9.

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— Stave, estás muy pálido. —Fue lo primero que dijo al verlo, el aludido sonrió como si nada, pero no pudo responder de forma sarcástica al ser interrumpido por él— No digas nada, posiblemente abres la boca y se te irá el corazón.

— Estoy bien, de verdad, Outer. —Insistió, sin mirarlo a sus orbes, color azulino que combinaba con su cabello, no encontraba el valor para verlo— Solamente me bajó la presión, la altura mata.

— Este es un piso tres, la gravedad no afecta distinta  a menos de treinta metros, Stave. —Suspiró, estaba de pie cerca del baño, se notaba preocupado por el estado del rubio, quien al no expresar sus miedos solo pudo acunar su rostro entre sus manos, fue la única manera para que lo mirara— El edificio de astronomía tiene cinco pisos. 

 — Arquitecto debiste ser.

— Heh... —Sonrió ante su broma pero negó con la cabeza— Eres todo un caso, Stave. 

Pensaba que iba a agitarse más, que sus piernas flaquearían si Outer se acercaba o lo tocaba, pero no se esperaba sentir lo contrario a su temor, calma inesperada al sentir sus tibias manos en su piel, calidez que nunca había sentido con sus antiguas parejas, se vio obligado, a guardar silencio.

Pero no era obligación... Había quedado hipnotizado en los ojos ajenos, ver un brillo que le hizo querer quedarse así, la diferencia de altura era notable, pero suficiente para no tener que alzar el rostro para verlo por completo, nunca se había detenido en ver las facciones de alguien de tal forma.

Al darse cuenta de la situación en la que se envolvió, su rostro hirvió otra vez y se separó dolorosamente de sus manos para tomar sus cosas y empezar a guardarlas.

— ¿Qué sientes, Stave? —Dijo a espaldas del susodicho, palabras que detuvo su torpeza de huir— Después de haberte dicho eso, ¿Qué sientes?

— ...Yo... —¿Cómo decirle que después de esas dos palabras ya no sabía lo que sentía? ¿Que era todo un caos mental y cuando estaban cerca se moría de nervios pero ante su contacto irónicamente se calmaba y se sentía... bien? Era un manojo de sentimientos, enredados y sin resolución, cerró el cierre de su mochila antes de erguirse sin mirarlo, no se atrevía otra vez quedarse pegado en sus iris— ¿Lo que dijiste fue verdad?

—  Yo no mentiría con algo así, yo no te mentiría. Stave, me gustas y eso lo tengo en claro, y te daré todo el tiempo necesario para que me des una respuesta, no te presiones y deja tu mente fluir a tu propia velocidad. ¿Sí? Cuando sepas lo que sientes, dímelo.

Parado frente a la puerta escuchó eso, cada palabra, terminando en asentir y susurrando un gracias para irse sin más.

Me gustas. | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora