UN REGRESO FELIZ (Parte I)

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Muchas veces las fiestas se convierten en algo que quieres evitar, rezas porque no llegue ese día, cuando estás frente a tu familia lo único que puedes hacer es fingir una sonrisa y tratar con amabilidad a los demás, aunque por dentro solo quieras correr hacia tu habitación y no salir de ahí por un largo tiempo.

¿Es qué ellos no logran comprenderlo? muchas personas no están destinadas a encontrar el amor, tal vez solo están destinados a tener una carrera brillante y un salario bueno que te permita vivir en una casa humilde y no bajo un puente. Muchas veces el amor no llega de la forma que se espera, a veces solo llega por minutos y luego se va. Maggy estaba segura que el amor de su vida era Jason Beghe, pero lastimosamente, él se encontraba demasiado lejos para notar su presencia. Desde que ella lo había visto actuar no había despegado su atención de él, tanto así, que había cancelado muchas citas por quedarse viendo el maratón de Chicago P.D donde él salía.

La mala noticia de estar enamorada de un hombre que no sabía de su existencia era el hecho de que su madre constantemente le estaba haciendo la famosa pregunta: ¿y el novio Maggy?, ¿cuándo me darás nietos? Al parecer ella no se contentaba con los hijos de sus hermanas menores, no, ella quería uno de Maggy y del hombre invisible que todos los años llevaba, como ese día. Su padre había insistido en que ella cancelara su viaje y pasara las fiestas con ellos, y aunque al inicio se negó, su padre la chantajeó diciéndole que él era un viejo que en cualquier momento moriría; ahora ella estaba frente a su casa, cansada y con sus zapatos con popo de cabra.

―¡Tía, Maggy! ―exclamó el mayor de sus sobrinos, la aludida dejó a un lado el celular y se puso de pie abriendo los brazos para que Marco Junior la abrazara y la llenara de besos. Esa era la mejor parte de ser tía; que te llenan de besos y te muestran cuanto te aman.

Blanca, la más pequeña, se sostuvo de los muebles hasta llegar a ella y tirar de su falda, Margaret rió dejando en el suelo a su sobrino para después tomar en sus brazos a la pequeña y llenar de besos sus regordetas mejillas, la niña balbuceó su nombre enterrando su rostro en su cuello. Ella era la mayor del clan Fabri, tres hermanos menores y dos de ellas casadas felizmente, luego ella amando a un actor de quinta base. Tampoco es que se quejara, tenía una carrera y la soledad que siempre había buscado.

―¡Pero qué grande están, pequeños niños! ―Señaló Margaret, besando la frente de la pequeña hija de su hermana Yurian―, ¡Y que fea que estás tú!

―Sigue de solterona, Maggy, los hijos envejecen ―masculló entre dientes Micaela, sosteniendo entre sus brazos a un llorón Ricardo que se aferraba a los brazos de su madre. Margaret besó las mejillas de sus hermanas y acarició la frente de sus tres sobrinos para después lanzarse a los brazos de Omar; su hermano y único varón en el clan Fabri.

―Pensé que no vendrías, padre dijo que seguirías de viaje en viaje en vez de venir ―manifestó su hermano, sosteniéndola para después pasar sus manos por el cabello oscuro de ella. Omar era el segundo y le llevaba un año, las mellizas tenían veinticinco y ambas ya estaban casadas, Micaela hace dos años.

―Padre se apareció el lunes en mi consultorio, el señor no se fue hasta que no le dije que sí y cancele mi viaje a España ―expresó pasando sus manos por su cabello suelto. Se giró bajando su maleta del carro para después seguir a su hermano dentro de la casa de sus padres. Hizo una mueca cuando su hermano le señaló sus zapatos y ella tuvo que regresar para sacudirlos, amaba esos zapatos y estaba segura que ya no los usaría. No más.

Todos se habían criado en Viviate, un pueblo envuelto en maravillosos paisajes y de ríos, ese pueblo era conocido por sus mitos y leyendas. Algunos vivían de la empresa de la caña de azúcar y otros de sus chacras y animales que criaban, eran pocos los que tenían tanto poder y dinero para vivir por largo tiempo, en ese caso la chacra de su padre les había dado educación a los cuatro y dos habían ejercido su carrera universitaria. Ser exitosa en un pueblo era tener un esposo e hijos, pero para Margaret ser exitosa era tener libertad y hacer lo que tanto amaba.

UN DESEO POR NAVIDAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora