas en los ojos. Una paz inundó mi alma, aquel 8 de mayo de 1945 había cambiado mi vida. Me llené de valentía hasta que decidí salir. Las calles estaban llenas de personas celebrando y llorando. Por un momento se le olvidaron los escombros alrededor mío, solo me importo que ya no habría guerra. Ya no habría sufrimiento. Ya no habría bombardeos. No más refugios. No más hambre. No más matanzas. No más campos de concentración. No más... Johan. Paré repentinamente de saltar. Mire a las personas que estaban junto a mi, parecía que ellas no tenían a nadie por quien preocuparse, estaban rodeadas por su seres queridos. Pero yo no, yo los había perdido a todos, menos a uno. Y a ese uno no lo había visto hace eternidades. Era momento de encontrarlo.

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Hola!💕

No había podido actualizar porque me fui a la Jornada Mundial de la Juventud :) pero ya estoy de vuelta, así que al fin pude subir el capítulo.

Y como dice en el título del capítulo, es el inicio del final, por lo que el próximo capítulo es el final :(

En Busca de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora