[16] Natare

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Pasada Nochebuena y toda la magia de navidad, aún en el complejo se mantenían las prácticas, aunque habían tomado unos días de vacaciones por las fiestas

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Pasada Nochebuena y toda la magia de navidad, aún en el complejo se mantenían las prácticas, aunque habían tomado unos días de vacaciones por las fiestas.

A poco para la llegada del nuevo año, aún el tiburón de Odarp estaba esforzándose por practicar todo el tiempo que pudiera. No era extraño. Natare Wellington lo hacía de forma constante, y más cuando sabía que estaría cerca de competir contra el nacionalmente conocido Bear Pallace; ese chico si era la joya del deporte del país completo, la fama de Natare en Odarp se quedaba corta a su lado.

Esa razón era una motivación circunstancial en el joven nadador. Pero eso no significaba que tuviera una mala relación con él, porque la verdad, eran muy buenos amigos;  sólo que no podían evitar jugar entre ellos sobre quien podría romper el récord del otro constantemente. Hay amigos entre los cuales existe una competencia sana, y se podía decir que ese era el caso.

Dixon esta vez no se encontraba en la piscina pendiente de él y de Annie. Lo cual era extraño ya que Annie había ido como un día habitual aunque algo tarde y para ser franco no la veía desde antes de navidad, Natare la vio al terminar una serie y estaba esperando que fuera a saludarlo de forma habitual antes de dirigirse a su piscina.

A lo lejos luego de terminar una vuelta más, examinó la entrada de los baños para ver si venía y observó a su primo Nathan que al ver que no estaba Ryan había decidido solo trotar por el día de hoy. Aún seguía desanimado por el fracaso que tuvo en la última fase.

Podía ver que Nathan se había tropezado con alguien y que la otra persona se sobaba, al dejar de estorbar con su cuerpo la imagen de la otra persona, Natare abrió los ojos sorprendido. Era Annie, y estaba empezando lo que parecía ser una discusión.

Sin embargo, Nathan seguía con su habitual sonrisa conquistadora.

Natare se salió de la piscina de un tirón y se quitó los lentes para detallar la escena. Aún Annie seguía haciendo mohines y moviendo su boca rápidamente como si estuviera soltando uno de sus tantos discursos; entonces terminó por deshacerse de su gorro, sacudió un poco la cabeza y se dirigió ahí.

Un momento antes de llegar se cruzó por su mente la chica increíble que alguna vez escuchó de la boca de Nathan, que de casualidad coincidía con la incorporación de Annie al complejo. Así que de eso se trataba, ¿estaban coqueteando entre ellos? Pensó.

Con esa idea en mente caminó con más determinación hasta allá. ¿Qué sucedía? ¿Todos los chicos del mundo estaban interesados en Annie? Soltó una risa amarga y se recriminó a sí mismo por haber tenido ese pensamiento. Debía decirle a Nathan que posiblemente la chica increíble ya tenía novio y que debía guardar sus tácticas de coqueteo.

—¿Esta todo, bien? —llegó entonces y pasó un brazo por encima de los hombros de su primo.

Annie miró en su dirección y le sonrió—: Hola, Natare —y así, tragó grueso.

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