Capítulo V: Taehyung

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Esta mañana mi madre y mi tía llegarán más tarde, han ido a la escuela, a la reunión con el director y los profesores. Me han dejado solo en la tienda, puedo aprovechar para escuchar una y otra vez y a todo volumen "Mic Drop" de mi banda favorita.

El volumen tan alto sirve también para alejar a los clientes, es algo que he notado, así como el hecho de que, puedo hasta concederme el lujo de ignorar las sonrisas y las expresiones de urbanidad y ocuparme de todo el que moleste lo estrictamente indispensable. Es decir, intervengo sólo si no tienen más remedio que gritarme que no pueden encontrar en los estantes lo que están buscando.
Sin embargo cuando le permito al disco seguir más allá de esa canción y "Dimple" empieza a sonar, me veo obligado a enfrentarme con otro aburridísimo asunto: con estas románticas notas de acompañamiento es difícil apartar la mirada.

Más allá del escaparate, justo debajo del cartel amarillo de Mundo Animal, está el sinvergüenza detrás del mostrador, revolviendo cajas y firmando recibos

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Más allá del escaparate, justo debajo del cartel amarillo de Mundo Animal, está el sinvergüenza detrás del mostrador, revolviendo cajas y firmando recibos. Coge en sus brazos un cachorro de perro labrador que acaban de entregarle y le sonríe con toda la ternura del mundo. Se me rompe el corazón al verlo de esta manera, recordando cuando me tomaba a mí entre sus brazos, me decía lo mucho que me quería. Lástima que ahora todo sea tan distinto.

Justo ahora ha llagado su novio a verlo, junto con su nueva mascota de ambos. Hoseok les da la bienvenida con una sonrisa, pero él, el muy puto, no se queda contento y exige un beso en los labios. Ahora tienen toda la pinta de una imagen de programa de televisión del corazón: Hoseok, él y el cachorro en medio que les lame las mejillas. Sus risas insonorizadas me ponen de los nervios.

Soonshim me observa torciendo el hocico, se le escapa un gemido. Su mirada promete que nunca más cederá a la tentación de las galletas de Hoseok, jura que resistirá a su infalible llamada, y lo hará sólo para protegerme, para sacarme de este complicado enredo. Nunca la he sentido tan cerca de mí, creo que dormir abrazados en la misma cama nos ha sentado muy bien.

Trato de distraerme con Facebook. De seguir así me volveré loco.

Durante la espera para que el ordenador se desperece mientras se enciende, los veo abandonar la tienda. Qué liberación. Acto seguido también en Facebook llegan buenas noticias.

Por fin un poco de sano movimiento, una cálida acogida. Invitaciones, mensajes, sugerencias y peticiones. El nuevo ciudadano empieza a cobrar cierta importancia. Si no consideramos el hecho de que ha sido Seungkwan quien ha animado mi vida social.

Sólo en este mes tengo nada menos que 14 invitaciones a eventos, entre los cuales hay un Pink Crazy Aperitif y un Smash Boys Party. Vaya. Siguen 17 invitaciones a grupos. Además, está «Single... los sueños se vuelven realidad», «Los de... Tres metros sobre el cielo» y «Los que ya no paran». Muy fuerte. Y no se acaba. Siguen: 3 invitaciones a causas que supongo benéficas, 1 invitación para el «birthday calendar», 1 solicitud para «you're sexy», 1 solicitud para «friends forever», 1 solicitud para «this kiss» y, para acabar, una solicitud para «¿eres idiota?».

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