07. Celeste - "Incomodidad en casa"

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Incomoda en casa.

* * *

-Espera, espera... ¿Qué? -digo sorprendida, ella tan solo asiente dándole crédito a sus palabras.

¿Qué ella es novia de Brian? Y qué yo pensaba hacerle de cupido con Len.

-Ya lo dije Cele -dice extasiada por mi actitud, pero ella tiene la culpa, no me dijo nada. -Ahora mueve esos pies, que llegamos tarde al Cecyte -dice tomando mi mano para darle prisa.

Íbamos al frente de la secundaria, y entrabamos a las ocho. Y faltaban quince minutos. ¡Quince minutos!

Bajamos la pequeña bajada para entrar al Cecyte, cruzando el pequeño pasto y llegar a los primeros salones.

Resignada paso los dos salones y subo las escaleras para ir a mi salón, mientras Cielo se queda con el espárrago platicando de sabrá Dios qué.

-¡Lenin! -este salta casi soltando su teléfono amarillo. Espera, amarillo es igual al de Delsin.

-Me sacas el corazón, Lluvia -saluda bloqueando el teléfono y guardándolo en su saco amarillo. -¿Qué pasa?

-Cielo tiene novio -suelto sentándome a un lado de su banco. -Yo no sabia, -aclaro al verlo alzar su dedo índice para protestar. -Yo quería hacerle de cupido.

El niega algo triste, hace una media sonrisa.

-No pasa nada. Ella terminara con el y yo ya no abra sentimiento, creo-dice dando un soplido de derrota.

-En verdad lo siento.

-Tranquila Lluvia, estoy bien.

No le insisto mas. La campana suena donde el profesor Castro entra dando con su, ya habitual, té de manzanilla.

*-*-*

Observo a mi madre con los ojos bien abiertos, donde puedo ver que su sonrisa se ensancha. Después de clases a Len se le ocurrió acompañarme a casa.

-Mamá, no... -movió su dedo índice mandándome a callar.

-Silencio Celeste -indica mi madre, vuelve la vista a Lenin -. ¿Cuanto esperabas para presentarte como novio de mi hija?

-Señora yo...

-Sin pena hijo, pasa. ¿Quieres comer algo? Pasa.

-Mamá -llamo entre dientes, siento mis mejillas calientes por la vergüenza de la confusión -, Lenin ya se va.

-De ninguna manera -detiene mamá, a lo que veo que mi amigo traga saliva con nerviosismo.

Mi mama en ves de bombardearlo con preguntas, mas bien lo va a hacer comer hasta reventar. Por eso Benja me termino, miedoso a la engorda.

Sin esperar respuesta, Mamá entro a la casa. Donde me dejo a solas con Lenin.

-Mamá y sus cosas -digo con una sonrisa tensa -, lo siento.

-No pasa nada -dice moviendo su mano restándole importancia -. Además, tengo hambre.

Y sin decir mas, se paso a mi casa como Pedro por su casa. Mientras yo me quedo con la boca abierta al ver tal descaro.

Cierro mi boca y casi corriendo entro a la cocina donde Lenin ya se estaba sentando, lo miro indignada mientras mama ponía los plantos y le servía un poco de agua.

-Te vas a quedar aquí parada -dice mi madre indignada, viéndome con desdén. Yo trago saliva y niego -. Siéntate, al menos no hagas que tu novio se vea solo. Anda que yo sirvo la comida.

Saco un poco de aire, quito mi mochila para dejarla a un lado y sentarme a la par de Lenin mi supuesto "novio".

-¿Y cómo se conocieron? -empezó mamá, después de haber servido la comida. Sentándose al frente de ambos.

Veo mi plato. Mmm, tacos.

-Nuestro amor surgió del odio -contesta Lenin con simpleza, mientas le da un bocado a su primer taco -, ya sabe. Le di un balonazo porque ella estaba metida en su celular.

-Algo bueno surgió por usar ese aparato -argumenta mamá con una sonrisa. Fulmino con la mirada a mi primogenitora.

-No hallo ni como quitarle ese aparato de las manos -argumenta fingiendo tristeza -, tengo miedo que me deje y me cambie por monarca.

-¿Monarca? -interroga mamá, mientras me da una mirada de decepción.

-Así llamo a su teléfono -contesta tomando de su jugo de fresa. -Pero yo soy resistente.

-Pero la puedes distraer con otra cosa -indica mamá, yo suelto el taco mirándola con asco. -Ya saben, con "ejercicio".

-¡Mamá! -exclamo a todos colores, mientras Lenin esconde una sonrisa con las mejillas a todos colores y tronando sus dedos.

Nota mental: cuando Len esta incómodo o nerviosos truena sus dedos.

-¿Qué? -dice mamá inocente. Mira el plato de Len -Te ofrezco mas.

-Gracias...

Mamá se pone de pie para servir mas, mientras yo le doy un puntapié.

-Eres un glotón -acuso, el se encoge de hombros y me enseña la lengua para robarme un taco. -¡Oye!

-Tranquilos chiquillos, en la cocina no.

Abro mis ojos y evito mirar a Len.

-¡Mamá!

-¡Suegra!

-Cállate Len -digo al poner atención a sus palabras, el me da una sonrisa sarcástica. -Vamos a mi habitación.

-¡Lluvia Celeste! -exclama mamá. Sin hacer caso a mis mejillas que ardían y los ojos de Len en mi, lo arrastro hasta mi habitación tomando mi mochila.

Len alcanza a tomar la suya y dar las gracias por la comida, lo suelto al ver la entada del pasillo. El me sigue a mi habitación donde la abro con algo de brusquedad.

-¿Van a necesitar condones? -cuestiona mamá a la entrada del pasillo.

-¡Por Dios mamá! -exclamo avergonzada, empujo a Len antes de que abra la boca y me exponga mas a la vergüenza-. Lo siento tanto.

Digo al cerrar la puerta.

-Sí, -ríe algo nervioso mientras tuerce sus dedos -. A sido -lo veo tragar saliva -, muy, pero demasiado vergonzoso.

-Mejor no hablemos mas de eso -indico poniendo la mochila en la cama, ya que no tengo un escritorio.

-Concuerdo.

Se pone a vagar en mi cuarto, yo lo sigo con los ojos curiosos al ver que se para en el pequeña biblioteca -que cuenta con diez libros-, tocando los bodes de este.

-¿Te gusta leer? -cuestiono sin saber como las palabras salieron.

El voltea a verme con una mueca de incomodidad, donde pone una mano en su nuca.

-Sí... Estoy leyendo «Harmony House».

-Odie ese libro -le hago saber. El mira de vuelta a la mini biblioteca donde los tengo en una pequeña repisa.

-Yo también lo estoy odiando. Pero tenemos que terminar el libro hasta el final, porque algo que odias lo terminas amando.

-No juzgare tu opinión -le hago saber, me acerco a ver los libro con nostalgia. -Mi hermano Guillermo me los a regalado todos.

-¿Cuando cumples años? -cuestiona, lo veo con desconfianza.

-Te recuerdo que te gusta Cielo.

El suelta una risa inocente tomando el libro de «Tenías que ser tú de Zara Black»

-Eso no quita que te pueda regalar algo -aclara, viendo la sinopsis del libro. -¿Y bien? ¿Cuando es?

-El dieciocho de noviembre.

-Te voy a sorprender -dice guiñando un ojos juguetonamente.

Buscando Wi-Fi  (Borrador) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora