Capitulo 30

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La jodida puerta suena una vez más... no he pedido servicio al cuarto ni nada por el estilo, lo que hace que me haga una idea de quien está al otro lado de la puerta y sin pudor alguno toca con tal desespero.

Ruedo los ojos resignada, me espera una hermosa cara de pocos amigos, junto a un supuesto reclamo, y mil maneras de preguntar por que siempre me marcho en la mañana y lo dejo durmiendo sólo... y la verdad... no tengo una respuesta concreta a ello, sólo sé que en caso de que las cosas se me salgan de la mano puedo decir y argumentar que solo soy su empleada y que no tengo algún compromiso laboral que diga que si compartimos cama tenemos que amanecer juntos, es más como un compromiso social, pero tampoco somos nada... así que de una u otra manera quedo libre de sus reclamos.

Sinceramente me siento algo mal con ello, pues es degradar un poco quien soy, pero es eso o tener que aguantar más de lo que él ya significa.

-¿Si? – sostengo una falsa naturalidad y somnolencia mientras abro la puerta

Sus ojos reflejan enojo, pero no dice nada, esta sin camisa, con sus pantalones grises de pijama, es como que se acaba de levantar... y bueno en realidad nada diferente a mí, que aun sigo con su camisa y con cara de que no he dormido en años pero es solo el efecto de dormir profundo.

-Señor Stock – aparento estar desentendida con su presencia

Solo tensiona su mandíbula y se abalanza sobre mi cerrando con fuerza la puerta detrás de él y agarrando mi rostro con ambas manos para besarme con total brusquedad.

Me desperezo aun si abrir los ojos, estiro mis brazos y piernas, las sabanas se resbalan por mi cuerpo y los pies se me erizan al hacer contacto con el frio aire, la cama esta vacía, por lo que asumo se ha ido, me levanto y de mi ropa tomo un pantalón negro ajustado, unos interiores negros y una blusa negra traslucida que me queda completamente desajustada, para hoy no hay agendado nada importante, y de igual manera este tipo de ropa en algunos casos se considera algo formal.

Entro a la ducha y luego de una larga jornada de sexo mañanero, me doy el gusto de relajarme, las imágenes de todo lo que ha pasado en este viaje se pasan por mi cabeza, es simplemente excitante, y algo que no se olvidara con facilidad, aun me pregunto cómo hare para poderle ver a los ojos cuando volvamos. Quizá lo mejor sea pedir un traslado a otra planta, quizá irme con la hermana de Trevor no sería mala idea, estoy casi segura que no me la negarían.

-Jaz... - su voz se escucha desde la habitación

No respondo, simplemente ha de asumir que estoy en el baño y tiene que irse y regresar luego.

-He traído para desayudar jugo de naranja, café, waffles, y huevos... - su voz se escucha ya dentro del baño

-Gracias, espera que salga y comemos si quieres – me avergüenza la idea de que este allí, sé que es algo estúpido en realidad, nosotros follamos, y estamos juntos y demás, y no soy capaz de estar sin ropa cerca de él.

-Descuida que salimos al tiempo – Corre la puerta y allí lo veo quitándose la camisa y finalmente los bóxer

No sé qué cara he hecho, o si mi expresión es un jodido chiste, pero suelta una ruidosa carcajada, tanto así que aprieta un poco su estomago y sus marcados abdominales.

-Jazmin, por dios... es como si hubieras visto un muerto – habla entre risa

-Ya quisiera yo... ¡Estas desnudo Trevor! –chillo nerviosa

-Si te parece muerto, podemos ayudarlo a vivir – la burla en su rostro es notoria

Me ha parecido infinitamente vulgar lo que acaba de decir, aunque admito que ver esa sonrisita en su rostro me causa algo de gracia, me puede más el enojo así que tomo una manotada de agua y se la tiro en la cara.

Suit of Strangers (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora