[31] Annie

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[31]

Ahora que estaba ahí, no se sentía tan segura de lo que sea que intento hacer, solo más avergonzada de lo que hizo

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Ahora que estaba ahí, no se sentía tan segura de lo que sea que intento hacer, solo más avergonzada de lo que hizo. Dixon tenía razón, le había hecho mucho daño; estaba tallado en su expresión en cuanto la vio.

Y teniendo sus brazos alrededor de él, sintiéndolo tan cerca suyo, con su corazón a punto de estallar, tenía miedo; porque en esta situación ella lucía como la mala chica rompiendo el corazón de alguien que la había tratado bien.

No quería soltarlo, porque no sabía que decir, sentía sus palmas sostener el cuerpo de Natare en un leve temblor. No había pensando en esto, en las palabras que necesitaba decir para que el entendiera lo que pasaba por su mente. Pero esta era su oportunidad, así que hizo ahínco en su abrazo por si acaso esto terminaba mal, y lo escucho sorber por la nariz. Se liberó de sus brazos entonces precipitadamente.

Lo miró con ojos vacilantes, y Natare de inmediato bajó la mirada pasando su mano por su rostro.

—¿Estas llorando? —preguntó en un susurro que sorprendió hasta ella misma.

El nadador se encogió de hombros, sorbió una vez más por su nariz y levantó la mirada. Puede que sus ojos lucieran un poco irritados; sin embargo su expresión se mostró firme y decidida.

—¿Qué tratas de hacer? —espetó.

Su tono de voz fue como una sacudida a los nervios de Annie. Ahora fue ella quien bajó la mirada detallando el piso. ¿Por qué de todas las personas a quien tuvo pedir disculpas, era tan difícil con él? ¿Era por qué pensaba que realmente podía perderlo? O ¿por que ya pensaba que lo había perdido?... ¿Por qué dejo pasar tanto tiempo para enfrentarlo? ... ¿por qué?... ¿simplemente por qué ahora no sabía cómo disculparse?

—Oh vamos, esto es ridículo —indicó Natare pasando una mano por su cabello y negando—; Estas aquí —dijo en un susurro y se lanzó a tomar sus manos entre las suyas—; Annie...

Ella tomó una gran bocanada de aire que parecía armarla de valor. Aunque lo único que le había dado el valor suficiente era el contacto que ahora él le permitía tener.

— Lo siento, lo siento tanto —reconoció rompiendo a llorar—; esto es la cosa más detestable que he hecho en mi vida.

—¿Pedirme disculpas? —replicó Natare con duda y soltando sus manos.

—No, no, no... —Annie levantó la mirada hacía la suya, dejando ver su rostro lleno de lagrimas y arrepentimiento. Al escucharla, el nadador relajo su expresión y tragó grueso— ; Sabes que no; sino no estaría aquí.

—La verdad Annie, al parecer no sé nada cuando se trata de ti.

—Ya sé —dijo —; por eso estoy aquí. Tengo algo que decir.

—Esta vez realmente voy a esperar que lo digas. La última vez ya me enseñó —la interrumpió.

—Bien. Sólo escucha, ¿bien? —Natare asintió guardando sus manos en los bolsillos de su pantalón —; Lo siento, de verdad lamento haberte dicho que Dixon era tu padre. Al menos de la forma que lo hice, no merecías haberlo sabido por mi; y menos en ese momento, justo en ese momento —reiteró—. No sé que estaba pensando, tal vez que tenía que separar a mi mamá y a Dixon a toda costa, no me gustaba verlos juntos, no me acostumbro a ello, pensé que él había logrado que tu y mi mamá tuvieran una buena imagen de él cuando no era real, y no era justo que la siguieran manteniendo. Pero eso solo estuvo mal, llegue demasiado lejos y lo admito. Lamento haberte lastimado. Fui una persona muy insensible, lamento todo lo que paso ese día. —Annie dio un paso firme hacía su cuerpo, él le mantuvo la mirada. Se veía aun contrariado y triste. No la iba a perdonar.

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