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Pasaron dos días desde que ví a Sony, y no he dejado de pensar en ella.
Me envió un montón de mensajes al móvil, pero no he abierto ninguno.
Solo he estado esperando que regrese a Europa y no verla más, después de lo que pasó.

-Muero de hambre, ¿no han hecho las compras acaso? -Riley se queja como niña de cinco años, a la vez que cierra con fuerza la nevera.

- Ey, solo tengo una nevera. - Susan la calmó bromeando.

-Lo siento, esque muero de hambre. - volvió a quejarse. La pelirroja ha pasado en la casa desde que terminó con Emily, ya que está en su fase de consuelo.

- ¿Y porqué no hay comida en casa? -pregunta mamá al vernos a las tres recostadas sobre el mesón de la cocina.

- Pues... - murmuré tratando de inventar una excusa.

-Iré a la cocina por cereal, alguien quiere algo?

- El pastel de calabaza de tu madre es el cielo.

- Haré ensalada de frutas -la pelirroja salió directo a la cocina.

Todos estos dias Riley ha devorado todo lo que hay en la cocina, podría decir que me ha impresionado cuanta comida puede caber en una sola persona.

- Eso no importa, podemos ir al mercado, ¿verdad mamá? - dice Susan, tratando de evitar excusas.

- Gran idea, de hecho nesecito mercado ya - la mujer abrió un cajón del encimero y sacó una lista de compras. -nesecito todas estas cosas para la semana niñas.

Fuimos en el auto de Susan hasta el supermercado y al llegar Riley y yo nos adelantamos para agarrar los carritos de compras como si fuesemos dos niñas pequeñas.

Competíamos en carreritas por los pasillos de las golosinas, mientras que Susan iba detrás nuestro con cara de pena.

- Iré por los lácteos y Riley ve por las verduras.

-Por que a mí siempre lo más aburrido? - se quejó haciendo pataletas.

- ¡Porque tu fuiste la que se devoró toda la comida de la nevera!

Reímos.

-Vale, solo me venciste con eso. - respondió rendida y se fue.

-Susan, te esperaré por la fila.

-Esta bien, solo no te pierdas - reí y se fue. Quedando sola.

Fuí a mi sección favorita en todo el supermercado. La de los libros.

Desde que era pequeña solía correr a la librería de los supermercados cuando mamá hacía las compras.

Revisé categoría por categoría y caí en drama al ver el libro de Stephen Ling 1922. Debía comprar aquel libro.

Hojeé la portada y la sinopsis detalladamente. Este libro era una joya, era el último de su clase.

- Vaya, vaya.. a quien tenemos aquí..

Volteé extrañada para ver de quien provenía la voz.

Kathe, la camarera me observaba sonriente desde el otro estante de libros.

- ¡Kathe!

- ¿Cómo estás? - se acercó a mi y me abrazó sin previo aviso.

Percibí su dulce aroma a vainilla.

- Pues bien , ya sabes haciendo mercado.

- 1922, buena elección. -guiñó el ojo, haciendome sonrojar.

Girls like GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora