Capítulo 5. Imprevisible.

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-¡Abuela, llegué ya!- ya era viernes y este sería diferente, estaba nerviosa.

-Camila, querida, sigo oyendo no hace falta que pegues esas voces porque me quedaré sorda antes de tiempo por tu culpa- ¿De dónde saqué lo exagerado? Pues no sé.

-Que exagerada María por dios, solo quería asegurarme que te enterases y dime ¿Qué hay de comer?

-Poca cosa la verdad, no tenia ganas de cocinar- esta mujer cada día me sorprende más.

Se hace el silencio, mi abuela ve la tele y yo simplemente me pongo a pensar en Óscar, dentro de un rato vendrá a recogerme y tengo un nudo en el estómago.

-Ey, ¿qué te ocurre?, ¿Quién es el afortunado que vaga por esa linda cabecita?

-¿María pero qué dices?- ¿Cómo podía saberlo? Definitivamente podía leerme la mente, vaya castigo.

-Puedes negar lo que sea pero sé que alguien te tiene inquieta- y se ríe.

-Voy a mi habitación, ¡chao!-.

Me tiendo en la cama y sin darme cuenta me quedo durmiendo.

El viento me despierta y cuando consigo abrir los ojos estos se abren como platos ante la escena que tengo ante mi, una pistola me apunta directamente a la sien y detras de ella el chico repleto de tatuajes se agarra con la otra mano el costado aunque se puede apreciar por la cantidad de sangre que baña su mano y su camiseta que tapa una herida y precisamente no una pequeña.

-¡¿Qué que que cojones te ha pasado?!- Grité tan asustada que apenas podía reaccionar.

-Ayúdame, me han disparado, estoy perdiendo mucha sangre y juro que si no lo haces te pego un tiro- me quedo boquiabierta, ¿quién pide ayuda así?, suspiro y le suelto un vale seco, el baja el arma y me mira a los ojos mientras hace una mueca, pierde el equilibrio y lo cojo en brazos en un acto reflejo, lo hago como puedo puesto que me triplica en peso y lo arrastro hasta la cama–No puedes llevarme al médico, sácame la bala y cóseme- más que estar pidiéndome un favor estaba sonando a una orden y eso me llenaba de rabia.

Después de semanas sin tener noticias de él aparece de esta forma y me pide que le salve la vida, ¿Como puede alguien ser así? ¿Por qué en esta situación ha pensado en mi sino me conoce? ¿Por que ha dejado su vida en mis manos?

No sé de dónde saco el valor y decido hacer algo puesto que lo último que quiero es que este señor muera en mi cama, ¿Cómo le explicaría eso a mi abuela?

–¡Joder haz algo! –Le sale la voz intimidante de siempre y sinceramente no se de donde.

–Nunca he hecho algo así–Digo muy nerviosa.

–Esta bien esta será la primera, busca unas pinzas o algo con lo que puedas extraer la bala, creo que no esta muy profunda y eso es una gran ventaja– No se como en esa situación tiene capacidad para pensar.

Voy al cuarto de baño, busco todo lo que tenga y vuelvo a donde está el chico. Le quito la camiseta y me encuentro muchos más tatuajes de los que se escapaban por sus brazos y cuello, estaba repleto y les quedan tan bien, todos eran intensos y juntos hacían una combinación digna de admirar, era alucinante y en su cuerpo tan bien formado aún más.

–Sécate la baba y empieza– Me había quedado embobada observándolo y ni siquiera me había percatado, era realmente ridícula y el un antipático.

El miedo me esta privando de pensar, cojo unas pinzas de depilar y las enjuagó.

–¿Con esa mierda vas a sacármela?–Lo dice de tan mala manera que me dan ganas de pegarle un puñetazo.

Yo si cumplo mis promesas pelirroja (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora