LA ÚLTIMA NOCHE (Parte II)

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¡Era idéntico!

Luke, aquel hombre con el cual su madre la había emparejado para una cita en noche buena, era igual a Lucían, pero sin corona y mucho menos con manos suaves. Él tenía las manos callosas y en vez de corona llevaba un gorro oscuro que hacía que su cabello medio largo cubriera sus orejas, una barba de días que cubría su quijada y cuando sonreía lo hacía ver más atractivo que nunca. Vestía casual ―pantalones desgastados, camisa de cuadros y encima una chaqueta― aun así era el hombre más atractivo que jamás había visto.

―¿Te encuentras bien? ―preguntó sosteniéndola, ella se mareó. Apretó los brazos de él y cerró los ojos por unos segundos―, si te sientes mal puedo llevarte a casa. Dime algo.

―Estoy bien, estoy bien ―contestó alejándose lentamente, él volvió a sonreír causando que las pequeñas líneas al lado de sus ojos se arrugaran con deleite. Ella suspiró y se sentó a su lado, vio cómo se quitaba el gorro y pasaba sus dedos por ese cabello largo. ¡Era él, era Lucían!―. Soy Margaret Fabri, pero puedes decirme Maggy.

―¿Por qué no llamarla por su nombre? ―inquirió con media sonrisa, ella pasó sus dedos por su cuello recordando esas palabras, las mismas que Lucían había utilizado con ella―, Margaret es un nombre hermoso, tanto como quien lo posee.

―Lo mismo dijiste cuando eras rey ―susurró, él sonrió confundido.

―¿Disculpa?

―Nada... ¡Dios, creo que los tragos me han afectado mucho! ―balbuceó girándose, él soltó una carcajada juntando sus manos para echar la cabeza hacia atrás, ella apretó los labios viéndolo y no tuvo más dudas; era él―, ¡No te rías de mí!

―¡No lo estoy haciendo, Margaret! ―exclamó divertido, empujando su hombro con suavidad y ella rió―, ¿quieres acompañarme a decorar el árbol en casa de mis padres?

―¿Qué?

―Esta es una cita, Margaret, así que saldré de lo convencional ―indicó volviendo a pasar sus manos por su cabello para después ponerse el gorro y bajarse del asiento, ella lo imitó y él le hizo señas para que avanzaran, cuando Maggy pasó por la mesa de sus hermanos les hizo una seña y estos sonrieron y asintieron.

Caminaron en silencio hasta que ella se giró y posó sus manos en sus hombros deteniéndolo.

―¡No me lo vas a creer, Luke! ―exclamó haciéndolo detener abruptamente. Él alzó una ceja confundido―, no sé si fue un sueño, no lo sé... yo llegué a un reino y te conocí, bueno, no a ti, pero eras tú.

―¿Ok?

―Te llamabas Lucían y eras un rey, tenías un hijo llamado Hudson y dos hermanos: Arthur y Griselda; y dos padres amorosos.

―¿Sí?

―¡Sí! ―Pasó sus manos por su cabello―, yo... yo tuve que escoger a mi familia en vez de a Lucían, desde que me desperté no ha dejado de doler.

―Tengo un hijo que se llama Henry, mis hermanos son Arturo y Grecia ―murmuró él―, y los nombres riman, qué casualidad.

―Me estoy volviendo loca desde que desperté ―susurró, él sin saber que hacer optó por envolver sus brazos alrededor del cuerpo de ella, Maggy acostumbrada a sus brazos no dudó en restregar la nariz por su ropa y lo abrazó con fuerza. Era él, su Lucían sin corona, pero era él.

―A veces la mente nos juega una mala pasada, Margaret ―respondió pasando los dedos por su cabello con suavidad.

Él no tenía citas desde que su esposa murió en un accidente en esa época, pero desde que la líder del clan Fabri apareció en su puerta; él no pudo evitar decir sí. Sabía poco de Margaret, pero le dio curiosidad porque le dijeron que era una mujer grandiosa. Él no perdía nada con asistir a una cita arreglada, agregando que cuando la vio sintió que la conocía de hace mucho tiempo, sintió algo que hace mucho no sentía.

UN DESEO POR NAVIDAD (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora