11.

190 49 11
                                    

No pudo dormir, mucho menos con el estómago vacío, posiblemente no había comido por mera flojera, y ahora su cuerpo estaba pagando las consecuencias, revisó la hora desde el reloj de su celular, y reprimió la sorpresa al ver llamadas perdidas, eran de su hermano.

Al menos habían pasado cinco minutos y no se ganaría otra riña por no contestar.

"Buenas noches, soy el testigo de Jesús." Saludó Stave al oír la voz de su hermano al otro lado de la línea solo rió.

"No te seguiré el juego porque estoy tomando en cuenta que eres ateo, Stave."

El aludido sonrió, y mientras escuchaba la llamada bajaba a buscar algún emparedado para dejar que su estómago gruña, desde donde llamaba su hermano, se escuchaba ruido de más personas, revisó el calendario de paso cuando se dio cuenta qué día era.

"Déjame adivinar, llegarás tarde. No me di cuenta, son las ocho de la tarde."

"Últimamente estás más distraído que yo por lo que sé que recién te diste cuenta."

"Hermano, deja de leer mi mente." Ambos rieron. "¿Estás con Geno?"

"Sí, me voy a quedar en su casa esta noche, ¿No te molesta verdad?"

"Puedo sobrevivir con mis habilidades de supervivencia."

"No quemes la cocina."

"Gracias por tu apoyo." Rodó los ojos sonriendo. "Felicidades por su aniversario, por cierto, pásalo bien, y saludos a mi cuñado."

"Gracias, se lo diré, te dejo, cuídate mucho, hermanito, te quiero."

"Yo también me quiero. Disfruta tu velada."

Observó el celular después que colgara, y se quedó pensando en sus últimas palabras, ¿Tanto le costaba decirle a su propio hermano que lo quería? Necesitaba urgentemente consultarlo con la almohada, al menos su charla le había animado la tarde solitaria.

Me gustas. | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora