Día tres.
―¿Margaret? ―Ella se sobresaltó al escucharlo y terminó lanzando el pastelillo al suelo, ella se llevó la mano al pecho y gritó girándose hacia un travieso príncipe y un risueño rey, ambos con la mirada inocente y las manos escondidas―, ¿pero qué pasó aquí?
―Nada, Griselda me dijo que estarían de caza.
―Hudson recordó que tenía una cita con la princesa morada ―bromeó Arthur viendo pasar a su sobrino con rapidez, Maggy esbozó una sonrisa al verlo pasar con las mejillas rojas. Ella se giró fijando sus ojos en los de Lucían y él le giñó un ojo ―. ¡Par de tortolos!
―¿Sería una falta de respeto si le tiro la olla al príncipe? ―preguntó Maggy, el príncipe abrió los ojos retrocediendo lentamente.
―Será nuestro secreto ―bromeó Lucían, viendo a su hermano huir de ahí. Ambos soltaron una carcajada y él se acercó para tomarle las manos con delicadeza, se inclinó y besó sus nudillos sin dejar de verla―. ¿Cómo amaneciste?
―Muy bien. Hoy cuando me desperté encontré una rosa y mi nombre, ¿usted acecha mi habitación cuando nadie se da cuenta? ―Él aclaró su garganta y ella se sorprendió por el color carmín que apareció en sus mejillas. Los hombres que ella había conocido no se sonrojaban, ella estaba segura que ante su pregunta habrían soltado alguna palabra atrevida, pero nunca se hubieran sonrojado.
―Es que aquí se considera pecado que una mujer tan hermosa nos niegue su sonrisa, así como un vil ladrón, entré y tuve la dicha de ver su belleza, ¿eso está mal? ―bromeó, ella sonrió en su dirección―. Hay una celebración cerca del riachuelo, los aldeanos celebran el año frío y bailan hasta el amanecer.
―Eso se oye como las fiestas por año nuevo, todos los jóvenes huyen de sus casas a celebrarlo en la playa ―comentó distraída, sin darse cuenta que Lucían la escuchaba atentamente―, bueno, también los que no somos tan jóvenes.
―Entonces vamos, Arthur también irá, ¿te parece bien?
―¿Ahora?, ¿y tus padres?
―Ahí está el asunto. Iremos como simples aldeanos y no como reyes, Arthur nos conseguirá ropa y allá nos veremos con uno de mis primos, ¿te parece bien? ―Ella sonrió traviesa y levantó los pulgares.
―¿Treparemos el balcón para que nadie se dé cuenta?
―Creo que más bien escaparemos por atrás, será una cruzada llena de peligros, ¿estás dispuesta a seguirnos, doncella? ―le preguntó con seriedad, ella golpeó su hombro con suavidad soltando una risita, él sonrió e hizo una inclinación―, tu ropa debe estar ya en la habitación, golpearé tu puerta y saldremos, ¿bien?
―Nos vemos, majestad ―finalizó alejándose de ahí, Lucían esbozó una sonrisa.
Maggy recogió su cabello en una coleta y encima se puso la tela blanca que envolvía su cabeza, alisó el traje gris y se sentó en la cama poniéndose unas zapatillas del mismo color y cómodas. Ella ya estaba lista y solo esperaba que Lucían tocara la puerta y saldría de ahí, dio unas cuantas vueltas hasta que la puerta sonó, soltó el aire contenido y se apresuró a abrir. Lucían entró de inmediato y le sonrió.
Él había dejado su corona y su traje por uno del color de la ropa de ella, su cabello estaba cubierto por una tela negra que la amaraba atrás, algunas mechas se salían rebeldes. Él le sonrió abiertamente.
―Como princesa, como doncella y como reina del apartamento, te ves hermosa. ―Ella sonrió cuando mencionó lo del apartamento, él realmente escuchaba todo lo que ella decía―, debemos darnos prisa, Hudson está con una amiga y mi padre de caza, mi madre está con su hermana, luego te la presento.
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UN DESEO POR NAVIDAD (TERMINADA)
Любовные романыCuando naces en un pueblo y vives ahí es muy difícil salir adelante, estudiar una carrera o en todo caso ser independiente es complicado, el éxito es casarse y atender bien a tu marido, quien se casa es una mujer con mucha suerte, quien se casa es t...