23.

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El lunes tras las clases, ordenó sus cuadernos tras realizar algunos ejercicios para adelantar su tarea y sentarse en el banco donde siempre esperaba su hermano, estaba nervioso, su corazón latía con potencia, ¿Y cuándo no? Aquellos últimos días habían sido agitados para su órgano, además de su cerebro.

Pero era hora de dejar todo el miedo atrás, sus sentimientos seguían siendo difusos, pero no podía ser otra razón por el revuelto que vivía, debía echárselo en cara y poder huir unas horas, ya al siguiente día con la consciencia más calmada podrían hablar mejor.

El vehículo aún no llegaba, y a los pocos minutos el peliazul se había sentado a su lado, todo su ser palpitaba, hasta estremecerse al sentir el meñique ajeno entrelazándose con el propio, correspondió el gesto, respirando profundo para hablar, aunque solo le salió una pequeña risa.

— Esto ha sido tan extraño. —Confesó, ninguno se miraba, no ahora— Desde ese día en la biblioteca, hasta el día en el campamento. Solo dos palabras y te digo, creía que iba a explotar.

— ¿Como supernova?  

— No, como estrellas de neutrones colapsando, a ese punto. —Se arregló el cabello que caía a sus ojos, suspiró— Dijiste que me lo tomara con calma... Pero no puedo dejarte sin una respuesta por tanto tiempo. Outer... te aprecio, haces que s-sienta muchas cosas, entre buenas y malas... Mi corazón late, mis mejillas arden, y la necesidad de estar contigo es algo que nunca creía q-que iba a sentir por alguien... Tú...  —Mientras hablaba, Outer tomaba más posesión de su mano, tomándola mientras la otra acariciaba la mejilla de Stave mientras hablaba, haciendo que ambos volvieran a cruzar sus ojos, los deseos no faltaban, pero no era hora— Tú también me gustas, Outer.

Terminaron por abrazarse, un abrazo que decía más que mil palabras, Stave se sentía mejor con haberlo dicho, más liberado, y una bocina los quitó del bello ensueño que estaban compartiendo.

— Entonces, nos vemos mañana, estrellita, gracias por la respuesta.

— Nos vemos... Esponjoso.

Con la mano se despidieron y así Stave entró al copiloto del auto de su hermano, hirviendo como nunca en vergüenza por ser mirado con tal sonrisa de Blard. 

—  ¿Cuánto miraste?

— Lo suficiente para saber qué sucede acá, heh, felicidades hermanito, estoy orgulloso de ti.

El mayor desordenó el cabello rubio de su hermano antes de partir, Stave rió y vio tras la ventana como su amado se iba por el otro lado de la calle, recién comenzaban una nueva aventura juntos, conocería a aquel chico más de lo actual, y estaba seguro que estaría feliz con él, también dando la oportunidad de estar tiempo con su hermano y ser una mejor persona.



Fin <3 

Me gustas. | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora