2da-26

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- Y porque me seguiste la corriente?

Pregunté asombrada. La británica rió.

-Porque es algo que hubiera hecho y fue divertido - sonreimos divertidas.

Horas después todas habíamos descansado en las habitaciones del yate para luego ir a recorrer un poco la isla en la tarde.

Sony y Coley fueron a almorzar en un restaurante en el centro de la ciudad, mientras que las británicas fueron de compras. Yo decidí quedarme descansando en el yate y reposé en el frente de esta, bronceándome un poco con las gafas de sol, claro estaba disfrutando de una lata de cerveza.

Había pasado un rato y me había quedado dormida expuesta al sol. Como dos horas casi, la vibración de mi celular fue mi salvavidas de caer en una insolación.

Corrí al interior para evitar seguir quemandome, pues me dolía mucho la piel. Contesté el móvil.

- ¿Si? -contesté en tono de queja.

- Hola - Emily sonaba del otro lado de la línea. ¿Porqué no leí el nombre antes de contestar?

- ahh Hola- pronuncié tratando de no sonar nerviosa.

- ¿Te encuentras bien?-preguntó como si supiera que casi muero asada.

- Ufff excelente mejor que nunca. -espeté con voz fingida de felicidad.

- Eso no es lo que creí cuando pasaste un largo tiempo recostada en el sol.

- ¡¿Qué?! ¡¿Cómo lo sabes?! - regresé a ver a todos lados.

- Tranquila, estoy aquí a dos yates del tuyo - Divisé como la rubia me observaba sonriente en el balcón del yate vecino.

- ¿Asi que perfectamente bien? - cuestionó sarcásticamente una vez que ya estabamos frente a frente en una de las habitaciones donde la rubia me prestó una crema para quemaduras.
Parecía un diablillo practicamente, estaba muy roja la piel.

- A excepción de que el 90% de mi piel es roja.

Rió y yo me sonrojé un poco molesta. Resulta que Emily y sus amigas de la universidad pasaban sus vacaciones en el yate de una de sus amigas durante aquellos días. Y como mi suerte es la más buena nos topamos por casualidad.

- ¿Y cuando te vas? - pregunta luego de un rato observandome a los ojos.

- No lo sé - respondí viendo en otra dirección que no fuera su preciosa cara.

- Debemos hablar -mi corazón latió a mil.

-Lo estamos haciendo-respondí cortante.

- Te nesecito - se apegó más a mí.
Con su rostro cerca del mío y sus manos acariciando mi cintura.

Mi corazón pedía a gritos devorar sus labios, pero la razón y el dolor de recordarla en las sábanas con otro fueron suficientes para ponerme de pie y alejarme de ella.

- Nesecito que te vayas- abrí la puerta de la habitación.

- Porfavor Riley - suspiró frustada.

-Vete-murmuré con los ojos a punto de romper en lágrimas.

- ¡Riley no quiero perderte!

- ¡VETE!- Grité entre sollozos y lágrimas.

La rubia se levantó y antes de irse me observó algunos segundos. La amaba, pero más me amaba yo.

No podía estar con ella y fingir que nada pasó, dolía como la mierda.

Me recosté a la cama a seguir llorando como niña de dos años.
Iba a ser dificil, pero debía olvidarla.

Coley's Pov

Después de una tarde divertida junto a la morena recorriendo la isla y tomando miles de fotos. Fuimos por un helado de regreso al yate, con la vista a la playa y ya el hermoso atardecer frente a nosotras, la morena inició la conversa que temía.

- ¿Qué crees que pasará al volver a Miami? -preguntó tomandome por sorpresa. No sabía que responder a esa pregunta.

- No lo sé, tendré que hablar con Kathie, supongo.

- ¿Terminarás con ella?- al observarme sus ojos brillaron y pensé que iba a llorar.

- No lo sé... es muy complicado. No quiero herirla. -comenté.

- No quiero que lo hagas. - dice sorprendiéndome.

-¡¿Qué?! - estaba muy confundida.

-No quiero que la termines porque sientas que tienes una obligación conmigo, si tu ya no sientes lo mismo por ella. Hazlo, pero no quiero que lo hagas por mí.

No sabía que responder a eso, me había tomado por sorpresa.

- De hecho, con ella no siento cosas como lo hago contigo. - murmuré entrelazando nuestros dedos. - No creo poder darle la felicidad que ella nesecita, ni creo que ella pueda darmela. Cuando estoy contigo, no me importa el resto Sony. - terminé diciendo y frené al escuchar sus sollozos.- Estoy perdidamente enamorada de tí.

Tomé mi rostro entre sus manos y limpié sus lagrimas con el pulgar.

- Lo siento no quería hacerte llo..

El impacto de sus labios detuvo la frase que iba a terminar. Correspondí el beso y sonreí, quisiera que ese momento se quedara por siempre y la felicidad aumentaba cada vez más dentro de mí.

Después de algunos mimos más, fuimos de regreso a las costas, donde estaba estacionado el yate.






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