18.

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La vista era increíble, el cielo estaba despejado y sin rastros de nubes, le hacía ilusión poder admirar aquellos pequeños puntos diminutos que en realidad eran mucho más grandes que él.

Aunque nuevamente su mente no pudo evitar pensar en él, en todo lo que viera, su mente jugaba consigo y la imagen del peliazul le hacía estremecer por completo, no estaba seguro si eso era gustar, tenía miedo de que solo fuera momentáneo y una jugarreta de su cerebro.

O un juego del mismo Outer.

La inseguridad le hacía daño, desconfiar siempre hacía peligrar en sus amistades, y empezar un romance le aterraba, tenía miedo, estaba confundido de presentar los síntomas tan semejantes a amar, quizás cuando estuviera aburrido haría una lista de lo que le ocurría al estar con él a su lado o solo pensar.

Unas manos frías le quitaron de sus pensamientos, asustándose en el acto, paralizado pensó que era un secuestrador pero la voz que escuchó no supo si fue peor o un alivio.

— ¿Quién soy?

— Deberías ir al médico si no te acuerdas de quién eres, eso es grave.

El mayor rió y quitó sus manos de su rostro, Stave se había dado cuenta que estuvo suspendido mirando el cielo el tiempo suficiente para que el otro grupo llegara, es más a los segundos pasaron saludando el de ropas celestes y su pareja, nuevamente quedando solos en la cima.

— Es un bonito lugar. ¿No crees? 

— Está más bonito el cielo. 

— No es de noche, Stave.

— Entonces lo será.

El mayor miró al de pecas, quien al sentirse observado correspondió el cruce de miradas, tragó saliva, sus pupilas y cabello brillaban junto al sol, su piel lisa y sin marcas, desvió el rostro para mirar como los árboles se hacían paso creando un bosque y al fondo, donde debían ir, un lago no tan conocido pero perfecto para un baño.

— Espero que te guste el lugar. No sé si te guste el lago, lo demás ha sido planeado por ellos.

Tras oír la justificación del mayor, partió bajando, quedando otra vez solo, pensativo de sus palabras, su rostro hirvió y tuvo que abrazarse para equilibrarse, él había dado la idea de salir a aquel lugar, había pensado que allí estaría a gusto.

Tragó saliva y caminó, y su corazón por sí solo demandó disfrutar el lugar por él.  

Me gustas. | OuterStaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora