[24] Natare

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Había cambiado la posición que tenía para conciliar el sueño, pero no podía

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Había cambiado la posición que tenía para conciliar el sueño, pero no podía. No dejaba de pensar en que le estaba pasando, desde que había colgado la llamada de Annie se acumularon un montón de emociones diferentes en él. Eso y el hecho de que Nathan estaba tirado en una colcha en el suelo no ayudaban en nada a poder descansar.

Se sentía muy cansado por todas las vueltas que dieron en el vecindario luego de pasear a los perros, en la tarde estuvieron haciendo ejercicio para mantenerse en forma debido a que partirían en unos días a la competencia nacional.

Natare se inclinó hacia adelante apoyando los codos en el colchón y vio como Nathan estaba usando su celular mientras se tapaba con la sabana. Aun el reflejo de la luz del móvil podía notarse.

El nadador suspiró y estiró el pie para empujar a Nathan. Este sorprendido le metió la cabeza a la pata de la cama y chilló del dolor.

—¡Shh! Baja la voz, vas a despertar a mi mamá —dijo Natare.

Su primo lo miró desde abajo sobando su nuca mientras se sentaba y recogía el teléfono que había salido volando de sus manos.

—¿Cómo quieres que no grite? ¡Eso dolió! —musitó.

—Bueno... lo siento, pero no me dejas dormir con el brillo de tu teléfono.

—Natare, tenía el brillo bajo y estaba tapado con mi sabana, si tuvieras mucho sueño ya estarías dormido en vez de estar dándome patadas—lo acusó—. ¿Por qué no puedes dormir? Estas pensando en el terror d... —Natare lo miró retándolo a continuar—, a Annie. De ella hablo, ya sabes.

—Deja de llamarla así, no es... No es ningún terror, Nathan.—se pasó la mano por la cara y se levantó de la cama—. Voy por un vaso de agua, no es que no pueda dormir por estar pensando ella; que me tiene algo nervioso tratar de agradarle, sí. Pero... esta vez estoy pensando más, en algo que me dijo.

—Oh, ¿ya te rechazó?

—¡Nathan! —le reprendió el nadador—. Eso no ha pasado todavía. Y no se trata de eso, es que... ¿Por qué rayos no fuiste a la universidad?

Nathan que estaba viendo como su primo daba vueltas sin parar por la habitación, se puso de pie para lanzarse en la cama.

—¿Por qué me preguntas eso? Yo puedo dormirme en cualquier momento, el del problema eres tú.

Natare asintió a su respuesta y arrastró una silla que estaba en la habitación y la acercó junto a la cama donde Nathan ya estaba muy cómodo.

—Sí, pero sé porque yo no fui a la universidad. Pero tú, ¿por qué no?

—Primo, tú eras más listo que yo en clases. Si tu no lograbas ir a la universidad para mi no tenía sentido. Además queremos ser nadadores importantes ¿no lo recuerdas? O es que... ¿Ya no quieres serlo? —Nathan se tocó el pecho, esperando la respuesta.

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