Capítulo XV: Taehyung

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Mientras espero recibir respuesta por parte de Jungkook al mensaje que le he escrito, descubro que a mi familia le ha gustado la idea del profesor Bang y está lista para volver a ponerse en juego por última vez. Pero esperan de mi parte todo el empeño posible para que la iniciativa de los encuentros semanales de lectura se transforme cuanto antes en una realidad concreta. No puedo ocultar mi agitación, tengo miedo de no estar a la altura de la tarea. Por suerte Bang ha decidido apoyarme. Por esta razón preparamos una estrategia.

Para empezar, hemos decidido resucitar una tradición que mi abuelo empezó hace muchos años: cada vez que estaba a punto de aceptar nuevos productos invitaba a toda su familia a comer fuera. Decía que hay que acoger toda novedad con una celebración, es una forma como otra cualquiera para tratar de convertirla en un muy buen negocio.

Esta vez Seungkwan se suma a la familia, ya que al parecer se ha establecido en mi piso. Le he dado la tarea de elegir dónde comer y sus preferencias han recaído en un restaurante japonés que acaba de abrir. La verdad es que el propietario es un amigo de Vernon y él espera encontrarlo allí. Al fin y al cabo yo también lo espero, quizá Vernon, cuando lo vea, decida volver a acogerlo en su casa, a él y a esa rata de Shoper.

Tan pronto como me pongo detrás del mostrador de la tienda, ordenando ideas y estrategias, levanto espontáneamente la mirada más allá del escaparate para ver si en la tienda de Hoseok hay alguien.

Increíblemente hoy está cerrado. Fuera han puesto el cartel de «luto», aunque no se trata de un luto de verdad, normalmente es más bien una excusa. De todas formas, debe de haber tenido una buena razón para no abrir. Por muy irresponsable que sea, nunca cerraría sin una razón sensata. En realidad me imagino que su cerebro está de luto, eso sí: <<el despeinado ese>>> tiene que habérsela jugado bien.

El primer día de trabajo con la perspectiva de la nueva iniciativa no empieza de la mejor forma: estoy un poco distraído por el escaparate de Hoseok, y otro poco por la tardanza de la respuesta de Jungkook. Sin hablar de todas las subsiguientes paranoias.

El tal Jimin, a quien he visto en Facebook, es de una belleza asombrosa: ¿cómo puedo ni siquiera plantearme competir con una criatura como él? Parece fabricado en un laboratorio. Mira ese cuerpo. Será mejor olvidarme del tema.

Mientras tanto el profesor Bang me llama para proponerme un listado de escritores y poetas a los que podríamos intentar llamar para los encuentros de lectura. Ojalá conociera al menos a uno de ellos. Por lo visto no sólo soy un chico normal y un tanto gordito (aunque los que me quieren se conforman con describirme como una belleza imponente), sino también ignorante. ¿Puedo esperar conquistarlo en la primera cita? Quizá sea mejor que me centre en el trabajo y deje de atormentarme.

También Zelo, el novio de mi hermana, está participando en la iniciativa. Para los encuentros culturales necesitamos amplificador y micrófono y, ni hecho adrede, él tiene una tienda que vende este tipo de cosas. Naturalmente no nos cobra ni un won. También el carnicero se ha ofrecido a ayudarme y ha llamado a su yerno, que se ocupa de hacer mudanzas, para llevar el sofá de Friends a la tienda.

El humor general, tanto de mi familia como de todo el barrio, ha cambiado de forma radical. Incluso la abuela ha dejado de remover los recuerdos con ese semblante melancólico que nada tenía que ver con ella. Ha vuelto a ser la persona quejumbrosa de siempre.

De vuelta a casa, a la hora de cenar, Seungkwan me acoge con una sorpresa.

Soonshim y Shoper están disfrazados de la cerdita Peggy y la rana René, dos personajes de los Muppets, y de su collar cuelga un cartelito que dice: «Estaremos siempre contigo, pequeño Tae. Porque, recuerda: los novios pasan, los amigos permanecen».

Tengo que admitir que algunas ocurrencias de Seungkwan son geniales. Sin embargo la cerdita Peggy y René no parecen muy contentos con el número que les ha tocado interpretar: al final, pasar todo el día con un desocupado del calibre de Seungkwan no debe de ser fácil. Puede que los cachorros de la del cardado se lo pasen mejor.

Aun así la mayor sorpresa me la da Jungkook: lo encuentro conectado en Facebook. Dice que no tiene tiempo para una videollamada, lo esperan en una cena de trabajo, pero considera importante explicarme la situación.

Por lo visto la estancia en Ilsan ha sido dura, ni siquiera ha podido conectarse a Internet. Las fotos de la comida familiar las acaba de ver, si no habría encontrado la manera de contactar antes conmigo. Jimin ya pertenece al pasado, me lo puede jurar por lo que más quiere. Sostiene que no me había hablado de eso sólo porque su historia ya se estaba acabando y no tenía sentido ponerme al tanto de la situación. Quisiera poder creerle, pero no puedo. Ese beso sigue dando vueltas por mi cabeza, no me deja en paz.

«Créeme, Taehyung, no hubiera empezado todo esto contigo si estuviera a punto de casarme, como dices. No es mi estilo».

«Todo esto contigo». Eso es lo que ha dicho, negro sobre blanco. Entonces él también percibe que ha nacido algo. Algo especial. Si pudiera mirarlo a los ojos, a lo mejor todo sería más fácil.

«Tengo ganas de encontrarte —me escribe Jungkook—. También puedo esperar a que el destino siga su camino. Como bien dices, por un lado es más emocionante, aunque no te oculto que es arduo resistir la tentación de correr a tu tienda a buscarte».

Tiene que irse a la cena. Nos ponemos de acuerdo para encontrarnos mañana después de la hora de comer en Facebook, pero antes de irse hace una última petición. «Confía en mí, Taehyung —me dice—. En mi vida no hay nadie más».

Llegados a este punto tenemos que encontrarnos, incluso de forma banal, no importa. La idea de dejarlo todo en manos del destino empieza a consumirme. Necesito verlo para poder confiar en él y necesito confiar en él para volver a vivir.

¿Nos habríamos encontrado sin Facebook? Es una pregunta que se hacen millones de personas. Vete a saber cuántos hijos nacerán gracias a Facebook, cuántos serán los hijos de la globalización. Incluso un chico como yo, que hubiera preferido nacer en otra época, tendré que aceptarlo tarde o temprano.

Me voy a dormir pensando en él. Hoseok se asoma a mi mente justo un par de veces, pero por suerte puedo alejarlo casi enseguida, ayudada por los aullidos de Soonshim, que llegan muy oportunos: ella también parece querer recordarme que en la vida siempre hay que mirar hacia delante. A veces también hacia atrás, eso es cierto, pero sólo para recuperar algo bonito que hemos dejado en suspenso, como en el caso de Jeon Jungkook.




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Mi segundo nombre es Flash, sionorasa v:

Publique nuevo capítulo a la velocidad de la luz


*Baila de emoción pero solita :'v*

Ahora si empieza lo shido, preparense que el encuentro esta demasiado cerca, incluso yo lo espero con ansias :'v(?)

E

n fin... se me cuidan ❤ y bais(?)

FaceLove -《KookV》♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora