―Debo irme, es una tradición ―susurró recostado en el marco de la pared, ella sonrió pasando sus dedos por su cabello para peinarlo con rapidez―, estás hermosa, Margaret.
―Adulador ―bromeó robándole una sonrisa, él se inclinó y besó su frente con suavidad―, ¿volverás?
―Es solo caza, Margaret. Prometo volver a tiempo.
―Entonces te reservaré la primera pieza de baile.
―Por favor ―susurró con media sonrisa, tomó su mano con delicadeza llevándosela a los labios para dejar un beso ahí, ella asintió y lo vio alejarse lentamente. Cerró la puerta y caminó hasta la ventana, se asomó y lo vio llegar con los demás, él sonreía dando la mano como un simple aldeano y no como un rey.
Margaret sonrió pasando sus dedos por sus labios, cerró los ojos y se recostó en la ventana viéndolo reír a carcajadas subido en el caballo. Su cabello caía en su frente y cubría aquellas orejas tan pequeñas que tenía, él negaba repetidas veces y echaba la cabeza hacia atrás cuando la risa era cada vez más fuerte. Ella se quedó por largos minutos observándolo hasta que él se giró y le sonrió abiertamente.
«Creo que estoy perdido, Margaret» Recordó que murmuró sobre sus labios, ella rió ante la suave caricia de sus dedos.
Ellos habían llegado tarde al castillo, pero a tiempo para que nadie notara su ausencia, entre risas y suave roces de dedos cada quien se despidió para ir a sus aposentos, Arthur fue quien partió más temprano mientras que el rey se quedó frente a su habitación sosteniendo su mano para después besarla y decirle cuan bella era. Cuando él se fue, ella no dejó de reír y bailar pasando sus dedos por sus labios hinchados por los besos de él.
Él levantó la mano y ella hizo lo mismo, Lucían se inclinó y dio una orden para después alejarse del castillo. Lo vio partir y cerró los ojos.
¿Qué le sucedía? parecía más una muchacha con las hormonas alteradas que una mujer hecha y derecha. Tal vez se había cansado de ser siempre la mujer de reglas y esta vez se estaba dejando despeinar por el amor.
Maggy salió de su habitación con dirección a la biblioteca, pasó sus dedos por el vestido y se perdió entre tanto libro hasta que un retrato le llamó la atención. Dejó el libro en la mesita de cristal y se puso de pie para llegar a la fotografía, ésta estaba empolvada y olvidada.
―Era muy hermosa ―apuntó la reina con suavidad, y ella se sobresaltó al encontrarla a unos metros de ella, la reina le sonrió y se acercó mirando el retrato con una sonrisa triste y llena de recuerdos. La reina, la esposa de Lucían estaba a lado del rey sonriendo como una niña, sus ojos eran de un celeste suave y su cabello rubio caía en sus hombros dándole un aspecto frágil. Ella envolvía sus manos alrededor de su vientre con recelo; protegiéndolo―, todos sabíamos que era una mujer frágil, hermosa, pero frágil. Yo le dije al padre de mis hijos que Lucían sufriría, pero no pudimos hacer nada. Ella estaba muy mal y no resistió el dar a luz. Hudson nació sano, pero ella murió sosteniéndolo en sus brazos.
―El rey debió sufrir mucho, ¿no es así? ―inquirió Maggy, imaginando a Lucían con un bebé en brazos, un reino que liderar y un corazón que sanar. Ese hombre era extraordinario, era tan fuerte que aún con los años se mantenía sonriéndole a la vida.
―No te imaginas cuanto, él era tan brillante... y un día se apagó. El rey pasó por mucho y eso lo ha convertido en un gran soberano, alguien que daría todo por su pueblo ―reflexionó la mujer para después ponerse de pie―, ¡Querida, ve a alistarse! hay muchas cosas que hacer y poco tiempo.

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UN DESEO POR NAVIDAD (TERMINADA)
RomanceCuando naces en un pueblo y vives ahí es muy difícil salir adelante, estudiar una carrera o en todo caso ser independiente es complicado, el éxito es casarse y atender bien a tu marido, quien se casa es una mujer con mucha suerte, quien se casa es t...