Prologo.

22.5K 815 18
                                    

Sus ojos me consumen por dentro, el alma se esfumó de mi cuerpo solo para contemplarlo,¿Cómo puede ser tan descarado?, trato de darle a entender que conozco su mirada y con una sonrisa me responde que lo sabe… ¡al menos que tenga la intención de disimular!… todos en la cafetería quizá se hayan dado cuenta de nuestra mirada… y yo odio captar la atención, pero parece que a él – quien quiera que sea – no le interesa en lo absoluto.

Me decido por enfrentarlo también, dejare de bajar la mirada, quiero que detenga su juego. Lo miro fijamente, buscando que se incomode y mire a otro lado, pero sus ojos cada vez son más intensos, puedo detallar el dulce color gris con motas de sus ojos, cada vez es más ¿Cercano?...

Su mano pasa por la silla frente mío y se sienta sin previo aviso, sigue viéndome tan fijamente que mi cuerpo tiembla y por alguna razón me veo tentada a estirar las mangas de mi camisa hasta tapar mis dedos.

-¿Si...?  - enarco ambas cejas esperando una respuesta, o al menos eso debería suceder luego de su acto descarado

-no lo sé… tu me llamaste con la mirada – responde. Curva sus labios en una media sonrisa y enarca una ceja con seducción

-no seas idiota – murmuro por lo bajo mientras que por primera vez en un largo minuto bebo un poco de mi té de manzanilla

-¿es costumbre tuya maldecir ante desconocidos? – sonríe sin prudencia alguna, está disfrutando de algún tipo de chiste personal

-¿es costumbre tuya ser arrogante? – respondo con otra pregunta y agrego una sonrisa falsa pero sarcástica

-sí, sí lo es – ladea su cabeza un poco y despega sus labios lentamente, apenas lo necesario para distraerme

-Me tengo que ir – me levanto de la silla algo incomoda

Su mano viaja con rapidez hasta mi brazo, me agarra de la muñeca y yo gimo de dolor.

-¿Qué hay de malo contigo? – chillo tratando de camuflar mi dolor con enojo

-siéntate por favor – me mira directamente a los ojos de nuevo y no me puedo negar por dos simples razones

Una, mi cuerpo extrañamente quiere quedarse, una estúpida y sencilla curiosidad esta casi obligándome a quedar y dos, mi muñeca escuece de dolor… bueno quizá debería cambiar el orden de importancia.

Vuelvo a tomar asiento y él libera mi muñeca, instintivamente la llevo bajo la mesa y la masajeo un poco.

-no sabía que fueras débil, lo siento – se disculpa mientras mira en dirección a mi mano adolorida oculta bajo la mesa

-quizá ese sea un problema… no sabes nada de mi… ¿Por qué será? Oh si, quizá porque nunca nos hemos visto… - el sarcasmo y el enojo empiezan a fluir, cosa que nunca me sucede, o no con frecuencia, he encontrado otras maneras de explotar mis demonios.

Entonces recuerdo que yo tenía una conversación interna… si con mi cabeza.

-¿pensativa? – él, quien quiera que sea me distrae

-De hecho si, y eso estaba haciendo hace un rato, hasta que llegaste… - lo culmino con la mirada mientras me distraigo un poco

Hace mucho que sostengo conversaciones en mi cabeza, siempre hablo de muchas cosas. Quizá se piense que estoy loca – aunque nadie entra en mis pensamientos y solo yo podría creer que estoy estar loca – pero en fin, la voz, se ha vuelto rutinaria… todas las personas la escuchan, de hecho cuando alguien lee esa es la voz, el problema es que yo sostengo conversaciones con ella para matar el aburrimiento.

-¿nunca te han dicho que es de mala educación mantener secretos en presencia de otros? – y vuelve a interrumpirme con su arrogancia

-¿no sabes que para sostener un secreto deben haber mínimo dos personas y un tercero?, pero aquí solo hay uno de cada uno – vuelvo mi atención a sus ojos, es lo único en lo que puedo mantener fija mi mirada

-si piensas bastante y no me lo dices, eso puede ser considerado como secreto – mientras lo dice la mesera llega con un café y lo coloca frente a él

-¿ahora se supone que debo contarte lo que pienso? – chillo enojada… pero mantengo la calma

-o entablar una conversación… - ríe orgulloso  mientras toma un poco de su café

-por alguna razón vine a un café sola – pongo los ojos en blanco y desvió mi mirada de su rostro

No es por nada pero mis nervios aumentan puede ser un violador o secuestrador en potencia  y si actúo extraño pueda que me haga daño… pero debo admitir que algo en el me causa cierta confianza.

-y ese ha sido un gran problema – muerde su labio y retira el café de su lado – nunca me acostumbrare a estas cosas – lo señala con desprecio

-si… claro… lo entiendo – asiento sin razón alguna, dejando que el sarcasmo quite un poco la tención

-¿sufres de lo mismo? – sonríe en busca de mi mirada

-de algo parecido, en realidad – enarco ambas cejas y hago una mueca

-¿y qué es eso parecido? – cruza sus brazos sobre el pecho, así tensionando sus músculos y dando a relucir que es bien ejercitado

-que jamás me acostumbrare a que extraños se sienten conmigo sin permiso o razón alguna – sostengo la mirada sobre mi té

-que bueno… porque ya no somos extraños – me guiña un ojo y siento que me desmayare por culpa del estrés que me causa

-me tengo que ir – junto las manos a nivel de mi espalda y me levanto de la pequeña silla ágilmente

Esta vez no me detiene y agradezco mentalmente que no me tomara de la muñeca, ya no soportaría el dolor que su agarre me causa, no es que yo sea débil, es que él parece extremadamente fuerte.

Camino rápidamente hacia la salida, pero antes me asomo un poco hacia la mesera que me atendió para agradecerle su corto servicio, ya que no pude… ni siquiera tomar tranquilamente mi inocente té.

-¿A dónde vamos? – susurra. Pasa por mi lado y camina a mi paso

-Gracias – lo ignoro. Murmuro a la mesera y esta asiente con una sonrisa tímida

Sigo caminando y salgo de la cafetería a paso firme, él sigue tras mío y cada vez me siento más incómoda, la pequeña llovizna que la tarde ofrece me hace dar un leve temblor, así que  por el frío y los nervios estiro otro poco las mangas de mi camisa, pero el roce con mi piel hace que de un leve gemido. Puedo jurar que se me hará un moretón por su culpa.

-es tarde para salir sola ¿no lo crees? – no hay una sola pizca de duda en su voz, por lo que no respondo y me limito a seguir con mi camino – ¿es normal que salgas a esta hora? – repite insistente y me encuentro poniendo los ojos en blanco. ¿Cuál será su problema?

-¿puedes dejar de seguirme?… juro que llamare a la policía – busco el celular en el bolsillo trasero de mis pantalones pero me mantengo caminando

-¿y qué dirás?... un chico en la calle me está siguiendo… - habla con voz nasal y chillona… ¿se supone que me está imitando?

-sí. – escupo – ¿Y debo suponer que así suena mi voz? – respondo con enfado  

-fácilmente puedo decir que este es el camino a mi casa… y no… a lo de tu voz… la tuya es más dulce  – al parecer ya había pensado las posibilidades de mis respuestas

-no me importa… déjame en paz – me detengo y siento un pequeño aire recorrer mi cuerpo con su toque en mi hombro.

-------

¡¡HOLA!! BUENO, NUNCA HE HECHO NOTAS DE ESTAS Y NO SE QUE SE DICE, SOLO ESPERO LES GUSTE LA HISTORIA, Y QUE DEJEN SUS VOTOS Y COMENTARIOS PARA ANIMARME =) GRACIAS POR LEER XOXOXOXOXO

Suit of Strangers (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora