[13] Annie

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Arthur iba cantando una canción que sonaba en la radio camino a casa de Annie, a quien le estaba dando un aventón.

—Arthur, haz silencio —rogó Annie—. Estas destrozando esa canción.

El chico rio sin parar mientras conducía.

—Ana, Ana, Ana, Ana...—cantó—. Ana te quejas más que las bananas.

Annie lo miró con pena y negó el gesto. Él estaba demasiado hiperactivo para ser verdad, había acabado con la mesa de dulce y eso sólo cuando ella pudo verlo. De resto quien sabe había comido que lo tenía como un niño de cinco años cantando canciones y contando chistes de mal gusto. Sin olvidar la carrera que trató de hacer con Annie para llegar al carro, evidentemente ella no participó.

Cuando llegó a casa de ella, Arthur hizo una maniobra que le provocó estacionar el carro de un solo movimiento.

—¡Viste eso, Ana! —dijo cuando Annie bajó del auto sin prestarle atención—. Ana, Ana, Anaaa.

—¿Bebiste alcohol? —cuestionó ella.

—No, Ana —soltó una carcajada.

—Mejor, baja. Te daré una taza de café puro para que te normalices.

—¿Me vas a dejar pasar? —dijo, ilusionado.

—Baja antes de que me arrepienta.

Annie tomo sus cosas y se hizo una cola alta antes de abrir la puerta y pasar. Gritó llamando a su madre pero no la sintió en casa, como era ya de mañana pensó que seguramente se había ido a uno de esos tantos cursos que le mandaban a hacer desde WinChannel.

Al bajar las escaleras Arthur seguía en el comedor donde lo había dejado. Encendió la cafetera y preparó para ella y para Arthur dos tazas bien cargadas. Annie los necesitaba para bajar el sueño que tenía y Arthur para quitar su hiperactividad.

—Bueno, mi parte está hecha —concluyó Annie despúes de un trago—. Ahora espero que tu primo investigue a Dixon.

—Mi cuñado —corrigió—. Y ya le dije que lo hiciera, Ana. Pero...

—¿Pero qué?

—Puede que se tarde un poco —dijo enfatizándolo con un movimiento de manos—. Esta en sus exámenes finales y necesita algo de tiempo.

Annie soltó un bufido.

—Genial —murmuró con sarcasmo.

—Ana, Ana, Ana, cálmate y verás que todo irá bien —zanjó sonriente.

—Deja de repetir Ana, es irritante.

Arthur hizo un okey silencioso y sopló su café dejando que saliera de él el vapor caliente. Se vieron el uno al otro en silencio mientras terminaban sus tazas.

ChapuzónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora