Capitulo 23/ En busca de la esperanza

2K 126 84
                                    

-¿Y los nazis?- pregunte a Ruth.

-¿Que tienen esos bastardos?- preguntó aún celebrando.

—Nada, es solo que, ¿qué pasará con ellos?—dije agobiada.

—No lo se, no me importa. Y a ti tampoco te debería de tener preocupada— no le dio importancia y siguió saltando. Me regresé a la casa a escuchar atenta al radio con otras dos mujeres. Estuve ahí parada hasta que fui la única escuchando. Me empecé a distraer con el reloj hasta que dijeron algo que llamó la atención. "Varsovia está de fiesta. Ahora no serán los nazis quienes celebren, somos nosotros los polacos viendo como tienen su merecido en lo que queda de la Plaza Central". Me quede pensando un momento. ¿Qué les harían en la plaza central?  Y sin pensarlo dos veces corrí a buscar a Ruth.

—¡Ruth!- grité saliendo de la casa.  —¿Para dónde es la plaza central?- pregunté agitada.

—Wow, niña no quieres ir por ahí caminando sola entre escombros.—dijo preocupado.

—Me da igual, no tengo nada que perder.—mis palabras lo hicieron pensar.

—Sigue la vieja ruta hacia la estación del tren, pero antes de llegar, da vuelta en lo que era el palacio presidencial. De ahí reconocerás la ruta.—dijo extrañado. Según la explicación de Ruth, sabia como llegar.

—¡Gracias!— grité mientras emprendía mi viaje. Al principio mi emoción era más que mi cansancio físico, pero a la larga tuve que detenerme a tomar un respiro.

Me senté en algunos escombros que había ahí, bueno, en realidad había por doquier. Vi pasar a varias personas desoladas, sin casa y se veía que no habían comido por mucho tiempo. Para donde vieras había ruinas, polvo, y todo el patrimonio nacional estaba enterrado bajo los pies de los nazis. Mire hacia abajo y vi entre los escombros que tenía debajo, algo que brillaba con el rayo de luz que lo alcanzaba a tocar. Metí mi mano entre ellos y lo saque, era una parte de una cadena, la voltee y le limpié el polvo para revelar lo que decía. "SAFIR". La primera reacción que tuve fue soltarlo y voltear mi vista hacia otro lado. Ya no quería confirmar más muertes, sentarse sobre los malditos escombros no era una buena idea al parecer. Me paré lo más rápido que pude y empecé a correr, tratando de huir de todos mis problemas. Corrí lo más rápido que pude mientras las lágrimas escurrían por mi cara. Tropecé con algún escombro y caí sobre ellos, haciendo que mi nariz y barbilla se rasparan.

Me levanté lentamente sin fuerzas, sollozando. Cuando estuve completamente parada, respiré hondo y me limpié las lágrimas. No dejé de pensar en lo que había visto hace unos momentos. Con mis escasos 22 años había vivido cosas inimaginables y terribles que nadie de mayor edad jamás hubiese vivido. Y qué digo de mi, había niños judios a quienes habían encerrado en el gueto y más tarde llevados a campos de concentración con tan solo 4 años. Estaba segura de que todos los que vivían en Varsovia habían presenciado la muerte de algún ser querido, incluidas sus mascotas.

Estaba tan metida en mis pensamientos que ya me había pasado la estación de tren para cuando regresé a la realidad. Cuando me di cuenta, no estaba tan lejos así que pude regresar a la ruta inicial. Me di la vuelta un poco antes de la estación para llegar al palacio presidencial. Antes de la guerra hubiera sido bastante fácil encontrarlo, se veía a lo lejos sus enormes columnas blancas con esos escalones largos y su altura majestuosa que embellecía las calles de alrededor, pero ahora solo era identificar las mismas columnas derrumbadas por los bombardeos y los escombros a su alrededor. Tenía que identificar lo que quedaba de él. Caminé, y caminé por un largo rato, viendo como soldados sovieticos recogían escombros y sacaban a las personas dentro de ellos. Había gente ayudando por doquier, gente que se había quedado sin hogar pero que aún así ayudaba. Me concentré tanto en lo que hacia la gente que la aparición de la plaza frente a mi me tomó por sorpresa.

En Busca de la EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora