19.

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La tarde había sido pasajera, todos estaban con la intención de pasar un día en grande, comiendo de la comida de cada quien, hablando cualquier cosa y siendo en palabras de Stave, idiotas en su esplendor.

Se reía de las charlas, y a veces entabla una conversación la cual los demás seguían, hasta la hora de ir al lago, por su lado, detestaba el agua, siempre le salían sarpullidos que dolían si no se secaba con el material necesario.

Con Outer no habló más como si fuera uno más del resto, como si no existiera algo detrás de ellos, un ambiente reconfortante para el rubio, los demás también se comportaban como viejos amigos de toda la vida con sus actitudes correspondientes, había sido un buen día.

Solo quedó observando como los demás se bañaban y nadaban, haciendo bromas, era divertido verlos, aunque claro, le hacía recordar lo alejado que era con todos.

Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando manos frías y mojadas cayeron en sus hombros desnudos, miró frunciendo el ceño pero la vista le hizo tener otro tipo de escalofrío extraño.

Outer estaba desprendido de sus ropas, su torso y mostrando su figura para nada mala, podría decir que más marcado que el mismo.

Desvío la mirada al agua rápidamente, buscando paz interior.

— ¿No te gusta el agua?

— No somos muy amigos la verdad.

Además de tener ciertos traumas como el casi ahogarse cuando pequeño, solo dejó escapar una breve risa mientras ladeaba su sonrisa, estaba apoyado en un árbol en su fresca sombra.

El mayor caminó hasta la orilla del lago, metiendo los pies al mismo, el de pecas abrió sus ojos aterrado teniendo la idea de lo que deseaba hacer.

— ¡Oh, no, no! ¡No te atrevas!

— Ven. El agua no muerde. Moja tus pies. O lo haré de la manera difícil.

— Estoy bien acá. —Outer alzó su pie— ¡Vale, vale, tú ganas!

Stave se paró rendido para acercarse sutilmente hasta la orilla, estaba fría, creía que los demás al llegar iban a quedar tiritando, se río ante su pensamiento y caminó hasta quedar un poco más abajo de las rodillas.

El adverso rió y se le acercó, el de pecas trataba de ignorar su cuerpo, mirando su rostro, aunque sentía que era peor, era extraño como un cuerpo ajeno podía producirle tales nervios, era un hecho, estaba loco.

— ¿Ves?

— Está fría. Me moriré de hipotermia.

— Pff, bien, puedes salir si quieres.

— No, no, estoy bien. —Y lentamente se hundió para sentarse, aunque estaba fría mientras nadie le ahogara estaría bien.— Sólo no sé nadar.

— Yo tampoco, pero el agua refresca en este tipos de días.  —Outer se sentó a su lado— Prefiero el frío.

— Me gusta el verano.

— Tu ropa lo dice.

— La tuya también.

— Pero por lo menos en verano me quito lo innecesario, he visto que en pleno invierno no te abrigas muy bien.

— Mi hermano también me regaña con eso. Te llevarías bien con él.

— ¿Cómo se llama?

— Blard.  —Bajó la mirada y suspiró, estaba sintiendo algo de frío por lo que se levantó y se retiró— Voy a cambiarme.

Outer asintió pero no insistió.

Me gustas. | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora