Paperplane (Narry Storan fanfiction)

Capítulo 23: La caja

Harry's POV:

Cher y mi madre estaban esperando ante la habitación 247 cuando llegué.

Cher estaba muy pálida, y mi madre temblaba.

-¡Harry- chillaron ambas, y me abrazaron. Sonreí tristemente.

-Vale, ya va... Ya estoy aquí. ¿Alguien me cuenta qué ha pasado?

Cher miró a mamá, que suspiró.

-Verás... en la planta de arriba hay ingresada una chica que sufrió quemaduras en un incendio por culpa de un cigarro.

-Penny. Niall me ha hablado de ella.

-Sí, El caso es que Niall le regaló una caja de cigarros, y...

-Un momento, ¿de donde la sacó?

-No lo sabemos. Pero convenció a Penny de que se la fumara en la habitación, activando la alarma, y sumiendo el hospital en el caos. Y cuando se calmó... él ya no estaba.

-¿A qué hora fue eso?

-Sobre las seis de la tarde.

-Siento llegar tarde. Me he perdido por el hospital, y...

-¡Louis!- Cher saltó sobre el joven y lo abrazó con fuerza.

-Hey Chezzy, ¿qué tal?

-Horriblemente, mi amigo gay se ha fugado.

-Ya me lo han contado...

Antes de entrar en la habitación,le hice una seña a Louis de que guardara silencio. No era caso de que ellas supieran los secretos de Niall. Luego entré en silencio y les dejé hablando.

Mi corazón se hizo pedacitos. No es que fuera muy distinta a como solía estar. Limpia, ordenada. Blanca, muy blanca, y un poco aburrida.

Pero faltaba Niall. No había su cálida presencia, su risa escandalosa y sus besos con sabor a galleta, que por raros que fueran, eran los mejores del mundo.

Quizás, lo único que desentonaba en la fría blancura de la sala era el jersey que alguna vez yo le había regalado, que reposaba desordenadamente en la cama individual. Pasé la  lana y me estremecí. Relmente no estaba...

Con calma fingida, obligándome a mi mismo a restar impasible, abrí el armario, buscando algún indicio sobre dónde podía estar, pero obviamente sólo había ropa. Muchas camisetas blancas de algodón, muchos pantalones blancos de algodón y alguna sudadera o chaqueta de colores. Cerré la puerta con desgana. ¿Nada más? ¿Ahí terminaba todo? ¿Lo había perdido?

Entonces la vi: la mesilla de noche. Los recuerdos llegaron a mi mente claramente: yo buscando un inhalador, una caja roja, un libro... y un primer beso.

Como si pudiera explotar en cualquier momento, abrí el cajón y saqué la caja roja de latón. Tenía el dibujo desgastado de una antigua marca de galletas y lucía de lo más normal. ¿Qué oscuro secreto guardaba? ¿Drogas? ¿Armas? ¿O a lo mejor...?

Fotos. Y papeles.

Lo primero que vi fue una foto. La típica foto que hace una Polaroid. Un joven moreno de unos dieciséis años, vestido sencillamente, caminaba con tranquilidad en una calle un poco hecha polvo. Alto y desgarbado, levantaba la mirada al cielo sonriente. Era realmente guapo, y la foto estaba muy bien tomada, de manera que los rayos de sol acariciaban su piel tostada.

Le di la vuelta a la foto, para observar el escrito del reverso.

"Toma ya, si parezco modelo y todo" decía una caligrafía alargada. ¿La del chico de la foto? Bajé la mirada, había más... "¡Zayn, no toques mis fotos!"