Siempre que entro a mi casa tengo costumbre de que Onawa me reciba con un abrazo, pero jamás la presencia de mis otros amigos. El siempre va al parque Juárez.
Baje a Onawa, ya que si pesa y miro a la sala donde esta mi amigo sentado con su «amor frustrado» en un silencio que hasta acá se huele a incomodidad y en el comedor una cabellera castaña atada en una coleta dándome la espalda.
—Hola, chicos —digo, Len se pone de pie estirándose mirando a Cielo.
—Ho... ¿Qué diablos te paso en la cabeza? —Interroga, o cual logra llamar la atención de los demás.
Inconscientemente me llevo una mano a la cabeza donde una venda cubría y al presionar donde me había brotado sangre hice una mueca de dolor.
—Me he caído —digo con simpleza, me despojo de la mochila poniéndola al borde de las escalera.
—¿Tan torpe eres? —Cuestiona Cielo, mirándome con sus ojos marrones. Frunzo mi ceño y la miro mal.
—¿Estas bien? —Sisea Celeste, cuando se encuentra a un lado mío. La veo subir una mano a donde esta la venda algo vacilante, pero al final pone las yemas de sus dedos ahí.
—Por supuesto —digo mirando a Len, no quiero mirarla a ella por lo que ocurrió ayer, aunque fue su culpa —, me e caído cuando hacíamos la pirámide de “botella”, creo que así no podre ir al desfile.
—¿Estabas mero arriba o qué?
—¡Au! —Exclamo quitando la mano de Lluvia y mirándola al final —, era el que sostenía la bandera. Pero Daniel se movió y fui cayendo de lleno al piso.
—Pobre de Dely —agacho la mirada para ver a mi hermana —. ¿Quieres hielo? ¿Un curita? ¿Una inyección?
Rio por sus cuidados, niego con la cabeza y me pongo a su altura.
—Estoy bien Ona, gracias.
A pesar de que tenga siete años es buena enfermera, siempre nos cuidamos mutuamente; y eso me causa una ternura infinita en ella.
—Bueno, tienes que comer —indica tomándome de la mano y guiándome a la cocina donde se encuentra una pequeña mesa —. Ustedes también.
—¡Yo quiero el plato mas grande! — Grito Len, suelto una gran carcajada al verlo pasar y sentarse —, ya te estabas tardando en ofrecer comida.
—Tu te la acabas toda —regaña la menor —, yo pongo los platos.
—Te ayudo pequeña —se apunta Celeste. Le doy una media sonrisa a Len y alzo mis cejas al verlo sentado con Cielo solo; este me mira con indignación.
ESTÁS LEYENDO
Buscando Wi-Fi (Borrador) ✔
Humor¿Qué adolescente jámas suelta su teléfono celular en ningun momento? Celeste era uno de ellos, no lo soltaba por nada del mundo. Ella solo piensa en tres cosas; Internet, Wattpad y Facebook. Tras tener la dicha de sus padres al cancelarle el intern...