Capítulo 20. Una de tantas.

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–¿Qué cojones buscas?– La miro con seriedad, estoy harto de ella.

–A ti– Sonríe con vacilación–Me ignoraste así que tuve que venir a buscarte en persona–.

–Camila, olvídate de mí–Cierro los ojos y me toco la sien, me es duro alejarme, por eso mismo necesito que lo haga ella, que le queda claro que no la quiero volver a ver.

–No te entiendo, al principio solo me buscabas y ahora ¿Qué pasa ahora?–Hace con sus carnosos labios rosados una fina línea, nunca he llegado a besarla y me muero de ganas por saber que se siente.

–No podemos hablar aqui, ven–La cojo de la mano y siento que no quiero dejarla nunca, que quiero que su mano se quede junto a la mía.

La llevo hasta mi coche y ella se monta sin rechistar.

Narra Camila

Paramos en un edificio, en el que supongo vivirá.

Me hace una señal con la cabeza para que me baje y lo siga, lo obedezco y dejó que me guíe.

–Buenas noches Juan–Le dice con amabilidad al portero.

–Buenas noches señor Carlos–Sonríe y le guiña el ojo para después dirigir su mirada a mi–¿Nueva ligue?–Se ríe pero sin embargo no me causa risa alguna.

–Una de tantas querido Juan–Y sigue su camino hasta el ascensor.

El breve tiempo que pasamos en el ascensor se me hace eterno y muero de ganas por pegarle un puñetazo en toda su bonita cara para que se de cuenta que «Yo no soy una de tantas».

El saca una tarjeta con la que abre la puerta, dejando ver un piso que para ser un piso es enorme y muy moderno, mucho, es hermoso, podría decir que uno de los más bonitos que he visto. Estoy segura que esto tiene que costar un pastón, pero claro, teniendo en cuenta a la mierda que se dedica el dinero no será un problema.

Entro detrás de él y me siento en el enorme sofá camel. El chico me da la espalda y veo cómo se hecha en un vaso algo, ¿El que? Ni idea la verdad.

–¿Te llamas Carlos?–El tal Juan lo llamó así, por lo tanto supongo que será su nombre.

–Escucharás llamarme de muchas formas pero nunca será por mi verdadero nombre–Lo dice con un tono de suficiencia, está siendo jodidamente insoportable.

–¿Qué cojones te pasa conmigo?–Le digo enfurecida y harta de que me trate con si no fuera nadie.

–¿Que quieres?–Frunce el ceño y puedo ver en sus ojos que al igual que yo esta cansado de la situación.

–¡¿Que qué cojones te pasa conmigo?!–Le grito con dureza y me levanto de un salto encarándolo.

El se acerca a mí peligrosamente y deja sus ojos fijos en los míos, ambos los mantenemos unidos intentando demostrar quién tiene más cojones de los dos.

–¿Qué pasa? Se supone que tienes novio ¿Acaso te molesta que no me acerque a ti? ¿Qué sea indiferente?–Puedo sentir como su aliento mentolado choca contra mí, como sus labios solo necesitan un pequeño empujón para chocar con los míos, me estoy volviendo completamente loca. Hacía mucho tiempo que no nos pasaba esto, llevábamos mucho tiempo sin coincidir y volver a sentirlo tan cerca me está revolviendo el alma.

–No, no es eso– Bajo mi mirada hasta sus labios y lamo los míos, los deseo.

–¿Entonces Camila? ¿Por qué puedo sentir como te hierve la sangre al recordar que para mí, eres una de tantas?–Vuelve a respirar hondo, se que al igual que yo nuestra cercanía le enciende.

Yo si cumplo mis promesas pelirroja (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora