Capítulo 32

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Tomo una vez más todo el aire que puedo – ¡Trevor! – golpeo su puerta una sola vez pero con buena fuerza

Escucho una cantidad de pasos dentro de la habitación y después de uno segundos se asoma a la puerta y ni siquiera es capaz de abrirla entera... Tranquilo pedazo de idiota que yo ya sé que no están jugando con barbies.

-¿Qué sucede Jazmín? – habla muy bajito

-Que eres un idiota y no vamos a coger nunca jamás... - me doy por victoriosa pero tengo que rematar – ah.. Y voy a pedir traslado para trabajar con tu hermana – me giro apoyándome en los talones dispuesta a volver a mi habitación con naturalidad... bueno quizá un poco tambaleante, me reprendo por decidir a última hora mejor no traer el vibrador conmigo, solo por pensar que quizá lo iría a usar con ella.

-¿Estas ebria? – escupe con asombro y bastante molesto al parecer

Opto por ignorarlo y continúo caminando hacia mi habitación, la cual cierro delicadamente sin siquiera permitirnos cruzar miradas. Y ya esta Despedida retumba la palabra en mi cabeza con total reproche, soy una idiota, no tengo por qué hablarle así, se supone es mi jefe...
Ni mierda... que le den por idiota, la otra parte en mi cabeza toma lugar y me siento más familiarizada con ella... definitivamente, ebria o no, he tomado una decisión, y desde ya no volvemos a coger, no tener que tocar nada, ningún tema que implique temas personales, seré únicamente Jazmín la asistente y analista del señor Trevor Stock. Mis ojos comienzan a cerrarse y sin más, entre mareo y poca estabilidad me permito dormir profundamente en los brazos de Morfeo.

El jodido tirin del celular al recibir mil mensajes me despierta, gruño molesta, mi cabeza duele pero no mucho, suspiro con desgano, no quiero hacerle frente al día que está por venir, primero porque sé que hoy es el día de la negación y la auto culpa por idiota.

Miro el celular y tengo un montón de mensajes de Trevor... ¿Qué querrá ahora? No me interesa que me cuente cuan placentera fue su noche. Sin especular más, opto por comenzar a mirar los mensajes.

-Buenos días Jaz

-Me gustaría que despertaras

-Jaaaz, ¿Cómo haces para dormir tanto?

-¿Te ha dado tan duro la resaca?

-Por Dios... mujer... ¿estas viva?

-Jaz... estoy aguantando hasta donde más no puedo para pedir unas llaves de emergencia y ver que existes

*Cinco llamadas perdidas*

-Me rindo...

-Tengo algo especial para ti, me gustaría que cuando despertaras vinieras a mi habitación...

-te espero

Arrugo la nariz poco convencida... ¿y a este que bicho le pico?... miro antes la agenda del día, tenemos una reunión breve a las tres de la tarde, apenas y son las diez de la mañana, estamos a tiempo.

Me doy un merecido baño, que me ayuda un poco con el mareo que tengo, busco entre todo unas pastillas para tomar y encuentro paracetamol, me tomo uno con agua y continuo con el proceso de vestirme. Unos vaqueros, los mismos zapatos de ayer y una camisa básica negra, y ni que decir de la ropa interior, entre toda la empacada, he escogido de dos colores diferentes, no tengo de algodón pero al menos será una muestra de que no me interesa nada.

Tomo mi celular, la llave de la puerta y tras un suspiro me dirijo a la otra habitación.

Después de un par de golpes abre un hombre con un aspecto hermoso, bastante agraciado y con un ánimo demasiado bueno y alegre para mi día. En el fondo me duele perder ese poco de contacto que hemos tenido, pero no puedo seguir con algo que probablemente me hará terminar herida.

Suit of Strangers (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora