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25. Delsin - "Ay, quema"

¡Ay, quema!

***

Doy un bocado de aire el cual me topo con mala gana,porque en la ciudad jamás respiro el aire puro y solo
siento el aire algo pesado.

Aun así, no puedo dejar de pensar en que pasara con Lenin y Celeste.

Mamá me mira con media sonrisa mientras extiende un Andartti de capuchino con canela, mi favorito.

No hacia ni media hora que habíamos bajado del avión, cuando Lenin me llamo algo histérico faltaba media hora para subir en el, quiero llegar para ver su expresión y si ya lo arreglo todo. Pero creo que no lo a
hecho.

Si cuando me dio el regalo no hubiera visto tanto su escritorio, ni yo me hubiera dado la idea de esculcar y encontrar todas las cartas dirigidas a Lluvia Celeste.

Sabía que Lenin no podía ocultar sus verdaderos sentimientos por mucho tiempo.

Hasta Fanny se dio cuenta.

Fanny, sonrió solo con recordarla. Aun no lo puedo creer que me allá dicho que si, aunque Lenin me va a
dar un sermón de drama el no avisarle de mi verdadera
situación.

« — ¡He! Fanny —hablo algo nervioso, estaba a escasos minutos de subir al avión y mi estómago se comprimía de la emoción.

— ¿Qué pasa Del-Tonto? —Dice riendo, ya que ni Lenin pudo venir al aeropuerto.

Mi vuelo fue anunciado para empezar a ir a la sala de abordo, sin embargo no le tomo mucha importancia
por los nervios que se me estaban crispando y mi corazón se aceleraba.

— ¿Puedes sacar un momento tu móvil? —Me mira con el ceño fruncido, pero accede al ver mi cara de
desesperación. Me lo muestra cuando lo tiene en sus pequeñas manos.

—Listo, ¿ahora?

—Busca la canción de «Me gustas tú de Lucah» —sus dedos quejan intactos en la pantalla y me mira perpleja —, te acuerdas que dijiste que la dedicara a quien me gustaba.

—Lo recuerdo —dice en un susurro.

—Bueno, ponla ahora. Que esa canción va para ti —le hago saber, mamá me mira con una mirada de
desesperación, ya que el vuelo se anuncia por segunda vez.
— ¿Yo creí... Qué?

—La que me gusta eres tú, y ya que no vas a poner la canción —doy un bocado de aire y poso una mano en
su mandíbula que esta algo tensa —, ¿quieres ser mi novia, Fanny?

La veo tragar saliva y sus ojos algo cristalizarse, en vez de contestarme me envuelve en un abrazo.

— ¡No sabes cuánto esperaba eso! ¡Por supuesto que sí, idiota!

Yo rio por su exclamación de felicidad. Pero antes de dar un paso a darle un beso en su mejilla; ella toma mi rostro entre sus manos y une su labios delgados en los míos.

Lástima que no lo pude disfrutar como se debía, por el hecho de la anunciación del vuelo y mamá
llamándome con desesperación »