Paperplane (Narry Storan fanfiction)

Capítulo 22: Nada

Harry'sPOV:

-¿Y estás saliendo con alguien?- preguntó Louis, tomando un sorbo de su café.

Terminado el evento, él y yo habíamos ido a cenar juntos, y ahora disfrutábamos de la compañía del otro y de café, a las once y media de la noche. Cuando pasas tanto tiempo sin ver a tu mejor amigo, había mucho de que hablar.

Sonreí. Louis no sería ni gay ni bi... pero era muy curioso sobre... el lado oscuro de mi sexualidad.

-Sí- dije simplemente.

-¿Y es una chica o camina por la otra acera contigo?

Levanté una ceja y le miré, divertido

-Yo no soy de la otra acera. Yo camino por en medio de la calle.

-Pues cuidado, que no te atropellen- no pude contener la risa. ¿Cómo se puede ser tan idiota?

-Eres un estúpido, Tomlinson. Sí, es un chico.

-¿Y cómo es?

-Y luego el gay soy yo...

-Cállate, Ricitos. ¿Cómo es?

-A ver... es bajito. Rubio, de ojos azules, más bien delgado y pequeño. Es muy inseguro consigo mismo, muy tierno, dulce e inocente. Tuvo una vida bastante difícil, pero creo que le estoy ayudando.

-Que mono.

-Gay.

-Tú.

-Es mío.

-No lo quiero.

-Ni se te ocurra.

-¡Que no, que no me van los tíos!- protestó Louis entre risas-. Y aún que me fueran, no te lo quitaría.

-Claro que no. No puedes competir contra mi. Y si fueras gay, yo mismo te hubiera abierto el culo y te tendría atado a mi cama, gilipollas- bromeé.

-Uh, que rudo, Harry. Que el rubio no te escuche decir eso.

-Le quiero más que a ti.

-Yo también le quiero mas que a ti, y ni le conozco- me sacó la lengua.

-¿Ah, sí?- me crucé de brazos, falsamente enfadado.

-Sip. Pero un poco tonto es, si sale contigo.

-Te odio, Louis Tomlinson.

-Yo no, ¡yo te amo, Harry!

-Que te follen, guarra.

-¡Fóllame tu, átame a tu cama!- se me tiró encima, entre carcajadas.

-¡Ew, no! Quita- protesté divertido.

-Pero yo te amo más que el rubio, Hazza- e hizo un pucherito.

-Te concedo cinco segundos para quitarte de encima o ya estás corriendo.

-Ok, me quito- afirmó, divertido, y volvió a su asiento.

Negué con la cabeza, divertido, y saqué mi móvil del bolsillo.

¿Estaba apagado?

Fruncí el ceño. ¿Me había quedado sin batería?

Pero el móvil se encendió. Ah, pues vale.

Al ver las notificaciones, mi corazón dejó de palpitar.

Centenares de llamadas, mensajes y whats de mi madre y Cher.