Capitulo 12/ De mal en peor

2.2K 143 25
                                    

La verdad es que no tenía por qué irme a casa, pero no pude evitar que Aleksy me acompañase así que seguí mi propia mentira. Espere una media hora para que no estuviera cerca y poder salir de nuevo. Ya se estaba acercando la hora de la comida, pero aún quedaba tiempo para vagar. Quise ir a pintar a un bosque que había a las afueras de la ciudad. Era un bosque hermoso, con algunos cuantos riachuelos y sin nadie que te molestara. Igualmente los paisajes eran increíbles para retratarlos.

Agarre mi bolsa y metí mis acuarelas y mi cuaderno. Agarre un suéter por si bajaba la temperatura y emprendí mi viaje hacia el bosque. Iba caminando por la plaza principal cuando vi a algunos nazis divirtiéndose con unas muchachas polacas, riendo y aprovechándose. Cuando me notaron pasar, se me quedaron viendo y dejaron de reír. Las muchachas me fulminaron con la mirada y los soldados se me acercaron. Empece a sudar, y a sentir nervios en el estomago. Camine más rápido cada vez pero ellos me interceptaron.

-¿A donde muchachita?- dijo uno de ellos. Trate de esquivarlos pero no pude.

-¿Que quieren?- me pare en seco.

-Sh, Sh, no te alteres linda, solo queríamos saber como estaba la novia de Himmel.- dijo con una sonrisa pervertida.

-¿Novia? Ya me tengo que ir, muévete.- lo trate de empujar al soldado pero me agarro fuertemente del brazo.

-Vuélvele a hablar así a un oficial y morirás.- me dijo mirándome fijamente a los ojos sin soltar mi brazo. Yo nada más lo vi asustada y después me soltó bruscamente. Se fueron riéndose al lugar en donde estaban. Yo trate de olvidarlo y seguí caminando.

Llegue al bosque y caminé hasta encontrar el lugar perfecto para empezar a pintar. Me puse frente a un riachuelo con árboles y las montañas detrás. Saque mis acuarelas y fui por agua al riachuelo. Cuando me agache para meter al agua el vaso, vi algo que brillaba con el sol. Deje el vaso a un lado y metí la mano para agarrar el objeto. Cuando lo saque era un pequeño dije, se ve que ya llevaba mucho tiempo en el agua porque estaba casi todo oxidado. Me senté a la orilla del riachuelo a examinarlo. No pude ver gran cosa gracias a lo oxidado, así que decidí guardarlo para limpiarlo en mi casa.

Volví al lugar donde estaba para retratar el pequeño paisaje. Estaba pintando tranquilamente cuando unas voces a la lejanía me distrajeron. Cerré mi libreta y guardé mis acuarelas para seguir el ruido. Camine río arriba y las voces se iban intensificando, al fin pude ver a lo lejos a unos hombres haciendo relajo. Me acerqué más para ver quienes eran, observé cautelosamente detrás de un árbol y pude divisar quienes eran. Era un grupo de alemanes idiotas nadando en el rio. ¿Por qué no?

Examine a cada uno, eran escualidos y más pálidos que la nieve, repugnante. Me quedé viendo unos segundos más hasta que pude ver un rostro familiar. Me quede perpleja ante lo que mis ojos veían, era Johan saliendo lentamente del rio en ropa interior después de darse un chapuzón en la cascada. Sentí como mi boca se abría poco a poco pero no le di importancia. Observé cada movimiento que hacía, como agarraba la toalla y se sacudía el pelo quedando despeinado, para después pasarse la mano y volver a acomodar su pelo. Mientras hacía eso, sonreía hacía sus compañeros, quienes hacían constantemente chistes en Alemán. En eso, no pude evitar que me viera observándolo detrás del árbol así que me fui lo más rápido que pude.

-¿La puedo ayudar señorita?- dijo Johan mientras corría detrás de mi. Yo solamente paré en seco con mi libreta entre los brazos y me di la vuelta lentamente. -¿Bianka Rutkowski?!- pude notar esa sonrisa que hacía mientras levantaba una ceja. Rodeé mis ojos como acción involuntaria.

-No es lo que parece.- Johan examinó mi libreta de dibujos creyendo que estaba ahí con otro propósito.

-¿Ah no?- Se acercó enrollándose la toalla en su cintura dejando al aire su abdomen. Podía ver como las gotas de agua escurrían desde su cuello hasta su cintura. Trataba con todas mis fuerzas que mis ojos lo voltearan a ver a la cara pero me era casi imposible.

En Busca de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora