[29] Annie

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[29]

Llevaba como una hora viendo su reflejo en el tocador de su habitación tratando de encontrarse a sí misma, solo por un momento

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Llevaba como una hora viendo su reflejo en el tocador de su habitación tratando de encontrarse a sí misma, solo por un momento. Ser ella  se sentía tan lejano, como si no tuviera sentido cada parte de su ser. Un día estaba convencida de que tenía la razón de su lado y otro, tuvo que agachar su cabeza.

Aun había una parte de sí que decía ¿Por qué agachar la cabeza? ¡Tu mamá esta muy enamorada para notar que un hombre que hace algo así es un mal hombre! ¡Tu tienes la razón! Pero esa voz definitivamente era muy débil, y lejana. El único motivo por el cual podría perseguirla es por orgullo; y en este momento no era lo que estaba buscando.

Suspiro y entonces tomó su teléfono celular. Tenía que salir a tomar aire para aclarar la cabeza. Su mamá seguramente estaba con Dixon, estaba aparentemente aplicando una ley de hielo contra ella la última semana.

—Hola, Arthur —dijo cuando escuchó su voz.

—Cielos, Ana. ¿Estás bien? —preguntó—. ¿Has hecho las paces con tu mamá?

—No —susurró—. ¿Podemos vernos hoy?

—Umn, no puedo Ana. Tengo que ir a una reunión con unos amigos.

—¿Una reunión con unos amigos? —inquirió con amargura, ¿Cuáles amigos? ¿Acaso no era solamente su amigo?

—Sí, vamos a jugar algunos videojuegos. En realidad es como una pequeña competencia o algo así... En fin, si quieres puedes venir.

Annie lo meditó, ella en serio no tenía más amigos que él y Natare. O bueno, Arthur solamente. Cerró sus ojos ante la cruda realidad.

—No, está bien. Diviértete —colgó.

Ya había ordenado su habitación dos veces y empezado a buscar libros para estudiar para los próximos semestres para ocuparse, esto último le fue imposible, su mente estaba muy ocupada pensando en miles de cosas que debió no haber hecho.

Tenía que salir.

Pasó una sudadera por su cabeza, se colocó unos zapatos de correr cómodos y salió de su casa. Lucía terrible con su cabello sin peinar, sus ojeras y su lamentable expresión, pero al lugar donde iba no necesitaba impresionar.

Fue caminando hasta el cementerio donde reposaban los restos de su padre y se arrojó sobre su tumba como si hubiera cargado un saco de harina sobre su hombro. Estuvo tanto tiempo sentada en silencio en ese lugar que parecía como si nadie estuviera ahí, hasta que finalmente habló.

—Supongo que si estuvieras vivo también estarías enojado conmigo —dijo, empezó a vaciar los floreros llenos de ramas secas—; o no lo sé; esa es la peor parte, no puedo saberlo. De todas formas me he callado el tiempo suficiente, en el caso de que ese también fuera tu castigo.

Rodó una lágrima por su mejilla y la secó.

—Este es el avance que he traído hoy: causé muchos problemas y tal vez usé tu nombre para justificarlo—hundió la cabeza entre sus rodillas—, lo siento tanto, pero es que.... ¿Por qué mi mamá tiene que comportarse así? ¿No puede simplemente gritarme para hacerme entrar en razón? Yo solo digo, papá, que en serio Dixon no parecía un buen tipo para mí, era mi sexto sentido susurrándome al oído. Y si, todos los sentidos se equivocan, pueden ser engañados, incluyendo al sexto; pero no me equivoqué después de todo, había algo. —resopló— No, definitivamente no debería estar excusándome. Es como un espiral, el espiral de la culpa. Sólo quiero tener con quien hablar en estos momentos, me siento tan mal ¿Qué debería hacer? —rompió a llorar.

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