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JANE POV

- Vamos- Alex tomó mi mano y rápidamente salimos de ese asqueroso lugar

Caminamos rápidamente hasta la calle, la que cruzamos en un segundo hasta llegar al auto. Al entrar en él, instantáneamente me sentí segura.

Alex encendió el auto, y salimos rápidamente de ahí. Durante todo el viaje guardé silencio, al igual que él.
Al llegar a la casa, simplemente me bajé del auto, y caminé hacia mi habitación, sintiendo cómo Alex seguía mis pasos; sin importarme que me estuviera siguiendo cerré la puerta de mi habitación y me apoyé en ella por un instante, necesitaba pensar en lo que había pasado anteriormente.

Me levanté lentamente, y al instante escuché unos golpes en la puerta.

- ...Jane..por favor déjame entrar..- escuché la voz de Alex

- Sólo...Déjame descansar por un rato- susurré

- Sé que no quieres descansar- murmuró

Decidí ignorarlo, así que me dirigí al baño. Ya estando allí, encendí la ducha, dejando que el agua se calentara con el tiempo mientras me deshacía de la ropa. Analicé mi cuerpo en el espejo, miré mis piernas, mis curvas, hasta que llegué a mis brazos, donde mi mirada se detuvo al ver unas marcas rojas, al verlas, recordé cómo me había retenido aquel señor, del cual no sabía su nombre, pero debía averiguar.

Asqueada al ver aquella marca en mis brazos, me metí rápidamente a la ducha, para así borrarla. Al cabo de unos minutos, salí y me puse una pijama que curiosamente había dejado en el baño.

Al abrir la puerta del baño, di un brinco del susto que me llevé al ver a Alex sentado en mi cama, al verme simplemente suspiró.

- ¿Cómo entraste?

- Tengo llaves- dijo como si fuera algo obvio

- ¿Qué quieres?- dije cruzándome de brazos, impacienciente

- Necesitamos hablar

- ¿Sobre qué?

- Sobre lo que pasó antes

- Oh, ¿Sobre la entrega de drogas de la cual no me habías hablado?- dije enfadada

- Vamos, no tienes por qué enojarte- dijo levantándose de la cama

- Ah ¿No?

- Ya te he dicho que no deberías meterte en mi vida privada, no te hará bien hacerlo- dijo con un tono duro

- ¿Entonces por qué me contaste sobre las peleas ilegales?

- Tú seguías insistiendo con saber qué sucedía- rodó los ojos

- Cada vez que avanzo un paso más hacia ti, retrocedo dos

- Si no fueras siempre tan insistente con saber lo que sucede alrededor de mi vida, tal vez todo sería más fácil- dijo en un tono elevado

- Pues ¿Sabes qué? Mejor desde ahora en adelante no me digas nada, haz lo que quieras con tu maldita vida, que no me importa- dije mientras daba zanjadas hacia la puerta, para después cerrarla de un portazo.

HONNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora