[8]Natare

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Nathalie veía como su hijo devoraba su plato muy rápido, tan distraída en ello que sólo había tocado su comida

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Nathalie veía como su hijo devoraba su plato muy rápido, tan distraída en ello que sólo había tocado su comida. Parecía que estaba pasando hambre, pero no era la primera vez que lo veía así, sabía que estaba esforzándose mucho en los entrenamientos y más estas últimas semanas.

Tomó la cazuela con lo que quedaba de la pasta con albóndigas de verduras, y le hizo una seña a Natare que le pasara su plato.

—No puedo comer más de esto mamá, te quedo delicioso pero tengo que mantener la dieta esta última semana —dijo manteniendo su plato consigo y con el tenedor tomando la última albóndiga.

—Un poco más no te hará daño. Te ves hambriento.

—Lo estoy, pero está bien así.

Natare tomó un vaso de agua y su madre aprovechó para soltar un largo suspiro.

—Tengo que decirte algo —Nathalie confesó dejando su plato a un lado.

—No hace falta que lo digas, sé que no vas a poder ir a la competencia —espetó, sin embargo logró mantener una sonrisa plana hacía ella.

—Lo siento, Natare. No puedo faltar al trabajo y mi jefe no va a aceptar verte nadar como una excusa —explicó, aunque sabía que él ya podía saber esas palabras de memoria. —Sabes que me gustaría estar ahí para ti...

—Está bien, mamá —se levantó limpiando con una servilleta los restos de salsa de la comisura de sus labios y se acercó a ella y le dio un abrazo por la espalda. Enredando sus brazos en el cuello de Nathalie —Le diré a alguien que lo grabe para ti.

Ella apretó los brazos de Natare, y asintió.

—Lavaré los platos por ti, ven —dijo apilando los platos y caminando a la cocina.

Lejos de la mirada de su madre, colocó los platos en el fregadero y cerró los ojos por un momento. Le gustaría que su mamá fuera a verlo pero no quería que ella perdiera su trabajo, porque a pesar de que se esforzaba mucho por mantenerlo sabía que le gustaba.

Se dio vuelta y fue a tomar la cazuela de la mesa que había faltado. Nathalie estaba regresando de lavarse las manos y caminó con él hasta el fregadero.

Él comenzó con su labor y su madre empezó a hablar.

—¿Qué tal fue tu día hoy?

—Bien, estamos en la última etapa. Mañana es nuestro último entrenamiento rompedor antes de la primera fase —hablar de la natación siempre le sacaba una sonrisa, así que de forma inevitable ahí la tenía—. Dixon y Ryan se han unido estos últimos días, así que estoy practicando con Nathan y su club. Es más divertido.

Su mamá rió, Nathan y Natare parecían hermanos desde pequeños, era normal que se divirtiera con él

—Me imagino, y ya que hablas de eso. Tu tía me pidió que si podías darle un aventón a tu primo ahora que están practicando a la misma hora, así puede dormir un poco más antes de pasar recogiéndome para llevarme al trabajo.

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